Convenio azucarero, de alivio... y de riesgos
No queda claro si es el punto final de la controversia o si puede reabrirse en la renegociación del Tlcan, dice experto
Emiko Terazono y Jude Webber/ Esta semana hubo suspiros colectivos de alivio en el Cinturón del Maíz (Cornbelt) de Estados Unidos ante la perspectiva de que finalice el acuerdo comercial entre los gobiernos de México y Estados Unidos.
El convenio —que se considera ampliamente como un ensayo para las renegociaciones del Tlcan— implica la reducción de la cantidad de azúcar refinada que México exporta a EU, mientras que al mismo tiempo impone un incremento de 8 por ciento en el precio, lo que redujo la competitividad respecto al producto estadunidense.
La industria azucarera estadunidense, con gran influencia política, que argumentaba que un vacío legal le permitía a México negarse a suministrar azúcar morena, finalmente respaldó el acuerdo después de que el Departamento de Comercio endureció las disposiciones.
El acuerdo evita una disputa comercial con la que el gobierno de Trump podría haber impuesto un arancel de importación de 80 por ciento al azúcar mexicana. A cambio, México se preparaba para tomar represalias con aranceles por su cuenta al jarabe de maíz de alta fructosa de EU (HFCS, por su sigla en inglés), el edulcorante líquido que se utiliza principalmente en los refrescos.
El factor México pesó en los productores de HFCS de Estados Unidos: Cargill, Archer Daniels Midland, Ingredion y Tate & Lyle, a raíz de la elección de Donald Trump como presidente de EU. Las acciones de las compañías de ingredientes de alimentos cayeron, las de Tate & Lyle 6 por ciento y las de Ingredion 8 por ciento desde noviembre del año pasado, ya que las preocupaciones sobre México afectaron la percepción. Ya que el consumo de HFCS estadunidense disminuye en el país, las exportaciones a México contrarrestan el problema y representaron alrededor de 11 por ciento de la producción total del año pasado en EU, de acuerdo con Mikheil Omandze, analista de BNP Paribas.
Si Estados Unidos perdiera acceso al mercado mexicano “podría llevar a que las utilidades de los productores de HFCS se redujeran a la mitad en el corto plazo”, dice.
Los analistas advierten que se mantienen los riesgos comerciales entre México y EU. Martin Deboo, analista de Jefferies, dice que no está claro si el acuerdo del azúcar “es el punto final del asunto sobre el comercio transfronterizo de edulcorantes, o si está sujeto a una reapertura como parte de la negociación más general del Tlcan”. Omanadze dice que los riesgos “todavía no se reflejan totalmente en las acciones”.
La demanda de HFCS en Estados Unidos tal vez está cayendo, pero se mantiene como una parte importante de las carteras de Cargill, ADM, Ingredion y Tate & Lyle. Las compañías han visto un aumento en los precios anuales de los contratos con los clientes de refrescos, como Coca-Cola y Pepsi, ya que la capacidad de producción se redujo en 2015 con el cierre de plantas.
Algo más importante: los precios del edulcorante cayeron y son más estables en comparación con los precios del azúcar, que tiene episodios de volatilidad. “El menor costo de los HFCS fue la forma como el producto se volvió tan dominante en la industria embotelladora en unos cuantos años”, dice Paul Kortenkamp, consultor de edulcorantes de McKeany-Flavell.
El precio de contrato de 2017 para el sector de HFCS es de 27 centavos de dólar por libra, 8 por ciento más en comparación con el año anterior, y 80 por ciento más que hace una década, de acuerdo con las estimaciones de Jefferies. A pesar del incremento, el precio todavía se mantiene casi 10 por ciento más bajo que el precio reciente del azúcar en EU, por lo que se vuelve un precio competitivo.
Un área de crecimiento para los productores de edulcorantes es Europa, donde el jarabe de alta fructosa se hace tanto de trigo como de maíz y se conoce como isoglucosa.