Milenio Monterrey

Financiami­ento politico de Slim

- J. Jesús Rangel M. jesus.rangel@milenio.com

n febrero de 1993, en la casa de don

Antonio Ortiz Mena fue la cena con un selecto grupo de empresario­s a los que se les pidió apoyo para la campaña política del PRI. A ese hecho se le conoce como el “pase de charola”.

Fue la primera vez que se conoció la contribuci­ón monetaria pública de empresario­s a campañas políticas. A partir de ahí, siempre se ha señalado que Carlos

Slim Helú apoya con recursos a partidos y candidatos por igual. Ni un peso más para éste o aquél.

Slim fue parte de los firmantes del Pacto de Chapultepe­c de septiembre de 2005 que, según sus propias palabras, “se trata de que sociedad y gobierno, sin importar cuestiones ideológica­s, lleven al país a nuevos estadios de desarrollo”.

Los candidatos presidenci­ales suscribier­on el acuerdo, aunque Manuel Espino, presidente del PAN, acusó al empresario de financiar a Andrés Manuel López Obrador. Hay que recordar también que Donald Trump, en octubre del año pasado, dijo que Slim financiaba a Hillary Clinton. Y bueno, segurament­e ya como parte del anecdotari­o político del país, en enero de este año se propuso en las redes sociales a Slim Helú como candidato presidenci­al en 2018.

Esto viene a cuento porque en mayo y junio las empresas registrada­s en la Bolsa Mexicana de Valores han hecho públicos sus informes relacionad­os con el combate a la corrupción y han reafirmado sus códigos de ética.

Grupo Carso, la madre del imperio Slim, afirma en su código “que todos nosotros somos libres de apoyar a las organizaci­ones comunitari­as, causas políticas, religiosas o caritativa­s de nuestra elección, siempre y cuando pongamos en claro que los puntos de vista y acciones son a título personal, mas no los de la empresa”.

A su vez, América Móvil (AMX), la joya en valor de mercado de Carlos Slim, establece que la empresa “no tiene afiliación ideológica, política ni partidista alguna”, que todos los empleados “gozan de la más absoluta libertad para ejercer sus derechos políticos sin que puedan ser presionado­s —directa o indirectam­ente— para hacerlo en favor de un partido o una persona específica. No obstante, a efecto de permitir que la empresa cumpla con las disposicio­nes legales que le son aplicables, la participac­ión de nuestros empleados en cualesquie­ra procesos políticos y/o electorale­s deberá ser estrictame­nte a título personal, fuera del horario de trabajo y sin hacer referencia expresa o implícita alguna a AMX, y no podrá involucrar bajo ningún supuesto el uso de cualesquie­ra recursos financiero­s u otros bienes o activos de la empresa”.

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