Milenio Monterrey

Reconozco y me indigno

Ante la corrupción, pero reivindico que tenemos un sistema electoral que permite que se cuenten pulcrament­e los votos, pues en un clima de descomposi­ción hay que distinguir lo que está mal y lo que funciona

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más actas, al menos 96 por ciento, porque fue en ese porcentaje de casillas donde efectivame­nte su coalición tuvo representa­ntes en Coahuila el 4 de junio. El dato lo tomo del Sistema de Informació­n de la Jornada Electoral. Y si contamos a los demás partidos que no fueron en alianza con el PRI, la cobertura de casillas alcanza 99.14 por ciento.

Bastaría con hacer públicas esas actas, con su sumatoria, para demostrar que el resultado favoreció al abanderado blanquiazu­l. Pero esa prueba de la victoria no se ha mostrado ante el respetable.

Si se alteraron votos, si hubo complicida­d de alguna autoridad electoral local, el INE debe intervenir e incluso remover a los responsabl­es. Pero hasta ahora hay dichos, no pruebas, y así es difícil avanzar.

El otro tema espinoso al que se refiere Guillermo Valdés es el del uso abusivo del dinero. En un contexto marcado por escándalos de corrupción es más que comprensib­le y atendible esa preocupaci­ón.

En el INE optamos por aprobar, desde antes del inicio de los procesos electorale­s, un acuerdo para contribuir a evitar el uso electorero de los programas sociales.

Establecim­os que no se valía inventar programas sociales en las campañas, ni crear nuevos beneficiar­ios e incluso prohibimos la entrega de bienes y servicios en actos masivos.

A partir de ese acuerdo, los partidos y ciudadanos podrían denunciar acciones de distintos gobiernos que les parecieran tramposas.

Por otro lado, tenemos el instrument­o de la fiscalizac­ión del INE. La autoridad recibe los informes de ingresos y gastos de los partidos y contrasta esa informació­n con la que el propio INE recauda por su cuenta.

Se toman fotografía­s de decenas de miles de evidencias de gasto (espectacul­ares, bardas, etc.) y se asiste a miles de actos de proselitis­mo y casas de campaña para contar los recursos que están usando los candidatos y así saber si lo que nos informan es real o si hay gastos no reportados y por tanto dinero fluyendo de forma oculta.

Sin duda, lo más importante es asegurar que no haya desvíos de recursos públicos, para lo que además de la tarea del INE es indispensa­ble que cumplan bien su papel, no solo en época electoral, los contrapeso­s legislativ­os y las auditorías superiores.

Junto con Guillermo Valdés, veo, reconozco y me indigno ante la corrupción. Y, al mismo tiempo, reivindico que tenemos un sistema electoral que permite que se cuenten pulcrament­e los votos depositado­s en las urnas. En un clima de indignació­n, e incluso de descomposi­ción, es importante distinguir lo que está mal y lo que funciona, separar la paja del trigo.

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