Frenar importación de acero, la de Trump
En vez de afectar a China, la medida proteccionista puede pegar a los aliados de EU como Canadá, Alemania, Corea del Sur y México
Tras dos años de presionar con amenazas a la economía mundial, como candidato y como presidente, Donald Trump se prepara para entregar su primera gran acción proteccionista con el potencial de desatar una guerra comercial.
En cuestión de días, la administración Trump anunciará el resultado de una investigación especial sobre si las importaciones de acero de Estados Unidos son una amenaza para la seguridad nacional. El presidente y los funcionarios del gobierno dejaron pocas dudas acerca de cuáles serán sus conclusiones, prometiendo acciones “audaces” para proteger la industria siderúrgica de EU.
Pero, ¿qué significa exactamente eso? Y, a pesar de todas las críticas, ¿puede tener la razón? Hay dos motivos. En abril, EU inició una investigación especial sobre las importaciones de acero bajo una disposición poco utilizada de una ley de 1962 que le otorga a los presidentes amplios poderes para limitar las importaciones si se determina que son una amenaza para la seguridad. De manera significativa, la disposición —sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962— le permite a los presidentes tomar medidas sin el Congreso. Eso significa que Trump tiene mano libre para frenar las importaciones que elija.
En el caso del acero, parece que el gobierno se prepara para aplicar un arancel general a las importaciones o para establecer un sistema de cuotas y aranceles que, en efecto, frenarán las importaciones de países específicos a niveles existentes e imponer aranceles sobre cualquier importación por encima de esos niveles. Lo primero es que en el ámbito del comercio, la invocación de la seguridad nacional para construir barreras se considera una opción nuclear.
Las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) incluyen una exención de seguridad nacional que se diseñó para utilizarse en tiempos de guerra. Pero muchos expertos creen que la medida sobre el acero que se avecina viola esas reglas y por lo tanto otros miembros de la OMC la pueden impugnar. Ese tipo de impugnación en sí misma podría ser peligrosa. Será la primera prueba real de la excepción de seguridad nacional de la OMC. Si la organización falla en contra de EU y el gobierno de Trump ignora esa decisión, será un gran golpe para la credibilidad de la organización.
Si la instancia falla a favor de EU, los expertos temen que la acción se interprete como una carta blanca para que todos los miembros de la OMC invoquen más a menudo la seguridad nacional, lo que llevará a una nueva libertad proteccionista.
Lo segundo es que EU es el mayor importador de acero y una medida general sobre la aleación probablemente afecte a aliados de EU como Canadá, Alemania, Corea del Sur y México, mucho más que a China, el objetivo real.
En un movimiento inusual, los aliados de la OTAN se quejaron e intentan que el Pentágono ejerza presión en su nombre. También puede provocar una guerra comercial confusa con otros países que sientan la obligación de imponer sus propias restricciones sobre una base de seguridad nacional a las importaciones de acero o a tomar otras represalias contra EU. de 1962, el republicano puede vetar compras por amenazas a la seguridad
Cecilia Malström, comisionada de comercio de la UE, advirtió que el bloque responderá. Lo mismo, con toda probabilidad, harán China y países como Brasil, Corea del Sur y Turquía, los cuales son ahora fuentes importantes de las importaciones de acero en EU.
Al igual que muchos otros países productores de acero, Estados Unidos se ha quejado desde hace años de la inundación del material a bajo costo proveniente de China. Las siderúrgicas estadunidenses lograron frenar significativamente el flujo del acero chino a EU al presentar casos antidumping contra productos determinados que dieron como resultado altos aranceles. De manera más general, las importaciones de acero en EU se redujeron en los últimos años. Pero la industria y el gobierno de Trump señalan que China evade las tarifas mediante otros países.
También argumentan que el sistema antidumping es lento y estrecho para realmente resolver el problema, por eso buscan un mecanismo más general para restringir las importaciones.
Funcionarios de otros países y expertos en comercio reconocen que hay algo de verdad en todo eso. Simplemente preferirían abordar el problema general al sentarse con China y negociar una solución para lo que otras naciones consideran una sobreproducción de acero.
El duro mensaje de Trump sobre el comercio llevó a un debate entre sus altos asesores sobre cuál es la mejor manera de hacerlo.
Los nacionalistas económicos, liderados por el principal asesor Steve Bannon, presionan para tomar medidas radicales como retirar al país del TLCAN. Figuras inclinadas al comercio, lideradas por Gary Cohn, ex número dos de Goldman Sachs y director del Consejo Económico de Trump, defienden un enfoque más cauteloso.
En el caso del acero no queda claro quién va ganando. Pero los grupos de cabildeo de los aliados de la OTAN contra la media llevaron a que John Mattis, secretario de Defensa de EU, sopese cualquier acción imprudente, de acuerdo con personas cercanas a las conversaciones. Eso marca la primera unión de pragmáticos económicos como Cohn con miembros del equipo de seguridad nacional para cabildear contra un movimiento radical en la política económica.
Si al final el presidente decide ir por una ofensiva más limitada sobre las importaciones de acero, como un sistema de cuotas, será una victoria para los pragmáticos sobre los nacionalistas. Si Trump va por un arancel general sobre las importaciones de acero, será una victoria para los nacionalistas sobre los guerreros del comercio.
Amparado en una ley