on una inflación anual de 6.3 por ciento y la advertencia del Banco de México de que no ha alcanzado su nivel máximo, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) sale a las calles para impulsar la propuesta del jefe de Gobierno de la CdMx, Miguel
Ángel Mancera, de aumentar el salario mínimo existente.
Claramente se está politizando el tema. No se busca la redistribución del ingreso a fondo, se busca un impacto electoral rumbo a 2018. Ganar votos porque yo te di más. Es competir contra dádivas como las que ofrece Andrés Manuel López Obra
dor cuando propone “duplicar” el apoyo a los adultos mayores, bajo el argumento de que en México lo que sobra es dinero.
Este elemento y las promesas de acabar con la inseguridad serán temas centrales en las campañas políticas de 2018.
Lo cierto es que en estos momentos de inflación alta, y la que se acumulará, es sumamente riesgoso aumentar el salario mínimo.
La inflación se come rápidamente el ingreso personal, el ingreso familiar y el ingreso nacional. Es el peor impuesto porque destroza el poder de compra.
Eso lo saben dirigentes del sector privado integrantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) que no están de acuerdo con las acciones de Coparmex. Fue un tema de discusión de empresarios el miércoles por la noche con el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, quien les dio razones de sobra para esperar a que baje la inflación. El líder del CCE, Juan Pablo
Castañón, estuvo de acuerdo. Que quede claro, sí es necesario hacer ajustes al salario mínimo y todo lo que acarrea, incluso los subsidios fiscales al trabajador. El punto es que debe analizarse sin presiones político-electorales que ahora dominan el escenario. No se puede poner en riesgo la estabilidad económica que tenemos, muy presionada por el entorno externo.
Vea lo que dijo ayer el representante de Comercio de Estados Unidos, Robert
Lighthizer: las leyes laborales mexicanas deberían ser abordadas durante la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte porque el bajo costo de la mano de obra en México afecta la competitividad de los productos de EU.
Y claro, también en el gobierno hay diferencias. El secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete
Prida, convocó a los sectores productivos a “conversar sobre un aumento al salario mínimo”, y agregó: “si no hay unidad en los sectores productivos, no se puede diseñar una política de recuperación salarial de mediano plazo, ni siquiera de corto plazo”.