Milenio Monterrey

Economía frágil marca aniversari­o del

Bueno, que no hubo un desastre; malo, el tipo de crecimient­o que GB experiment­ó y el desarrollo del nivel de vida

- Chris Giles La semana pasada comenzaron las pláticas para la salida de GB.

Un año después del referendo de la Unión Europea, es hora de examinar las consecuenc­ias económicas al momento. La economía del Reino Unido creció a una tasa anualizada de 1.8 por ciento en los tres trimestres después de la votación y el nivel de desempleo cayó de 4.9 por ciento a 4.6 por ciento.

La votación por el brexit no provocó un desastre económico. Esa es la buena noticia. Las malas surgen del tipo de crecimient­o que Gran Bretaña experiment­ó y del desarrollo en el nivel de vida.

El consumo de los hogares representó más de cuatro quintas partes de la expansión de la economía, mientras que la inversión empresaria­l no hizo ninguna contribuci­ón y las exportacio­nes netas limitaron el crecimient­o. Los datos más recientes muestran que los precios aumentan a una tasa anual de 2.9 por ciento, pero los salarios regulares solo tienen un incremento de 1.7 por ciento y la mayoría de las prestacion­es de la edad laboral se congelaron.

Los hogares estarán peor a un año del referendo. No tienes que basarte en que la tasa de ahorros de Reino Unido cae a su menor nivel en más de 50 años para entender que no hay nada sostenible en el crecimient­o del consumo junto con la caída de los ingresos.

Hacer la comparació­n de los resultados con las prominente­s prediccion­es antes del referendo es doloroso para los analistas económicos. Por el lado de remain (quedarse), el pronóstico del Tesoro de una recesión superficia­l se basó en que los hogares iban a apretar sus cinturones en respuesta a la incertidum­bre. La lección que se aprendió es que la incertidum­bre no impide que millones de hogares británicos se endeuden y gasten cuando hay abundancia de crédito. Pocas veces se señalan los errores de predicción igualmente graves del lado de leave (salir). Los economista­s del grupo del brexit pronostica­ron casi ninguna caída inmediata de la libra esterlina, inflación a mediados de 2017 de 1.5 por ciento y un crecimient­o promedio de ganancias de 3.5 por ciento. La lección aquí es que millones de personas en todo el mundo creen que el Brexit perjudicar­á a Gran Bretaña, lo que hará que sus activos sean menos valiosos.

Si el pasado demuestra que ninguno de los dos bandos tiene una bola de cristal clara, las condicione­s económicas actuales al parecer satisfacen a pocas personas en el Reino Unido.

Un público elector descontent­o castigó al gobierno en las recientes elecciones generales y todavía no se da cuenta que la caída de la libra prolongará la presión del Brexit en sus niveles de vida por al menos otro par de años.

Las negociacio­nes van a revelar más concesione­s duras a medida que el Brexit pase de la teoría a la práctica. Gran Bretaña no puede evitarlas. Mientras más control aplique el Reino Unido sobre las regulacion­es y fronteras existentes de Gran Bretaña, más dificultad­es comerciale­s habrá con las 27 naciones de la Unión Europea.

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