Milenio Monterrey

ENFANTTERR­IBLE

El pintor, escultor, grabador y escritor José Luis Cuevas falleció ayer en CdMx a los 83 años. Junto a otros abanderó la Generación de la Ruptura

- Leticia Sánchez Medel/

José Luis Cuevas, pintor, dibujante, escultor y escritor, uno de los impulsores de la Generación­dela Ruptura, y uno de los más severos críticos del muralismo con su manifiesto “La cortina de nopal”, llamado L’enfantterr­ible, y Elgatomach­o, falleció a los 86 años de edad, la tarde de ayer.

Cuevas, quien nació el 26 de febrero de 1931, falleció en el Hospital Médica Sur, según lo confirmó la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, quien anunció que hoy se le rendirá un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes.

En Twitter, el presidente Enrique Peña Nieto lamentó el deceso del creador: “Artista de México y el mundo, José Luis Cuevas será recordado siempre como sinónimo de libertad, creación y universali­dad. Descanse en paz”. En otro tuit expresó: “Mi más sentido pésame a familiares, amigos y a la comunidad cultural por el fallecimie­nto de José Luis Cuevas”.

A las 20:30 de ayer, Ximena Cuevas, inconsolab­le, con la voz entrecorta­da dijo a MILENIO que ignoraba hasta ese momento las causas del fallecimie­nto de su papá, y que desconocía el parte médico.

Cercano a su esposa Beatriz del Carmen, dejó de existir alejado de sus tres hijas: Ximena, María José y Mariana, y hasta de su hermano, Alberto. Incluso ellas, en las redes sociales, compartier­on que no habían tenido acceso a él, que lo buscaron para felicitarl­o con motivo del Día del Padre, pero que no pudieron verlo para saludarlo. Acompañada por sus hermanas, Ximena apenas alcanzaba a decir que nadie se había comunicado con ellas para informales de la muerte de su padre, ni para darles detalles del funeral y del posible homenaje póstumo. “No sabemos nada. ¿Tú tienes noticias de qué le pasó a mi papá? Por favor, si sabes algo ¿me puedes avisar?”, suplicó Ximena Cuevas. Vocación A través de su manifiesto “La cortina del nopal”, publicado en el suplemento Méxicoenla Cultura, a sus 23 años Cuevas no solo hizo público su ideario estético, sino además planteó la libertad de expresión temática y formal ante la imposición plás- tica de la Escuela Mexicana de Pintura, encabezada por Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Fue una expresión de rebeldía que lo erigió como la figura polémica de la Generación de la Ruptura.

El primer encuentro que Cuevas tuvo con Diego Rivera siempre lo conservó fresco en su memoria: “Ese primer encuentro fue cuando yo era niño. Nací en una fábrica de papel y de lápices que estaba en el Callejón del Triunfo, de la que mi abuelo era el administra­dor. En una ocasión hubo un conflicto con los trabajador­es que se pusieron en huelga; para brindarles su apoyo se presentó Diego Rivera acompañado de Vicente Lombardo Toledano. “Yo estaba ahí porque vivíamos en los altos de la fábrica, y escu- ché a mi abuelo decir que había llegado Rivera, y entonces bajé para verlo de cerca. Era muy alto, muy robusto, inmenso, ¡era un gigante! Lo saludé y él me miró desde arriba; yo tendría cuatro años o cinco, y recuerdo que le dije: ‘Maestro, cuando yo sea grande voy a ser como usted’”.

Cuevas contaba que Rivera se rió, sacó de la bolsa de su chaqueta un lápiz y se lo regaló diciéndole: “‘Cuando sepas dibujar, usa este lápiz de Diego Rivera’. Al irse yo empecé a dibujar con ese lápiz, imaginando que podría usarlo porque yo ya había descubiert­o mi vocación por el dibujo”, expresó en una entrevista para MILENIO.

Con el paso del tiempo Cuevas se enfrentó a Rivera y a los muralistas en varios textos. Recordó alguna vez: “Unos años después publiqué esos artículos sobre la pintura mexicana en un libro que se llamó Cuevario. Recordando el pasado no deja de asombrarme el valor que yo manifestab­a atacando a estos artistas que se considerab­an intocables. Mis artículos tuvieron como resultado que hubiera una crisis en la pintura nacionalis­ta o pintura indigenist­a que ellos hacían. Me asombra el valor que manifesté desde entonces y mi capacidad para despertar polémica a través de lo que escribía”.

Después, Cuevas relataba que se sumaron otros artistas de su generación: “Habíamos, conmigo a la cabeza, roto con la imposición plástica de artistas como Rivera y Siqueiros”.

Para mostrar su desacuerdo, en aquellos años propuso la realizació­n de su mural efímero, término que satirizaba las pretension­es de continuida­d del muralismo como movimiento. Lo realizó en la Zona Rosa, donde pintó una obra mural que le llevó varios días, y cuando finalmente la terminó, decidió romperla y expresó: “¡El muralismo no existe!”. Egoteca José Luis Cuevas ya no llegó a la exposición que se estaba organizand­o en el museo que lleva su nombre, recinto que abrió sus puertas hace 25 años, con la presencia del entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari.

El artista ya no alcanzó a ver la muestra JoséLuisCu­evasysu coleccióna­25años, que sería inaugurada esta semana. Para la celebració­n del cuarto de siglo de su espacio museístico se reunió una selección de obras pertenecie­ntes al acervo del propio museo, y se tomó como eje rector las propuestas de artistas latinoamer­icanos, pero con una reflexión alrededor de la labor de Cuevas como coleccioni­sta.

La Egoteca que se despliega en el Museo José Luis Cuevas era uno de los espacios preferidos del artista, pues exhibe sus retratos, autorretra­tos y fotografía­s.

En este universo destacan los trabajos de Walter Reuter, Daisy Ascher, Graciela Iturbide, Paulina Lavista y Héctor Herrera.

Al cierre de esta edición se informó que el cuerpo del artista será cremado en la Funeraria García López, y que en la tarde de hoy recibirá un homenaje en el Palacio de Bellas Artes.

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FOTOTECA MILENIO L’enfantterr­ible, Elgato macho que derribó “la cortina del nopal”.

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