Milenio Monterrey

A la actualizac­ión del TLC, México debe ir ambicioso, Luis de la Calle

Cualquier versión 2.0 debe posicionar al país como la plataforma de exportació­n para el bloque

- Jude Webber/ De la Calle negoció el de 1994.

Instan al gobierno de México a buscar una actualizac­ión ambiciosa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) antes de la reunión entre los presidente­s Donald Trump y Enrique Peña Nieto en el marco de la cumbre del G20 de esta semana en Hamburgo.

Cualquier TLC 2.0 debería posicionar a México como la plataforma de exportació­n para el bloque norteameri­cano no solo para la manufactur­a, sino que también se integren la energía, el transporte y la infraestru­ctura para impulsar la competitiv­idad con Asia y Europa, dijo Luis de la Calle, uno de los negociador­es del histórico acuerdo de 1994 entre Estados Unidos, México y Canadá. “¿Qué objetivo debemos tener? Una América del Norte más competitiv­a”, dijo. “No podemos limitarnos a una renegociac­ión marginal”.

Las conversaci­ones para la modernizac­ión del acuerdo, que del Norte competitiv­a; no limitarse a negociació­n marginal, pide la Comexi podrían comenzar por pronto a mediados de agosto, son el catalizado­r para “pensar en grande”, aceptó Luis Rubio, presidente del Consejo Mexicano de Asuntos internacio­nales (Comexi). “No debemos limitarnos a lo que ya existe. Tenemos que aprovechar la situación actual para hacer algo diferente”, dijo.

Trump, quien señala que el déficit comercial de 64 mil millones de dólares (mdd) que tiene EU con México como prueba de que el TLC es el peor acuerdo comercial de la historia, estuvo a punto de retirarse del tratado en sus primeros 100 días en el cargo, pero lo convencier­on de dar una oportunida­d a las negociacio­nes para mejorar la relación comercial tripartita de 1.1 billones de dólares. Pero las restriccio­nes de tiempo, debido a que el próximo año se realizarán las elecciones presidenci­ales en México y las legislativ­as en EU, aumentaron las expectativ­as de que las negociacio­nes se van a limitar a unos cuantos cambios. Estos incluyen enmiendas a las llamadas reglas de origen —es decir, qué cantidad de los componente­s de un artículo manufactur­ado debe provenir de la región para calificar al acceso libre de aranceles— al igual que la inclusión del comercio electrónic­o, que no existía en 1994, y fortalecer los derechos de propiedad intelectua­l. “Toda la atención en las últimas semanas se centró en lo que quiere EU”, dijo De la Calle en la presentaci­ón del estudio del Comexi, que escribiero­n respetados académicos y ex funcionari­os sobre el TLC y las futuras relaciones bilaterale­s. “¿Ahora es el momento de pensar qué es lo que quieren México y Canadá?”.

México dejó en claro sus límites —sin aranceles, por ejemplo—, pero hasta el momento ha sido muy cauteloso en cuanto a la negociació­n, y solo ha dicho que sería mejor no tener un acuerdo y regresar a las reglas de la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC) que tener un mal acuerdo.

México está completame­nte en modo defensivo... busca tener un acuerdo rápido que confirme el statu quo”, dijo Eric Miller, asesor de comercio con sede en Washington y ex diplomátic­o canadiense que dirige Rideau Potomac Strategy Group.

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