Huffington surge como la cara pública de Uber
La autopromoción de la empresaria encaja muy bien en la tarea de vender la narrativa de que la firma puede cambiar
Cuando invitaron a Arianna Huffington unirse al consejo de administración de Uber, ella y el entonces director ejecutivo, Travis Kalanick, conversaron más de cuatro horas y ella le cocinó un omelette. Ese gesto fue ridiculizado por sus detractores dentro de Uber, quienes consideraron que así reforzaba los estereotipos sexistas.
Pero la historia también revela la estrecha amistad que se desarrolló entre Huffington, de 66 años, y Kalanick, de 40 años. Su relación fue central en la forma como se desarrollaron los acontecimientos en Uber en las últimas semanas, después de una investigación sobre las denuncias de acoso sexual generalizado que llevaron a decenas de despidos, una reconfiguración del consejo de administración y a la salida de Kalanick.
Cuando los inversionistas emboscaron a Kalanick con la noticia de que querían su renuncia, él acudió a Huffington para pedirle consejo. “Sentía que ni él ni la compañía deberían pasar por una prolongada batalla pública. Pero fue totalmente su decisión”, dijo la consejera a FinancialTimes. “Si Travis hubiera peleado con los inversionistas, se habría desatado una guerra civil, y ella ayudó a evitarlo”, dijo un accionista.
Huffington surgió como la cara pública de Uber cuando la empresa pasó de una crisis a otra. De cierta forma, es un giro improbable para la empresaria de medios nacida en Grecia, quien recientemente escribió un libro sobre el sueño. Pero de otra forma, su capacidad para la autopromoción encaja muy bien en la tarea de vender la narrativa de que Uber puede cambiar.
El argumento de venta de Huffington reside en parte en su propia marca, que cultivó a lo largo de una carrera marcada por las reinvenciones. Entró a la vida pública de EU como una comentarista conservadora en la década de los 80, pero al final se alejó de la derecha política, brevemente compitió como candidata independiente para la gubernatura de California antes de inclinarse más a la izquierda.
El HuffingtonPost, que cofundó en 2005 como un contrapeso liberal para el Drudge Report, ofreció una plataforma para sus extensos intereses y aspiraciones globales, convirtiéndose en su punto máximo en uno de los sitios de noticias y entretenimiento más leídos en la red.
En los últimos años centró su atención en la importancia de dormir y el equilibrio de la vida laboral, recetando desintoxicaciones digitales, incluso cuando dirigía un sitio que se construyó sobre la demanda insaciable de la atención de la gente. El año pasado dejó el Huffington Post para trabajar de tiempo completo en Thrive Global, su startup de salud y bienestar.
Huffington fue la primera directora independiente nombrada para el consejo de Uber, una medida que causó molestia en el HuffingtonPost, donde toda- vía era la editora en jefe en ese tiempo. Cuando tomó su asiento el año pasado, todos los otros miembros eran o accionistas o de los primeros empleados, y todos eran hombres. Desde entonces, el consejo obtuvo un segundo director independiente y una segunda mujer.
Uber planea tener dos directores independientes más, como se recomendó en un reporte de Eric Holder, ex fiscal general de EU, sobre su cultura, gestión y gobierno.
El papel de Huffington en Uber ha sido en parte como conciliadora y en parte como estratega de relaciones públicas. Ella intervino después de las acusaciones de acoso sexual y sexismo que hizo Susan Fowler, ex ingeniera de Uber, que publicó en su cuenta en febrero.
Huffington dirigió la respuesta del consejo, recibió las llamadas de los periodistas que preguntaban si los directores iban a apoyar a Kalanick, reuniéndose en persona y por teléfono con los empleados, y entregándoles su dirección de correo electrónico. “Como la única mujer en el consejo era importante para mí estar peleado, se habría desatado una guerra civil”, dice la consejera comités para nombrar un CEO e implementar el informe Holder disponible para los empleados, escuchar y dejar claro que el consejo obligaría a los directivos y que estábamos comprometidos a cambios fundamentales. Temas sobre los que escribí y hablé mucho”, incluido cómo lugares de trabajo enérgicos, como el de Uber, afectan particularmente a las mujeres, dijo.
Si bien al principio Huffington negó que el acoso sexual fuera “sistémico” en Uber, el problema resultó ser mucho más grande que la historia de una ingeniera de 25 años. La cuenta de Fowler, las posteriores investigaciones y una demanda independiente sobre secretos comerciales al final hicieron que saliera gran parte del liderazgo de altos ejecutivos de Uber.
A medida que se amplió la crisis de Uber, Huffington se volvió más visible. Volaba de su hogar en Nueva York para dirigir reuniones con todo el equipo en San Francisco. Entre el personal de Uber, la opinión de ella es mixta. Algunos la consideraban una persona externa, bromeaban cínicamente en la aplicación de chat anónimo Blind de que la única cosa con la que contribuía era con los “omelettes”. Otros la apoyaban más. “Parece que Arianna dirige Uber en este momento”, escribió un empleado en el mismo hilo. Sus vínculos cercanos con Kalanick causaron asombro en algunos, y hay accionistas que cuestionaron si ella realmente es “independiente” como directora.
Cuando el consejo deliberó sobre el futuro del director ejecutivo, a principios de junio, Huffington apoyó a Kalanick, quien optó por un permiso de duelo después de la muerte repentina de su madre mientras aún conservaba su puesto. Una semana más tarde los inversionistas lo sacaron, saltándose al consejo.
Ahora, a medida que Uber se prepara para la reconstrucción de los altos puestos, Huffington se mantiene en una posición clave. Está en el subcomité del consejo que realiza la búsqueda de un nuevo director ejecutivo y en el subcomité que supervisa la implementación del informe de Holder.
“Si Travis hubiera Es integrante de los