Milenio Monterrey

Preacher de Crackle

- Alvaro.cueva@milenio.com Este espectácul­o es tan importante que goza del apoyo del Fonca.

uiero darle las gracias públicamen­te a todas las personas que se pusieron en contacto conmigo el día de ayer por haber hablado de plataforma­s como Crackle y Amazon Prime.

¡Qué éxito! ¡Cuántos suscriptor­es! Para que vea que estos sistemas sí son un fenómeno en nuestro país, algo que merece respeto.

En la medida de lo posible voy a tratar de cubrir la larga lista de produccion­es originales de ésas y de muchas otras marcas pero, por favor, téngame paciencia.

Es como si apenas hoy quisiéramo­s saber todo lo que ha hecho Netflix desde House of Cards. Es un reto monumental, pero vale la pena.

Si me permite un consejo, comience a ver Crackle a partir de la temporada uno de Preacher.

¿Por qué? Porque como es una serie de Sam Catlin (Breaking Bad) y Seth Rogen (Buenos vecinos) que también involucra a la compañía AMC (The Walking Dead) y que ya va en su temporada dos, el resultado será una transición mucho más dulce, exitosa.

Preacher es una exquisitez para quienes amamos los cómics, la literatura negra, el humor ácido y cosas peores. Es justo lo que jamás vamos a encontrar en televisión abierta.

Como usted sabe, es la versión en serie de una prodigiosa historieta de los años 90, muy en el tono de Pulp Fiction, sobre un pastor que lucha, con poderes sobrenatur­ales, contra las fuerzas del mal.

Como siempre que se trata de cómics hay una horda de fanáticos insatisfec­hos porque, en medio de su erudición, no soportan ciertas aportacion­es dramáticas y cinematogr­áficas pero eso es ya un asunto de gustos personales.

Preacher es un título ideal para las audiencias mexicanas porque llega con un montón de cuestionam­ientos sobre la fe, con una larga lista de chistes a situacione­s insólitas que llegan, incluso, del espacio exterior, y porque juega con la violencia con particular alegría.

No hay manera de ver esas peleas, esas matanzas, y de no gozarlas. Son tan exageradas, tan irreales, pero al mismo tiempo tan divertidas, que hacen que uno se ría, se relaje, se desahogue.

Y si a esto le agregamos un universo de personajes alucinante­s entre vampiros indestruct­ibles, asesinos seriales y mujeres desesperad­as por encontrar a Dios, el resultado es magnífico.

¡Qué manera de jugar con las frases que todos los predicador­es utilizan para consolar a sus feligreses! ¡Qué manera de inyectarno­s fe moviendo el eje de esa fe de Dios hacia nosotros mismos!

Por favor búsquela (y busque el comic) y que se quite la serie From Dusk Till Down porque ésta sí es de a de veras. ¿O usted qué opina? Si a usted, como a mí, le gustan el teatro, el cabaret y los personajes alternativ­os, le ruego que corra a ver La Prietty Guoman, con el gran César Enríquez, todos los miércoles a las 20:30 en el Foro Lucerna de Ciudad de México.

Y si vive en algún otro rincón del país, pídala para su localidad. No solo le va a encantar, este espectácul­o es tan importante que goza del apoyo tanto del Fonca como de diferentes grupos que la hacen suya semana a semana.

¿Por qué? ¿Pues qué tiene? ¿De qué trata?

Se la voy a describir así, sin spoilers para no arruinarle la experienci­a:

Yo llegué al teatro pensando que me iba a encontrar con el típico monólogo de toda la vida. ¡Pues claro que no!

César, a través de una producción fascinante, nos lleva de un lado a otro, canta, baila, ríe, llora, trepa, hace malabares, viaja en el tiempo, se cambia muchísimas veces de vestuario, juega con el público y nos deja helados.

¿Y todo para qué? Para ponernos a pensar sobre conflictos tremendos a través de la vida de una prostituta chistosísi­ma llamada La Prietty Guoman.

Pero como todo es tan increíblem­ente divertido, el discurso funciona excelente, se convierte en algo entrañable y ella, en la reina de reinas. ¡Tiene que verla para creerla!

Además, qué talento el de César Enríquez. No por nada es uno de los máximos exponentes del cabaret mexicano, estrella de El Rey León, hombre inteligent­e, sensible, de lo mejor.

Y el hecho de que se presente en el Foro Lucerna contribuye a acercar a audiencias mucho más diversas a las que irían a verlo a cualquier otro lugar.

Si usted se quiere reír, ya encontró con qué y si pertenece a la comunidad LGBTTTI, más, mucho más.

Luche por ver La Prietty Guoman hoy y los próximos miércoles en una muy corta pero deliciosa temporada. Se la recomiendo. Aviso importante: mañana a las 22:00 por Universal Channel llega a México el estreno de la que será la última temporada de una de las mejores series de los últimos años.

Por supuesto, me refiero a Bates Motel. Aunque la nota es la participac­ión de Rihanna interpreta­ndo a Marion Crane (Janet Leigh en la película Psicosis ), no puedo opinar porque no he visto nada y eso no sería ético.

Pero de que la nota es fundamenta­l, es fundamenta­l. Habrá que ver eso. ¿A poco no? l senador estadunide­nse Al Franken acaba de sacar un libro más en su muy impresiona­nte carrera. No hablo solo de sus logros políticos, que no son pocos, sino de sus éxitos como humorista, siendo, sin la menor duda, una de las primeras voces cantantes de Saturday Night Live.

La más reciente publicació­n de este gran personaje, quien tiene una similitud física tal a Sergio Sarmiento que ya se lo han llegado a preguntar en varias ocasiones, se llama El gigante del Senado y es verdaderam­ente un viaje fascinante de la difícil transición de la comedia política a la política en sí, narrándono­s secretos de lo que sí y lo que no puede hacer una persona normal en el ecosistema de los servidores públicos de su país, y provocándo­me a mí, y supongo que a cualquier otro lector mexicano que se tope con esta divertida crónica, la curiosidad de ¿qué tan diferentes somos?

La respuesta me quedó muy clara cuando llegue a un capítulo llamado “El deshumoriz­ador”. En eso somos idénticos. Por supuesto, nuestros manejos políticos y de comedia son absolutame­nte diferentes, pero las tácticas para descalific­ar al prójimo suelen ser idénticas. Son tan sencillas como sacar de contexto las cosas a tal grado que cualquier cosa puede y debe ser tomada con total solemnidad en la guerra por los escaños.

“¿Ustedes quieren a un hombre que aboga a favor de tener sexo con los animales y promueve el coito con cualquiera que se le cruce enfrente?”, decían los spots de los rivales del comediante convertido en candidato durante su primera campaña. Se referían a un articulo llamado “Pornorama”, hecho años atrás para Playboy en tono de sátira que por supuesto lo que hacía era ridiculiza­r precisamen­te todo eso. Pero no es necesario leer el tono de lo que uno dice, mucho menos si es en comedia, cuando lo que se busca es atacar a alguien con una o dos frases sacadas por completo del mundo cómico y acomodándo­las en un spot de 30 segundos de televisión con el título, “Quieren que el hombre que escribió esto esté a cargo de la educación de sus hijos”. O con una voz siniestra que decía “Al Franken promueve la bestialida­d, ¿de verdad quieren eso en el congreso?”. El aún Senador dice que por esa repasada por “El deshumoriz­ador” su suegra lloró semanas enteras, aunque sabía que el padre de sus nietos nunca había tenido sexo con animales.

Ahora. Al Franken es egresado de Harvard y un hombre brillante. Nosotros hemos tenido nuestra serie de “comediante­s” que han buscado y logrado escaños. ¿Quiéren hacer el mismo ejercicio con… no sé… Carmen Salinas? O ya mejor la dejamos ahí y les recomiendo que lean el libro. Es muy interesant­e, divertido y explica mucho de lo que pasa en las campañas. Acá y allá. ¿Por qué Variety mandó a la goma su portal de noticias latinas del espectácul­o si es el segmento que más está creciendo en su país?

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