Milenio Monterrey

Eiza: la nueva Salma

- La serie narra cómo los dioses legendario­s llegaron poco a poco a Estados Unidos. Twitter: @SusanaMosc­atel

n la televisión, como en todo, hay niveles. Hace muchos años, antes de que se inventara el término “televisión premium”, tuve el honor de escribirle aquí de lo que en aquel entonces me atreví a llamar “televisión gourmet”.

Eran contenidos mucho muy exclusivos, para audiencias exigentes, que solo se producían en casas como HBO.

Hoy que las cosas han cambiado tanto es muy difícil sensibiliz­ar a las audiencias sobre las diferencia­s entre títulos como Enamorándo­me de Ramón, Chicago Justice, American Horror Story: Coven, Black Mirror y House of Cards.

Pero existen y eso no significa que un tipo de televisión sea mejor que otro, significa que podemos elegir, que hay contenidos para todos.

Si a estas alturas de la historia de la televisión yo tuviera que volver a utilizar el término “televisión gourmet” definitiva­mente lo tendría que hacer con American Gods, una joya cuya primera temporada está disponible, desde hace semanas, en Amazon Prime.

No sabe usted qué experienci­a tan más sublime. Cuando la comencé a sintonizar no pude evitar sentir lo mismo que sentí cuando vi por primera vez títulos que cambiaron la historia como Oz, The Sopranos y True Blood.

Como no le quiero echar a perder la experienci­a, se la voy a describir así, sin spoilers, sin venderle trama:

Dicen por ahí que los ángeles existen, ¿verdad?, que todos tenemos uno, que estamos rodeados por ellos.

¿Qué pensaría usted si yo le dijera que, además de los ángeles, los duendes, los demonios, los vampiros y los zombis, estamos rodeados de dioses?

Sí, de dioses. Olvide por un momento eso que le enseñaron de niño de que solo hay un Dios todopodero­so creador del cielo y de la Tierra e imagine que lo que había antes era verdad.

Imagine que hubiera una diosa de la fertilidad, un dios de la guerra, una diosa de la fortuna, un dios de la muerte y de todo eso, y que estuvieran aquí, a nuestro lado, esperando a ser adorados.

Bueno, pues de eso trata American Gods, de cómo fue que aquellos dioses legendario­s, de todos los rincones del mundo, fueron llegando poco a poco a través de la migración de sus creyentes a aquella tierra virgen llamada Estados Unidos.

Sí, ya sé lo que está pensando: ¿Y? ¿Qué tiene esto de emocionant­e? ¿Cómo puede funcionar en términos de serie de televisión?

Ahí está lo más maravillos­o de American Gods, en su manera de convertir algo tan denso en un espectácul­o tan divertido, emocionant­e y adictivo como The Walking Dead, Death Note y Game of Thrones.

Y es que sus protagonis­tas, como buenos dioses, juegan con nosotros, están esperando que nos sacrifique­mos por ellos y, lo mejor: se traen un pleito bárbaro.

¿Por qué? Porque, aunque usted no lo crea, los dioses mueren cuando la gente se olvida de ellos, porque todos quieren seguir con vida y porque en los últimos años han estado apareciend­o muchas deidades nuevas tan poderosas o más que las de antes.

Estamos hablando, por ejemplo, del dios de la tecnología (sí, el de los gadget y las redes sociales) y de la diosa de los medios de comunicaci­ón (la de la televisión y el cine).

¿Sabe usted la envidia que le puede dar a Jesucristo cada vez que usted, en lugar de venerarlo, se detiene a adorar su Facebook y su celular?

No y no le he dicho nada porque, según esto, no hay un Jesucristo. ¡Hay muchísimos! ¡Una versión para cada país! ¡Para cada cultura! ¡Incluida la mexicana!

Y es fabuloso porque si uno lo piensa mientras se lo están poniendo en pantalla, es cierto y no tiene nada de malo, al contrario, nos invita a reflexiona­r sobre nuestra fe, cualquiera que ésta sea.

En términos estructura­les, American Gods es genial. Cada capítulo comienza con un prólogo que aparenteme­nte no tiene nada qué ver con la acción.

¡Pero cuál! Lo que sucede en la escena uno del episodio uno tiene que ver con la última escena del último capítulo, y el personaje que aparece en el tres con el del ocho, y el del cuatro con el del epílogo.

Tenemos aquí algo muy grande en términos gourmet que, además, está hecho con toda la mano.

Estamos hablando de los directores y de los escritores de títulos del cine y la televisión tan inmensos como La princesa Mononoke, 30 días de noche, Alien: Covenant, Hard Candy, Hannibal, Heroes, Westworld, The Handmaid Tale’s y The Leftovers en un delirio creativo absolutame­nte divino.

Cuando usted vea esas secuencias de acción con aquello chorros de sangre brincando por todos lados, a ritmo de “C’mon Get Happy” interpreta­da por David Cassidy, por mencionarl­e un caso, su vida cambiará.

Y es que aquí lo espantoso se vuelve hermoso, crea una estética, trasciende y se apodera de uno como espectador.

Por lo que más quiera en la vida, si su paladar es gourmet, luche por ver completa la primera temporada de American Gods por Amazon Prime. Le va a encantar. De veras que sí. e guste a quien le guste, el hecho es que Eiza González está jugando ya en las grandes ligas. Quien la haya visto ya en la película Baby Driver no podrá negar que la actriz puede estar compartien­do cuadro e historia con los más grandes de la pantalla grande (y chica), y se sostiene en lo que vendría siendo la película más original en lo que va del verano.

Imaginen llegar al set y tener largas escenas con Kevin Spacey (sublime como siempre y aterrador de un modo muy distinto al de Underwood), con Jaime Foxx (hiperactiv­o y absolutame­nte enloquecid­o en su papel) y John Hamm (quien es tan diferente a su personaje de Don Draper en Mad Men que muchos tardamos un poco hasta en reconocerl­o).

Es precisamen­te al lado de Hamm, pareja de Eiza en la película, con quien la actriz se luce a pesar de que Baby Driver también tiene un extraordin­ario elenco juvenil encabezado por Ansel Elgort (Divergente, Bajo la misma estrella), así que antes de publicar las entrevista­s con ellos previo al estreno en México del 10 de agosto, quisimos preguntarl­e al director y escritor de esta cinta de acción, crimen y mucha música, Edgar Wright, qué fue lo que vio en la actriz mexicana para elegirla precisamen­te para semejante reto.

“Esta es una historia real y es muy chistosa. Yo quería a alguien nueva para interpreta­r ese personaje. Más o menos tenía una idea de lo que debería ser el personaje, pero no quería que fuera alguien a quien yo hubiese visto antes. (El director) Robert Rodríguez es amigo mío y le mande un email, esto es verdad, y le pregunté: ‘¿Roberto, quién es la siguiente Salma Hayek?’ Y él me respondió: ‘Tienes que ver a Eiza González, ella interpreta el rol que Salma hacía en Del crepúsculo al amanecer, pero en la serie de televisión y creo que es fantástica. Creo que va ser muy grande como actriz.

Así que actuando bajo la recomendac­ión de Robert Rodríguez, más tarde esa misma semana conocí a Eiza en Los Ángeles y estuvo fantástica. Y luego la llamé para ver cómo se veía con John Hamm y le dimos el personaje. Pienso que está fantástica”.

Así que ahí lo tienen. Si tenían planes de molestar a alguna estrella mexicana por decir que está en una gran producción de Hollywood, este verano tendrá que ser a Belinda por su casi cameo de “chica drogada se sumergue con La roca”, porque a diferencia de ello (y qué manera de ser publicitad­o el asunto) Eiza se sostiene durante las escenas más complejas de la película con un inglés tan perfecto que le permite jugar hasta con el barrio y origen desde el cual proviene su personaje.

Habrá quien quiera criticar la manera en la que, en tantos sentidos se ha reinventad­o la actiz. Pero yo solo veo una historia de éxito. No cualquiera pasa de Lola, érase una vez a ponerse al tú por tú con Kevin Spacey. Me da gusto. ¿Cómo va a ser la película de Barbie como para que el personaje pase de Amy Schumer a Anne Hathaway?

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LUIS ORTIZ
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ESPECIAL
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