ntre las incógnitas que tendrá que despejar en breve el presidente Enrique Peña Nieto está el relevo en la Secretaría de Hacienda. Su actual titular, José Antonio Meade, puede ser designado gobernador del Banco de México, en sustitución de Agustín Carstens, o puede ser aspirante a la candidatura a la Presidencia de la República. Del futuro de Meade depende el de José Antonio González, actual director de Petróleos Mexicanos (Pemex). Al dejar Meade Hacienda, se abriría la posibilidad para que José Antonio González ocupe la responsabilidad de administrar las finanzas públicas del país. Ello depende de la decisión del presidente Peña. González tiene no solo el perfil, los conocimientos y capacidad para ocupar la titularidad de las finanzas públicas, también cuenta con medallas que nadie ha logrado. José Antonio González se ha ganado el mote de El Rescatador.
No es para menos. Ha rescatado de la quiebra financiera a dos de las instituciones más importantes de México: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y Petróleos Mexicanos (Pemex), que a la fecha dirige.
Se dice fácilmente, pero no lo es; no lo ha sido. Durante su gestión en el IMSS, le dio viabilidad financiera al organismo.
El déficit que registró por 25 mil millones de pesos en 2012 pasó a alrededor de 8 mil millones de pesos. Mikel Arriola está consolidando su viabilidad y ha logrado garantizarla para los próximos dos años.
En materia del empleo rompió la relación histórica de 1 a 1 con la economía y desde fines del 2012 crece al doble del PIB.
Inició la modernización de los trámites administrativos y reinició la construcción de infraestructura.
En el caso de Pemex, González también logró salvarla de la quiebra financiera, aunque siempre evitó referirse a la difícil situación fi- nanciera de la ex paraestatal, en esos términos.
Pemex tiene hoy garantizado su financiamiento para los próximos 2 años y permitirá un relevo presidencial holgado para la empresa petrolera.
Cuando llegó a Pemex (el 8 de febrero de 2016) Pepe Toño, Standard and Poor’s, ya había bajado la perspectiva crediticia de Pemex (el 23 de agosto de 2015) y el 31 de marzo de 2016, lo hizo Moody’s. Pemex se había convertido en una bomba de tiempo para sí misma y para las finanzas del país.
El Rescatador aplicó un programa de ajuste a las finanzas de la petrolera y realizó una serie de movimientos para enfocar sus acciones hacia aquello que fuera rentable, entre muchas otras acciones.
El director de Pemex logró que S&P subiera su perspectiva de negativa a estable (el 19 de julio pasado) y muy probablemente la seguirán Moody’s y Fitch. José A. González estaría más que listo para sustituir a José Antonio Meade. Al tiempo.