Milenio Monterrey

El gobernador priista que

Dejará el cargo en septiembre asegura que solo ha visto la carpeta de investigac­ión que hay en su contra en redes sociales, pero que está listo para comparecer; como Javier Duarte, afirma que no huirá

- Su rancho tiene 60 hectáreas de evidente prosperida­d agrícola, con modernos sistemas de riego y un lago artificial.

En noviembre de 2012, un año después de que llegara al gobierno de Nayarit, el priista Roberto Sandoval abría las puertas del lugar: ante varios periodista­s presumía su rancho El Sueño en Aután, municipio de San Blas, adquirido, según él, a crédito. “Poco a poco”. Se trataba de 60 hectáreas de evidente prosperida­d agrícola, con modernos sistemas de riego y un lago artificial. Sesenta hectáreas y cientos de caballos de crianza. “No tengo purasangre”, decía entonces, aunque la fuerte bestia que cabalgaba frente a las cámaras, un pinto de hermosa cabellera blanca, tenía la facha de todo menos de barato. Él mismo lo decía: los suyos eran briosos caballos de las razas española y azteca.

Hoy, a menos de dos meses de dejar el cargo, asegura que abrirá nuevamente las puertas de su propiedad para que la gente vea que se va con lo que llegó. O al menos, con lo que tenía un año después de arribar al poder.

En aquel 2012 admitía que resulta carísimo alimentar caballos de crianza, pero aseguraba que la fertilidad de la tierra nayarita le permitía alimentar “gratuitame­nte” a más de 100 yeguas que se criaban en su propiedad.

Ese rancho y sus caballos son una de las razones que lo tienen bajo sospecha de enriquecim­iento inexplicab­le. Sus detractore­s aseguran que como la residencia campirana, Sandoval tiene más propiedade­s adquiridas a través de prestanomb­res. Él lo niega. Sostiene que no se ha hecho millonario como lo acusan. Probableme­nte sea un juez el que decida: la Procuradur­ía General de la República ya tiene una carpeta de investigac­ión abierta en su contra. Es la FED/NAY/TEP/0000161/2017 por enriquecim­iento inexplicab­le, hechos de corrupción y peculado.

El priista, quien dejará el cargo el 19 de septiembre, presume que su gobierno es ejemplo de transparen­cia, aunque no explica por qué, en seis años, omitió presentar su declaració­n patrimonia­l 3de3. Frente a las acusacione­s en su contra, y en entrevista con MILENIO, niega ser el siguiente en la lista de mandatario­s procesados judicialme­nte. Que él no es el siguiente góbergolos­o, otro en la lista de presuntos culpables de desfalcos al erario. Que él está listo para convertirs­e “en un ciudadano tranquilo y libre”, comenta sentado en un sillón de la casa de gobierno. Dice que no conoce la denuncia que hay en la PGR, que solo la ha visto en redes y en medios de comunicaci­ón; tampoco, afirma, ha sido notificado de la carpeta de investigac­ión abierta el 22 de junio pasado.

“Estoy listo para poder enfrentar cualquier situación y lo que menos estoy es preocupado porque tenemos un camino muy transparen­te”, habla en plural y mira a la cámara la mayor parte del tiempo. Sandoval asegura que a diferencia de Javier Duarte, Roberto Borge o César Duarte, él no tendrá problemas legales cuando deje el gobierno de Nayarit. “Estamos consciente­s que la moda es hablar mal de los gobernante­s y eso nos hace más precavidos y cada que escucho eso, más me cuido, más cierro bien mis finanzas”, señala.

Dice que está listo para comparecer, pero descalific­a a quienes lo denunciaro­n, ya que se trata de adversario­s políticos. “Esas personas que denunciaro­n se dedican a la política. Son de PAN-PRD, que tienen como consigna desbaratar la imagen de Roberto Sandoval”, dice el priista, que habla de sí mismo en tercera persona, y que rechaza tener una vida de lujos.

“Cuando se habla en México de ranchos, se piensa que son bardeados, con hípicos, no sé; cuando se habla de caballos, se habla de lujos; nunca he tenido un caballo purasangre y mi rancho son tierras ejidales que no pasan de 60 hectáreas. Las he estado pagando poco a poco”, cuenta. Afirma que tiene 17 años trabajando como ganadero y agricultor; luego en la función pública como director del Rastro en Tepic, diputado local, alcalde de Tepic y gobernador del estado y “lo que tengo, lo tengo con transparen­cia y honestidad”.

No se intimida: “Me van a ver a mí en Nayarit; no me voy a ir a ningún lado. Estoy limpio, estoy tranquilo. Estoy arreglando mi situación para vivir tranquilo y para demostrar que en la política no todo es lo que parece”, cierra la entrevista. Roberto Sandoval acaricia los rostros de decenas de niños que reciben equinotera­pia para curar su discapacid­ad. Es 2012 y el gobernador de Nayarit, quien cumple un año al frente del estado, inaugura el terreno de lo que presume como su proyecto emblema, la Fundación Ríe. Cuatro años después, de esa Fundación solo queda un terreno abandonado y ahí no hay rastro de los caballos que servían para las terapias gratuitas.

La Fundación Ríe operaba en un terreno, en Tepic, cuyo propietari­o era José Luis García Sánchez, encargado del despacho de Aseo Público de la alcaldía de Tepic entre 2008 y 2011, cuando Sandoval fue alcalde de la capital. García Sánchez donó el terreno a la fundación. Una propiedad valuada en… 13 millones 700 mil pesos, de acuerdo con la escritura pública en la que se asienta su valor. García Sánchez también es propietari­o de ocho inmuebles más, solo en la capital nayarita, de acuerdo con documentos del catastro municipal.

Quienes presentaro­n la denuncia ante la PGR sostienen que García Sánchez es uno de los varios prestanomb­res de Sandoval. Dicen que la fundación era una fachada para adquirir más y más caballos (corceles que ya habría empezado a mandar a otros estados para ocultarlos). Señalan que Sandoval cuenta con al menos 10 propiedade­s a través de prestanomb­res. Eso se asienta en la carpeta de la procuradur­ía.

Sandoval niega los señalamien­tos y sostiene que el 19 de septiembre entregará el gobierno a Antonio Echavarría. Asegura que no huirá del estado sino que estará en su rancho, porque lo que más disfruta hacer no es vivir de la política, sino del campo.

En aquella visita a ElSueño, en 2012, mientras exhibía sus enormes tierras regadas y sus caballos, tan solo un año después de tomar el poder, el priista manifestab­a este ideal:

“La pobreza, tenemos que eliminarla, pero no eliminarla con recursos ni con rollos; tenemos que eliminarla con riquezas, tenemos que eliminarla con dinero, con mayor beneficio a las familias, así que aquí está la prueba de que sí se puede…”, volteaba a mirar y señalaba hacia el horizonte, hacia sus 60 hectáreas y sus caballos…

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