Niñas cuidando niños
Cuando se habla de matrimonio infantil, la mayor parte de las personas de esta metrópoli piensa en comunidades alejadas del país, en estados menos desarrollados y con altos índices de pobreza.
Se remontan a Oaxaca o a Chiapas, como si vivir en una entidad que se autodenomina de avanzada nos blindara de situaciones de esta naturaleza.
Lo cierto es que Nuevo León es uno de los ocho de estados que aún permite el matrimonio entre menores de edad; la ley tiene excepciones y deja abierta la posibilidad de que una pareja de adolescentes se una en matrimonio o lleve una vida en común, la mayor parte de las veces con uno o dos hijos antes de cumplir los 18 años de edad.
Sin ir más lejos, en algunas comunidades del municipio de Santiago “robarse a la novia” sigue siendo una tradición.
Esto sin importar que desde 2007, la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución que señala al matrimonio infantil como una violación a los derechos de las niñas y niños, por la exposición al embarazo precoz, pobreza y violencia.
La ley del Registro Civil señala que está prohibido contraer matrimonio antes de los 18 años de edad, pero el Artículo 148 del Código Civil para el estado de Nuevo León presenta algunas dispensas.
En la última década hay registro de 16 mil 135 matrimonios en donde está involucrado un menor de edad. En el 77 por ciento de ellos, ella es menor que él; en el 20 por ciento los dos son menores y en el 3 por ciento, él es mayor que ella.
Además de que este tipo de uniones se conceptualizan como una violación a los derechos humanos de los menores, también ponen en riesgo su integridad física, y es que en la mayoría de las ocasiones un embarazo, casi siempre de alto riesgo, es inevitable.
En el Congreso Local ya hay una iniciativa para hacer las reformas correspondientes, esto si los diputados lo consideran urgente, y si esto no les quita tiempo de su ya tradicional pique con el gobernador, en que tanto tiempo invierten.