El regreso de
yer ocurrió algo maravilloso: ¡regresó Sailor Moon a la televisión abierta privada nacional!
Sí, a la 16:20 horas por Azteca 7. Y mi Facebook AlvaroCuevaTV no me dejará mentir: hubo gente que lloró.
¡Y cómo no, si Sailor Moon es una de las animaciones japonesas más amadas por el público mexicano desde los años 90!
Miles de personas la extrañábamos, la necesitábamos y la extrañábamos y la necesitábamos así, en su versión más clásica, con las voces originales.
No sabe usted qué deleite tan grande fue volver a ver aquello en estos tiempos tan castigados para las audiencias infantiles y juveniles.
Sailor Moon es el producto derivado de una historieta que originalmente estaba dirigido a las adolescentes japonesas pero que tuvo tantas peculiaridades que también les fascinó a los hombres de todo el mundo.
¿Y cuáles eran esas peculiaridades? Una lucha por la justicia y el amor que iba más allá cualquier cuestión de género, una serie de personajes honestos, completos, valiosos, divertidos.
Sailor Moon fue una obra que se adelantó a su tiempo y yo no creo que sea casualidad que justo hoy que tenemos tantas necesidades emocionales, que justo hoy que personajes como Wonder Woman han vuelto para pelear esa misma clase de batallas, nuestra adorada guerrera esté de regreso.
Por lo que más quiera, pase la voz. Azteca 7 abrió toda una barra completa para los amantes de la animación japonesa que arranca a las 15:30 con Supercampeones, que continúa a las 16:20 con Sailor Moon y que remata con Pokémon a las 17:30.
¡Como en los viejos tiempos! ¡Gracias, Azteca 7! ¡Gracias, Sailor Moon! Le tengo dos noticias: una buena y otra mala.
Comencemos por la mala: Canal Once ya no está produciendo series como Juana Inés, Crónica de castas ni Bienes raíces. Me escandaliza que nadie diga nada.
Ahora la buena: la nueva administración de esta señal del Instituto Politécnico Nacional está haciendo milagros con el tiempo y el dinero y está sacando un proyecto unitario bastante interesante, decoroso.
Se llama Relatos de mujeres, es una producción de una casa independiente llamada ACME Estudios y pasa los sábados a las 20:30 horas.
Tiene actrices que han brillado en muchos lados como Violeta Isfel (Atrévete a soñar), Sandra Burgos (Capadocia) y Sophie Alexander (XY) y el director es Raúl Quintanilla (TV Azteca).
Como su nombre lo indica y dándole continuidad a otros proyectos similares de Canal Once como Historias de vida, aquí tenemos la biografía de inmensas personalidades, puras señoras, como Leonora Carrington, Elena Garro y Pita Amor pero en versión dramatizada.
El resultado es potente, incluyente y atractivo. Se presta para lecturas sobre lo femenino, lo político, lo sentimental y más, mucho más.
¿Cuál es la nota? Que la ficción sigue viva en Canal Once, que seguimos teniendo esta opción de calidad para ver cosas diferentes y que nuestros escritores, actores y directores siguen contando con esta señal para trabajar, para crear, para trascender.
No se quede mirando lo mismo todos los sábados por la noche, cámbiele a Canal Once y disfrute de Relatos de mujeres. Le va a encantar. De veras que sí. Sí, me queda claro que hay un abismo entre el sentido del humor que se maneja en América Latina y el de muchas de las más premiadas producciones de la televisión internacional.
Pero yo no sé hasta dónde lo que se está haciendo en las pantallas de Estados Unidos sea verdaderamente chistoso.
La semana pasada, por ejemplo, se estrenó la serie cómica BetterThings por el canal Fox series (y la app de Fox).
Obviamente, como su actriz protagónica (Pamela Adlon) está nominada al Emmy, si uno no quiere quedar como tarado, la tiene que elogiar.
Pero, para ser honestos, ni la serie tiene suficientes elementos hilarantes ni su actuación es algo como para levitar de placer.
BetterThings narra la historia de una mujer que lleva una vida entre patética y neurótica combinando su maternidad con sus fantasías sexuales y su vida como actriz.
Es como si hubiéramos metido en una licuadora la divertidísima serie argentina SegúnRoxi y la oscurísima serie de HBO The Comeback. Nada nuevo.
Lo único que brilla es que el productor es Louie C. K. (Louie) y como el señor es una institución que ha sabido llevar la comedia a unos niveles mucho muy intelectuales, yo creo que por ahí va la cosa y que por eso es muy probable que Pamela se lleve el Emmy.
Pero, ojo, ni todo lo que se hace en otras partes del mundo está bien ni todo lo que disfrutamos los mexicanos está mal.
Échele un ojo a BetterThings y dígame: Si le gusta, Si se carcajea, si no es demasiado pretenciosa.
Yo cuando la veo ni sé si reír o llorar y mire que si algo tengo es disposición para carcajearme hasta con las cosas más estúpidas. uena a chisme de revista barata, pero el hecho es que hay muy pocas parejas en la vida pública que suelen darle esperanza a aquellas en la vida privada, y una de ellas era Chris Pratt (Jurasic World) y Anna Farris (Mom).
Por eso el domingo pasado, cuando ambos actores anunciaron de manera sensata, respetuosa, conjunta y hasta cariñosa en redes sociales “que realmente lo habían intentado, pero que no lo lograron y se separarían legalmente”, las redes explotaron con diversas versiones del siguiente mensaje: “Si ellos dos no pueden, ¿qué esperanza me queda a mí?” O “¿El amor está oficialmente muerto”.
Es cierto, la gente suele ser un tanto dramática con estas cosas, que no nos incumben en absoluto, pero algo queda claro. Esta sí dolió. Y es que no era una imagen inventada por un estudio para hacernos creer que la pareja era perfecta y así vendernos más boletos de cine (en México hubieran sido: o más discos o mejores campañas electorales). No. Este era un caso del mundo viendo cómo se enamoraron, tuvieron a su bebé y no podrían quitarse los ojos uno del otro. Y lo siento, ambos son encantadores a morir, pero no son tan buenos actores como para que emocionalmente hubiese una identificación tan grande con su historia. Pero ahí les va la parte extraña que nos tocó vivir. De todas las veces que he entrevistado a Chris y la única que tuve a Ana enfrente, era hasta cómico cómo parecía que se esperaban para platicar de lo maravilloso que era su matrimonio. Estábamos hablando de las ventajas entre un tiranosaurio contra un velociraptor y Chris diría cosas como: “Ana piensa que en realidad el Tarbosauros Battar hubiera provocado muchísimo más caos es en esa situación. Y la amo por ello”. Ok. Hmm.
En una mesa redonda que tuvimos con él, después de la habitualmente respetada e innecesaria advertencia de “no pregunten sobre su vida privada”, cosa que todo periodista de cine sabe que no hay para qué hacer, fue el mismo Chris el que sacó el tema de lo enamorado que estaba. Otro reportero le preguntó: “¿Y qué es lo que los hace la pareja tan perfecta que conocemos?”, y sonriendo el también guardián de la galaxia, respondió: “Tenemos pasiones en común. Como la taxidermia. Nunca había conocido a una mujer que compartiera mi pasión por la taxidermia como Ana lo hace”.
Quien les escribe casi se cae de la silla. ¿Estaría burlándose Chris de nuestras evidentemente no muy brillantes preguntas? ¿Estaba aburrido? ¿Sería cierto esto? Como él acababa de confesarme (saliendo de mi lista de hombres que adoro) que es un cazador deportivo indomable, la taxidermia no se me hizo un asunto tan imposible de creer. Pero, ¿eso como fundamento para la historia de amor más creíble de Hollywood?”. Bueno, tal vez en una comedida. O en la realidad que siempre supera la ficción.
El caso es que mientras hay tantas personas (y no digan mujeres, porque el TT estuvo compuesto por muchísimos comentarios de hombres también, revisé) se rasgan las vestiduras por “la muerte del amor” a sabiendas que Beyoncé está a un disco de matar a Jay Z y evidentemente olvidando a Depp o Pitt como ejemplos de nada estable, sería hora de conceder que Hollywood nunca será el lugar para encontrar el amor. Aunque pensándolo bien. ¿Está mucho mejor la cosa fuera de la capital del cine? Lo dudo mucho. ¡Taxidermia! Háganme el re cochino favor.