Milenio Monterrey

La serie de Rafa Márquez

- Alvaro.cueva@milenio.com ¿Qué pasaría si a usted lo involucrar­an en movimiento­s ilícitos sin su consentimi­ento?

hora que estamos viendo todo este escándalo con Julión Álvarez y Rafa Márquez urge que se ponga a ver StartUp.

¿Qué es? La serie más maravillos­a que jamás se haya hecho sobre el lavado de dinero, sus verdades, sus mentiras, lo que sucede con los que lo practican y lo que pasa con la autoridad.

¡Es una locura! ¡Es buenísima! Y mire que últimament­e nos hemos enfrentand­o a verdaderas joyas de la televisión que hablan sobre el mundo del dinero como Billions.

Pero déjeme que le escriba un poco más de StartUp, porque le juro que la va a gozar como energúmeno y después de ver todos y cada uno de los capítulos de su temporada uno en maratón de fin de semana su perspectiv­a de muchas de las noticias que nos están presentand­o cambiará.

Yo no sé si para bien o para mal, pero será inevitable que se emocione al límite y que acabe cuestionan­do al mismísimo sistema económico que nos rige.

Y es que StartUp parte de una realidad que nadie quiere ver:

Así como ahora hay millones de personas que consumen su música, sus películas, sus series, que hacen sus compras y que hasta estudian carreras profesiona­les en línea, también hay gente que está migrando hacia allá en términos económicos.

Estamos hablando de hombres y mujeres de todas partes del mundo que están moviendo millones de dólares en una realidad aparte donde, dependiend­o del nivel, desaparece­n las fronteras, los gobiernos, los impuestos, las explicacio­nes. ¡Todo!

Ojo, lo que le estoy diciendo no es cualquier cosa, no es una alucinació­n y lo están haciendo los buenos, como usted o como yo, pero también los malos como los narcotrafi­cantes, los secuestrad­ores y los que se dedican a la trata.

Lo que se está diciendo de Rafa Márquez y Julión Álvarez es un juego de niños alrededor de lo que sucede en esta increíble producción estadunide­nse.

Porque en ella hay muchas cosas hiperdolor­osas que ya nadie puede dejar de tomar en cuenta.

¿Como cuáles? Como que así como hay gente que ha tenido problemas por cargos no reconocido­s en sus diferentes dispositiv­os bancarios, como las tarjetas de crédito, ¿qué pasaría si a usted lo involucrar­an en movimiento­s ilícitos sin su consentimi­ento?

¿Qué pasaría si mientras usted está aquí, tan tranquilo, leyendo esta columna, alguien estuviera tomando su identidad, a escondidas, para trasladar cantidades millonaria­s de dinero de un país a otro? No le quiero platicar muchos detalles porque no le quiero arruinar la experienci­a, pero esta serie sí es muy diferente incluso a otros títulos que se han atrevido a manejar con admirable dramatismo el tema del lavado de dinero como Ozark.

¿En dónde está la diferencia? En que sus responsabl­es fueron mucho más allá de los lugares comunes hasta transforma­r esto en algo impresiona­ntemente cercano.

Sí, yo sé que todo el mundo, cuando habla de StartUp, se va por el lado de que uno de sus protagonis­tas es el gran Martin Freeman de Sherlock y El Hobbit.

E, igual, no hay manera de hablar de esta serie y de no destacar que es tan exitosa que en unas cuantas semanas más se va a lanzar su segunda temporada.

Pero la verdad es que tiene otras cualidades.

De entrada, no es un título que está disponible en televisión abierta, en los cables o en las antenas directas al hogar. Tampoco está en Netflix, Clarovideo o Blim. StartUp es una producción original de Crackle, el magnífico sistema de distribu- ción de contenidos en línea de Sony, y esto es algo que tenemos que celebrar.

¿Por qué? Porque competenci­a es convenienc­ia y, a ver, ¿usted a quién le pagaría por ver contenidos, a los que solo tienen las mismas telenovela­s de siempre, como Blim, o a estos señores que tienen StartUp, Preacher, Snatch y muchos otros títulos extraordin­arios?

¿Usted con quién se quedaría, con un sistema que no funciona cuando tendría que funcionar, como HBO GO, con uno que le cobra todo extra con el cuento del pago por evento, como Clarovideo, o con esta marca que cuesta menos de la mitad de lo que cuestan muchas y que jamás le queda mal?

Pero estábamos hablando de StartUp y de sus otras cualidades y antes de que se me acabe el espacio no le puedo dejar de mencionar temas como las audiencias y la espectacul­aridad.

Este título está perfectame­nte bien diseñado para millennial­s, para adultos, para gente sencilla, para gente complicada, para nosotros los latinos. ¡Para todos!

Y su producción no es como de serie, es como de película blockbuste­r tipo Baby, el aprendiz del crimen, Transforme­rs, el último caballero o La gran estafa.

Esto tampoco es común en la industria de la televisión internacio­nal. ¡Felicidade­s! ¡Gracias!

Ahora que estamos viendo todo este escándalo con Julión Álvarez y Rafa Márquez urge que se ponga a ver StartUp de Crackle. Le va a gustar, pero también lo va a poner a pensar en cosas que ni se imagina. Se lo garantizo. o sabemos si Julión Álvarez es culpable o inocente de los cargos que le imputa el Departamen­to del Tesoro de Estados Unidos y la Secretaría de Hacienda, aquí en México. Ah, pero qué ganas de creer en él después de que se presentó ayer ante los medios, solo (sin abogados a su lado) a la buena, sencillo y respondien­do preguntas complejas de manera simple con una actitud que gritaba a todas leguas, “el que nada debe, nada teme”.

Resulta irónico que un hombre con millones de seguidores haya logrado capturar la curiosidad de millones más por su manera de manejar semejante crisis como la que está viviendo. No es cualquier día que se te echan encima el Departamen­to del Tesoro de Estados Unidos, Hacienda y la DEA.

Pero dándole la bienvenida a cualquier auditoría y hasta riendo de manera natural, no cínica, el oriundo de Chiapas consiguió que muchos que ya lo habían condenado en su cabeza al menos escucharán los puntos principale­s que repitió una y otra vez, quizá hasta a modo de cantinfleo, pero con una muy efectiva manera de transmitir su mensaje: “Me va demasiado bien para necesitar socios”. “Sí conocía al señor, pero solo como empresario”. “Vengan a auditarme, nada qué esconder”. “No sé si me congelaron mis cuentas en México” y “No anden persiguien­do a mi familia, por favor”.

Ya vendrá la parte legal y eso será complejo para el cantante, pero por ahora, en su aparición ante los medios, el día de ayer nos dejó ligerament­e patidifuso­s.

¿El tipo es un genio? o ¿Es verdaderam­ente tonto? En lo personal mi sensación fue estar viendo a una especie de Forrest Gump musical mexicano. Metido hasta lo más profundo de un fango que puede pertenecer­le o no, pero negándose a resbalar y caminando como si nada. Eso para el personaje público es invaluable.

No cabe la menor duda de que suele ser estrategia de aquellos encargados de todo lo fiscal en los gobiernos que descubrir el nombre de famosos respecto a sus golpes maestros los vuelven mucho más mediáticos.

Y sí, no olvidemos que esta es la Secretaría del Tesoro de Trump (aunque la investigac­ión llevaba mucho tiempo más), pero por ahora, salvo nuevas revelacion­es y pendientes del manejo legal de la situación debo decir que la aparente torpeza y sencillez con la que se manejó Julión fue lo mejor que pudo haber hecho en este momento por sí mismo.

Hasta ganas me dan de desear que sea una víctima inocente, pero luego me acuerdo de cuando dijo que “las mujeres que no saben trapear no sirven” y se me pasa. ¿Será todo parte del mismo síndrome? ¿Julión de verdad creerá lo que dijo respecto a que el presidente Peña Nieto quitó la foto que tenía con él en Twitter para protegerlo?

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ESPECIAL
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