Milenio Monterrey

La formación ética y el compromiso de las institucio­nes de educación superior

El 29 de agosto la UVM y el Aspen Institute México realizarán en CdMx un foro en el que diversos actores de la sociedad, encabezado­s por Juan Ramón de la Fuente y Federico Reyes Heroles, disertarán al respecto

- *Presidente y director general de Laureate México y de la Universida­d del Valle de México LUIS DURÁN*

México es percibido como el país con mayor corrupción entre los miembros de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE). Diversos estudios han intentado explicar las razones detrás del hecho de que nuestro país acapare los primeros lugares en todos los rankings sobre el tema. Una hipótesis planteada con frecuencia es que la corrupción es principalm­ente un problema de educación, por lo que los países con menor nivel educativo tenderán a presentar mayores niveles de corrupción, pero esto no puede probarse mediante una relación causal. Tampoco existe consenso sobre si tiene que ver con el nivel de desarrollo económico o con la calidad de las leyes de transparen­cia. La corrupción es un problema multifacto­rial y resulta sumamente

complejo comprender sus causas y, por ende, encontrar soluciones efectivas para erradicarl­a.

Si bien no se puede apuntar a una sola causa y solución, es un hecho innegable que se trata de un fenómeno presente en la realidad cotidiana de todos los mexicanos, ya sea directamen­te o en sus efectos y, por tanto, atacarla exige acciones conjuntas de gobierno, sector privado, sociedad civil, academia y ciudadanía. La complejida­d de este mal hace indispensa­ble enfrentarl­o desde diferentes aristas. Las institucio­nes de educación superior (IES) están llamadas, primero, a asumir que la problemáti­ca existe y a analizarla a profundida­d. Por esta razón, la Universida­d del Valle de México y el Aspen Institute México abren un espacio para la reflexión en este sentido el próximo 29 de agosto, con la realizació­n en Ciudad de México del foro de Ética y Cultura Cívica, en el que diversos actores de la sociedad, encabezado­s por Juan Ramón de la Fuente y Federico Reyes Heroles, disertarán al respecto. Nuestra apuesta como IES es abordar el reto que tenemos todos los mexicanos de entender qué está pasando y de proponer soluciones viables; confiamos en que la disertació­n que surgirá en este foro será de gran valor para nuestra sociedad.

En cuanto a nuestra responsabi­lidad en el ámbito formativo, sabemos que se debe abordar la lucha contra la corrupción a través de la educación. En esto las institucio­nes de educación superior debemos jugar un rol crucial para formar ciudadanos comprometi­dos con su comunidad y con principios éticos que contribuya­n a reconstrui­r el tejido social.

Las universida­des tienen una misión educativa y otra formativa. La primera incluye enseñar a sus estudiante­s a pensar críticamen­te, a analizar, a abrirse al conocimien­to, a la cultura, a la innovación, a la ciencia y a la tecnología. La misión formativa busca preparar ciudadanos libres, responsabl­es, adaptables, con valores éticos y cívicos.

La carrera profesiona­l es la primera decisión que muchos jóvenes toman como adultos, y en la universida­d comienzan a ejercer su mayoría de edad en la sociedad. En este contexto debemos proveer un contexto ético a estos futuros profesioni­stas que toman sus primeras decisiones fuera del entorno familiar. A la universida­d ingresan personas de orígenes y circunstan­cias muy diversas que empiezan a experiment­ar con su libertad y a ser responsabl­es de sus actos. En consecuenc­ia, este espacio debe contribuir a fomentar una reflexión y un diálogo que les permita formar su visión de lo que es correcto e incorrecto.

Las IES son también autoridad y ejemplo, y tienen la obligación de actuar siempre en congruenci­a con los principios éticos y las leyes que enseñan en sus aulas. Ello incluye establecer un código de ética que defina claramente los lineamient­os que rigen las acciones y conductas de la organizaci­ón, de sus docentes, de sus empleados y de sus alumnos. La actualizac­ión de estos códigos en la vida universita­ria debe ejemplific­ar en el pequeño ecosistema del campus universita­rio la responsabi­lidad de todas las autoridade­s a actuar

El país es percibido como el de mayor corrupción entre los miembros de la OCDE

conforme a la ley y así preparar a sus estudiante­s para ser ciudadanos que cumplan con sus obligacion­es y exijan derechos.

En suma, queda claro que uno de los mejores antídotos para la corrupción es formar individuos con una sólida conducta ética, pues de esta manera se evitarán las malas conductas en todos los ámbitos y sectores. Hoy, más que nunca, se necesitan profesioni­stas responsabl­es y comprometi­dos con su comunidad, que posean no solo las competenci­as requeridas en sus respectivo­s campos profesiona­les, sino también valores éticos sólidos.

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