Milenio Monterrey

ENTRESIJOS DEL DERECHO

SERGIO LÓPEZ AYLLÓN Y JAVIER MARTÍN REYES

- Sergio López Ayllón* y Javier Martín Reyes** *Director e investigad­or del CIDE ** Profesor asociado del CIDE

La democracia en subasta

l reclamo ciudadano es justo. Resulta sensato y plausible que los partidos políticos aporten para la reconstruc­ción una parte de los cuantiosos recursos que reciben. Más allá de esta demanda, lo que existe es indignació­n y desencanto con los partidos y la política. La brecha que se ha abierto es inmensa.

Incapaces de ofrecer una propuesta articulada y solidaria, los partidos políticos, todos, han respondido con demagogia. Hemos sido testigos de una inverosími­l puja por dar la respuesta “políticame­nte correcta”. Cada partido, solo o en alianza, fue subiendo la oferta hasta llegar al absurdo de plantear una reforma constituci­onal que elimine de golpe 100 por ciento del financiami­ento público y, ya entrados en gastos, que reduzca el número de legislador­es plurinomin­ales. Música para los oídos de los ( justamente) indignados, pero también una increíble falta de responsabi­lidad.

Lo primero que habría que preguntars­e es por qué conviene financiar a los partidos con recursos públicos. Nuestro sistema constituci­onal reconoce que éstos son condición necesaria para que funcione la democracia. Su propósito último, dice la Constituci­ón, es permitir el acceso de los ciudadanos al poder público para darle vida a sus programas, principios e ideas. El financiami­ento público permite que el acceso a la representa­ción sea plural y relativame­nte equitativo. Además, reduce el riesgo de que solo puedan acceder al poder quienes cuentan con más recursos. En pocas palabras, permite que la política pueda ser un espacio de todos.

¿Qué sucedería si se elimina el financiami­ento público? ¿Quién pagaría entonces las campañas y la operación de los partidos? Respecto a estas preguntas ninguno de los proponente­s ha dicho “ni pío”. Pero sabemos que el riesgo de que sean capturados por los poderes fácticos, legales o ilegales, es evidente. Casi nadie los financiará por amor a sus colores. Por ello, corremos el riesgo de que la política se vuelva coto de lo privado y de encarecer aún más el costo de la democracia.

Lo anterior no significa que nuestro modelo sea idóneo. Todo lo contrario. Hoy las campañas son muy caras y es mucho el dinero público que se gasta en ellas, al que además se suman con frecuencia recursos de procedenci­a ilícita. Asimismo, en las campañas abundan las promesas huecas, la fiscalizac­ión suele ser insuficien­te y la rendición de cuentas es casi inexistent­e. Hay mucho que corregir. Para ello, debemos repensar el modelo en su conjunto: reducir los montos, hacer campañas breves y con contenido, así como fiscalizar con exigencia y eficiencia. En todos los casos, eliminar el financiami­ento público no es parte de la solución.

Pero no solo contentos con cercenarse los medios para cumplir con su función constituci­onal, el PRI ha propuesto reducir el número de diputados y senadores plurinomin­ales. Bajo el supuesto de que hay “muchos legislador­es” y que “no aportan nada”, sacrifican en el altar de la pureza el mecanismo más importante para asegurar una adecuada representa­ción de la diversidad de la nación. Los datos son contundent­es. Sin esta figura habríamos tenido un Congreso mucho menos plural y con una sobrerrepr­esentación aún mayor, principalm­ente del PRI.

La demagogia se define como la “práctica política consistent­e en ganarse con halagos el favor popular”. Lo que hemos atestiguad­o en los últimos días es un ejemplo perfecto. Los partidos han buscado explotar la indignació­n de los ciudadanos y las necesidade­s que siguen al desastre para jugar con las expectativ­as y quedar bien con el respetable. Así, eluden su responsabi­lidad de construir democracia y ofrecer alternativ­as viables y responsabl­es para solucionar los muchos problemas que enfrentamo­s.

Los cambios, sin duda necesarios, no pueden responder a una lógica centrada en las elecciones inmediatas. Urge un debate serio que ponga en blanco y negro las ventajas y las consecuenc­ias de lo que se ha propuesto. Eso, si queremos una democracia que, con todos sus problemas, pueda servir al país. Sobran, en cambio, el pan y el circo.

 ??  ??
 ?? El PRI ha propuesto reducir el número de diputados y senadores plurinomin­ales. JAVIER GARCÍA ??
El PRI ha propuesto reducir el número de diputados y senadores plurinomin­ales. JAVIER GARCÍA
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico