“¡Basta ya. Recuperemos la sensatez!” (Prou! Recuperem el seny!)
Javier y Alberto son catalanes, han nacido en Cataluña, han vivido y trabajado ahí toda su vida. Ellos salen hoy a marchar a la Plaza Urquinaona para decir que están orgullosos de ser catalanes, pero que quieren seguir siendo españoles. La convocatoria para la marcha ¡Basta ya. Recuperemos la sensatez!, que recibieron por WhatsApp decía: “El domingo habrá que hacer una manifestación ejemplar y sin insultos, demostremos que queremos la paz y lo mejor para todos, hay que manifestarse de manera educada, porque somos y nos sentimos españoles y catalanes. Queremos una España y Cataluña unida”.
Durante este conflicto, hemos oído mucho a los independentistas; sin embargo, hace falta escuchar a la otra cara de la moneda. Catalanes de cepa pura que no quieren la independencia de Cataluña. Por ello, entrevisté a Javier y Alberto sobre el momento que están viviendo. Comienzo por preguntarle a Alberto qué expectativas tiene de que las cosas cambien después de la marcha, a lo que respondió: “Ninguna, no va a pasar nada. En las últimas elecciones autonómicas quienes buscaban la independencia ganaron con 47 por ciento de los votos, el restante lo tenían otras alternativas divididas. Creemos que están llevando las cosas a un extremo; que es muy peligroso para la convivencia, economía, los sentimientos de la gente y la situación que ha tenido Cataluña históricamente con el resto de España. Desde hace 500 años ha sido una parte de ella. Nos están llevando al precipicio. Somos gente de a pie, que nunca hemos estado en la política. Ahora nos vemos obligados a defender nuestras raíces, nuestro amor a la tierra que nos ha visto nacer que es Cataluña y nuestra españolidad”.
Alberto es abogado, estudia el conflicto desde el punto de vista legal y no le encuentra sentido: “Queremos demostrar tranquilamente que nos sentimos catalanes y españoles. Y aunque estemos solos, vamos a marchar, francamente, sin ninguna esperanza de que el gobierno de la Generalitat cambie su postura aunque seamos 100, 50 mil, o lo que sea. Somos despreciados por completo. No nos consideran catalanes, ni de segunda. Solo así se entiende que alguien que tiene 47 por ciento de los votos pretenda cambiar y llevar a un país a la independencia. ¿Y los demás no somos nada? Por lo menos esta vez marcharemos para decirles que estamos ahí. Y luego que sea lo que Dios quiera. Si el Estado quiere venir a defendernos —que supongo que al final tendrá que hacerlo—, bien y si no, pues habremos marchado con dignidad y con nuestra bandera. Los que vamos, lo hacemos porque creemos que tenemos que estar. Por nuestros antepasados, nuestros hijos, nuestra conciencia, por perder el miedo y, por lo menos, que quede constancia de que opina eso”.
Javier y Alberto comentan que viven una situación surrealista, ya que no hay nada claro sobre cómo se llevaría a cabo esa independencia y qué pasaría. “No tienen previsto nada. Ellos dicen que estaremos en la Unión Europea; sin embargo, la Unión Europea repite que un nuevo país debe empezar de cero su proceso de ingreso a la misma. No hay ninguna previsión económica, ningún pacto de nada. Se aproxima más a una insurrección que una independencia real. Si realmente quieren tomar el poder sobre los puertos, aeropuertos, sobre la hacienda, carreteras, etcétera, pues entraremos en un conflicto, diríamos que militar, ya que el gobierno de la nación tendrá que actuar. ¿Qué va a pasar entonces? Pues no se sabe. Habían dicho que la declaración sería el jueves, pero lo pasaron al lunes. Los independentistas tienen muchos puntos importantes, pero no están planteando una opción válida para todos. Además, está el problema de que la opción no es realista en el sentido que ellos no tienen una alternativa clara y decidida, prácticamente es una ilusión”. Probablemente, para cuando lean esta columna, por la diferencia de horario, la marcha habrá finalizado. Termino esta columna de la misma forma en que termina la convocatoria para la marcha: “Ya es hora de dejar el miedo atrás, se acabó el quedarse callado. Hay gritar con orgullo ‘yo soy español’ y para otros ‘yo soy español y catalán’. Vamos a demostrar que banderas españolas y catalanas pueden estar unidas”. Ojalá que así sea y puedan resolver sus problemas dialogando.