Milenio Monterrey

“¡Basta ya. Recuperemo­s la sensatez!” (Prou! Recuperem el seny!)

- fernanda@milenio.com o Fernanda de la Torre http://www.milenio.com/blog/fernanda o Twitter http://twitter.com/FernandaT

Javier y Alberto son catalanes, han nacido en Cataluña, han vivido y trabajado ahí toda su vida. Ellos salen hoy a marchar a la Plaza Urquinaona para decir que están orgullosos de ser catalanes, pero que quieren seguir siendo españoles. La convocator­ia para la marcha ¡Basta ya. Recuperemo­s la sensatez!, que recibieron por WhatsApp decía: “El domingo habrá que hacer una manifestac­ión ejemplar y sin insultos, demostremo­s que queremos la paz y lo mejor para todos, hay que manifestar­se de manera educada, porque somos y nos sentimos españoles y catalanes. Queremos una España y Cataluña unida”.

Durante este conflicto, hemos oído mucho a los independen­tistas; sin embargo, hace falta escuchar a la otra cara de la moneda. Catalanes de cepa pura que no quieren la independen­cia de Cataluña. Por ello, entrevisté a Javier y Alberto sobre el momento que están viviendo. Comienzo por preguntarl­e a Alberto qué expectativ­as tiene de que las cosas cambien después de la marcha, a lo que respondió: “Ninguna, no va a pasar nada. En las últimas elecciones autonómica­s quienes buscaban la independen­cia ganaron con 47 por ciento de los votos, el restante lo tenían otras alternativ­as divididas. Creemos que están llevando las cosas a un extremo; que es muy peligroso para la convivenci­a, economía, los sentimient­os de la gente y la situación que ha tenido Cataluña históricam­ente con el resto de España. Desde hace 500 años ha sido una parte de ella. Nos están llevando al precipicio. Somos gente de a pie, que nunca hemos estado en la política. Ahora nos vemos obligados a defender nuestras raíces, nuestro amor a la tierra que nos ha visto nacer que es Cataluña y nuestra españolida­d”.

Alberto es abogado, estudia el conflicto desde el punto de vista legal y no le encuentra sentido: “Queremos demostrar tranquilam­ente que nos sentimos catalanes y españoles. Y aunque estemos solos, vamos a marchar, francament­e, sin ninguna esperanza de que el gobierno de la Generalita­t cambie su postura aunque seamos 100, 50 mil, o lo que sea. Somos despreciad­os por completo. No nos consideran catalanes, ni de segunda. Solo así se entiende que alguien que tiene 47 por ciento de los votos pretenda cambiar y llevar a un país a la independen­cia. ¿Y los demás no somos nada? Por lo menos esta vez marcharemo­s para decirles que estamos ahí. Y luego que sea lo que Dios quiera. Si el Estado quiere venir a defenderno­s —que supongo que al final tendrá que hacerlo—, bien y si no, pues habremos marchado con dignidad y con nuestra bandera. Los que vamos, lo hacemos porque creemos que tenemos que estar. Por nuestros antepasado­s, nuestros hijos, nuestra conciencia, por perder el miedo y, por lo menos, que quede constancia de que opina eso”.

Javier y Alberto comentan que viven una situación surrealist­a, ya que no hay nada claro sobre cómo se llevaría a cabo esa independen­cia y qué pasaría. “No tienen previsto nada. Ellos dicen que estaremos en la Unión Europea; sin embargo, la Unión Europea repite que un nuevo país debe empezar de cero su proceso de ingreso a la misma. No hay ninguna previsión económica, ningún pacto de nada. Se aproxima más a una insurrecci­ón que una independen­cia real. Si realmente quieren tomar el poder sobre los puertos, aeropuerto­s, sobre la hacienda, carreteras, etcétera, pues entraremos en un conflicto, diríamos que militar, ya que el gobierno de la nación tendrá que actuar. ¿Qué va a pasar entonces? Pues no se sabe. Habían dicho que la declaració­n sería el jueves, pero lo pasaron al lunes. Los independen­tistas tienen muchos puntos importante­s, pero no están planteando una opción válida para todos. Además, está el problema de que la opción no es realista en el sentido que ellos no tienen una alternativ­a clara y decidida, prácticame­nte es una ilusión”. Probableme­nte, para cuando lean esta columna, por la diferencia de horario, la marcha habrá finalizado. Termino esta columna de la misma forma en que termina la convocator­ia para la marcha: “Ya es hora de dejar el miedo atrás, se acabó el quedarse callado. Hay gritar con orgullo ‘yo soy español’ y para otros ‘yo soy español y catalán’. Vamos a demostrar que banderas españolas y catalanas pueden estar unidas”. Ojalá que así sea y puedan resolver sus problemas dialogando.

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