“LOS DERECHOS DE LAS EMPLEADAS DOMÉSTICAS SON UN TEMA INVISIBLE”
Marcelina Bautista, a través del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar, busca lograr la ratificación del Convenio 189, así como la modificación al Capítulo III de la Ley Federal del Trabajo
Imagina usted tener un empleo con una paga de dos salarios mínimos, sin seguridad social ni ningún tipo de prestaciones? En México, cerca de 2.4 millones de personas laboran en estas condiciones: las trabajadoras domésticas.
Lo anterior ocurre debido a que los derechos de dicho sector no están contemplados en la ley, explica Marcelina Bautista, quien para impulsar esta agenda fundó hace 17 años el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (Caceh), del cual más tarde nació el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar.
Sin embargo, además de laborar en estas condiciones, muchas trabajadoras se encuentran expuestas a la discriminación, abuso y hostigamiento por parte de sus patrones.
Lamentablemente, señala Bautista, el fondo de esta problemática también se relaciona a la misoginia. “Se cree que el trabajo del hogar es asunto de las mujeres”, comenta.
Por ello, su principal objetivo es lograr la ratificación del Convenio 189, sobre las normas para los trabajadores domésticos, además de la modificación al Capítulo III de la Ley Federal del Trabajo y la reforma a la Ley del Seguro Social.
Actualmente, el gremio del sindicato cuenta con mil 600 integrantes en cinco entidades del país: Ciudad de México, Estado de México, Chiapas, Puebla y Colima. Por ahora, Nuevo León, Veracruz, Querétaro, Guadalajara y Guanajuato son otros estados que están en la mira. ¿Cómo lograste conformar una organización sindical para las empleadas domésticas? ¿Cuáles son los retos a los que te enfrentaste? En 2000 fundé el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar con la idea de visibilizar los derechos de las trabajadoras del hogar, la importancia de su labor como trabajo, ya que es un tema invisible, pero muy importante para la sociedad.
Eso ha hecho que la relación laboral de las compañeras no sea tan clara desde un marco legal, porque nuestras leyes mexicanas no contemplan claramente los derechos de las trabajadoras del hogar. El trabajo no se reconoce como tal, y por lo tanto, también del otro lado lo ven como un asunto de ayuda, como un favor; se ve mucho a las trabajadoras como parte de la familia, cuando no es así, y eso también ha implicado situaciones de falta de reconocimiento. ¿Cuáles son los abusos más frecuentes que las trabajadoras denuncian? Normalmente no se denuncia por el miedo, simplemente lo que hacen es salirse de ese trabajo a pesar de los años que lleven. Hay mucho despido injustificado, sobre todo con las personas que llevan muchísimos años, y no hay que indemnizarlas.
Hay mucha forma de discriminación a las trabajadoras, tampoco lo denuncian. Por eso muchas trabajadoras cambian su condición laboral por un trato mejor, y eso no debería ser así. Esta situación de discriminación que se da con las trabajadoras del hogar que son mujeres indígenas migrantes, que incluso vienen de otros estados o países.
Estamos hablando de 2.4 millones personas trabajadoras del hogar a nivel nacional. El 99 por ciento no tiene seguridad social; el 76 por ciento gana solamente dos salarios mínimos y no tienen contrato, la gran mayoría. ¿Crees que la problemática está relacionada al género? Por supuesto. Primero, se considera que es asunto de las mujeres, no necesariamente. Por el machismo, el clasismo y la discriminación se cree que el trabajo del hogar es asunto de las mujeres.
Por la pobreza de nuestro país, para muchas mujeres es el único trabajo al que recurren porque también tienen escasez de estudio, no hablan bien español, son mujeres indígenas y es el trabajo más cercano. ¿Cuántas y cuáles iniciativas se necesitan para reformar las leyes y garantizar estos derechos? Hemos hecho varias iniciativas de reforma al capítulo 13 (de la Ley Federal del Trabajo), a la Ley del Seguro Social, la ratificación del Convenio 189, y siempre hemos encontrado muchos inconvenientes por lo que implica. Ahora se revela muchísimo más esta condición de la que siempre hemos hablado, sobre en qué si- tuación laboran las trabajadoras del hogar, con el sismo que vivimos en la Ciudad de México. Siempre se le ve como “la muchacha”, “la señora Juanita”.
Realmente tiene que existir un contrato de trabajo, un registro de cuántas hay laborando en esta actividad y cuántas personas contratan, porque de esa manera garantizamos que se cumplan los derechos de ambas partes.
Debe existir un contrato de trabajo, un registro de cuántas hay laborando” Marcelina Bautista FUNDADORA DEL SINDICATO