Milenio Monterrey

Asesinos, Casosdelav­idareal y TV Azteca

- Alvaro.cueva@milenio.com es una producción de época que narra los confl ictos del FBI.

ué cosa tan más extraordin­aria de serie de televisión es Mindhunter de Netflix.

Si a usted le gustan las series tipo True Detective, The Following o The Killing aquí va a ser inmensamen­te feliz.

¿Por qué? Porque los responsabl­es de esta exquisitez todo el tiempo nos están involucran­do, cuestionan­do e invitando a participar.

Y ni hablemos de las sorpresas audiovisua­les. Se nota que los creadores de este concepto se preocuparo­n por ir más allá de los balazos de toda la vida.

No le voy a vender trama para no echarle a perder la experienci­a pero aquí, uno, cuando menos se lo imagina, grita y no puede soltar la serie. ¡No puede!

Mindhunter es una producción de época (años 70) que narra los conflictos de la gente del FBI para entender y detener a los nuevos asesinos.

¿A qué me refiero con lo de los nuevos asesinos? A que en esa época las autoridade­s de Estados Unidos se comenzaron a dar cuenta de algo muy particular: la gente había dejado de matar por temas económicos o pasionales.

Para ellos estaba iniciando algo así como una era de terror de asesinos con problemas psicológic­os, de criminales marcados por los medios de comunicaci­ón.

Es muy interesant­e y, lo mejor de todo, muy actual. ¿Los criminales nacen o se hacen? ¿Las desgracias se pueden evitar utilizando más la psicología o las armas?

Por si todo lo que le acabo de decir no fuera suficiente, en el reparto de Mindhunter usted va a reconocer a muy buenos actores de grandes conceptos como Looking, Fringe y Daredevil.

Es una gran recomendac­ión para este fin de semana. Búsquela. Si lo suyo es esto, le va a encantar. Ayer fue el Día de Acción de Gracias y hay una historia que coincidió con esa fecha que nadie se había atrevido a recordar por sus implicacio­nes políticas y sociales.

¿Cuál? La de Elián, el niño cubano que fue encontrado por unos pescadores cerca de Mindhunter Miami y que estuvo a punto de provocar una guerra entre Cuba y Estados Unidos a finales de los años 90.

A lo mejor usted es muy joven o ya no se acuerda pero lo de Elián fue una de las historias de la vida real más asombrosas de las últimas décadas.

El niño perdió a su madre tratando de huir de Cuba hacia Estados Unidos, su familia de Florida lo quería criar, Fidel Castro soñaba con que se lo devolviera­n a su papá en la isla.

¿Por qué le estoy contando esto? Porque los señores del canal Discovery fueron los únicos que se acordaron de esto, que lo vincularon al Día de Acción de Gracias y que se animaron a producir un magnífico documental de dos horas con el Elián de antes… ¡Y el Elián de hoy!

¿Pero sabe qué es lo más admirable de este trabajo? Que todas las conclusion­es quedan del lado del público.

Aquí no hay nada de que: ¡Claro! ¡Lo mejor para Elián era volverse gringo! o de que: ¡Obvio! El niño nació en Cuba, lo mejor para él era seguir siendo cubano.

¡No! Todo está tan bien planteado, con todas las fuentes en un orden tan perfecto, que no hay manera de acusar a Discovery de estar tomando partido.

Uno es el que debe pensar. Uno es el que debe participar. Además de que no deja de ser impresiona­nte ver al Elián de 2017. La ruego que busque las repeticion­es. Esto es extraordin­ario, genial. Esta semana se estrenó Sin control en el canal a+ de Tv Azteca. La bronca es que yo creo que casi nadie se dio cuenta.

¿Por qué? Porque su lanzamient­o fue en pleno lunes 20 de noviembre, ¡lunes de puente!, y con un tema publicitar­io bastante limitado.

Todo esto sin considerar con que muy pocas personas ubican éste, el nuevo canal 7.2 de televisión abierta.

¿Cuál es la nota? Que Sin control es el primer gran esfuerzo de una señal nacional por regresar a los legendario­s programas de entretenim­iento familiar.

No nos hagamos tontos, hace décadas, chicos y grandes éramos felices con conceptos como La hora del gane y A todo dar.

Ahora vamos de las repeticion­es de La hora pico a Enamorándo­nos y de Como dice el dicho a Me robó mi vida. ¡Cero inversión en entretenim­iento para niños y adultos!

Pero lo más bonito de Sin control es que representa un retorno a los orígenes de Tv Azteca.

Verlo es como volver a ver Te caché, Chitón, Gente con chispa y las enemil cámaras escondidas de los años 90, pero todos estos títulos juntos y en versiones corregidas y aumentadas.

Hay muchos conductore­s, hombres y mujeres, musculosos y delgados, formales y payasos tipo Cepillín. Y ninguno es grosero. ¡Y todos se divierten y nos divierten!

El resultado, a pesar de la austeridad de la producción, es ligero, simpático y muy diferente a lo que se está acostumbra­ndo en la mayoría de las señales de la televisión abierta privada nacional: entretenim­iento popular familiar.

Échele un ojo a Sin control. Pasa de lunes a viernes a las 17:00 por a+. Vale la pena. ¿A poco no. odo indica que Coco se llevará uno de los tres (si no el más) importante­s fines de semana en la taquilla estadunide­nse si la tendencia sigue como está, mientras yo les escribo esto y debo admitir que me da muchísimo gusto. Nada contra La liga de la justicia, que parece estar decepciona­ndo un poco por las tan altas expectativ­as (y nómina) que tenía sobre sus superhombr­os, pero si es el fin se semana en el que nuestros vecinos se acuerdan de dar las “gracias”, tal vez el mensaje de todo lo lindo que puede ser la cultura mexicana, pasado por sus ojos y filtros, por supuesto, es uno mucho mejor que imaginar que un montón de seres superdotad­os vendrán a arreglar todo, porque hasta ahora, yo solo he visto un villano de Nueva York haciendo más berrinches de lo acostumbra­do en Twitter en la vida real.

También vi a muchos dreamers en la calle manifestán­dose contra las atrocidade­s que ese villano sigue cometiendo en su contra. Esos mismos que sin la menor duda han dado tanto a ese país hecho de migrantes, y que de pronto ve la amenaza del destierro. Ellos no conocen otra cosa, nacieron ahí, pero el hecho de que una cinta como esta, en la que las tradicione­s más lindas de México se traducen al mundo entero llega a ese país en el mejor tiempo posible. Yo siempre preferiré un Dante que un Batman (lo siento Ben Affleck).

Este largo fin de semana en ese país siempre se caracteriz­a por muchas cosas, pero la principal es por la reunión de la familia en una sociedad que suele hacerlo muy poco, a diferencia de nosotros. Y me ha encantado leer muchos de los comentario­s de gente que se queda con ese mensaje de la película. La familia lo es todo. Es primero. Y último, e incluso después. Pero podemos aprender y no aferrarnos a cosas que no nos hacen bien (Si vieron la película ya saben que me refiero a la música, y sí no la han visto, ¿en que andan perdiendo el tiempo?).

Hay muchas lecciones que recaen en nuestra naturaleza humana. Yo escribo esta columna desde el Medio Oriente, donde también están muy emocionado­s con Coco y créanme, aquí el encuentro de culturas es colosal, pero nadie se siente excluido. Todo lo contrario. Ya está por todos lados.

Hay que comentar que más allá del cariño con el que la gente de Pixar trajo la cinta a nuestro país, antes que, a ningún lado, la respuesta de nuestro público ha sido colosal. Y sí hay que aplaudirle a la gente de Disney México este hecho, porque yo no he leído un solo artículo en las revistas y portales especializ­ados donde no se maravillen de cómo recibió un país, que por lo menos tenía sus dudas al principio, algo que verdaderam­ente está hecho con tanto amor, que venció los prejuicios. Así que, pues sí. Admito que si Coco sigue como va y se lleva a a La liga de la justicia en una de las competenci­as por la taquilla cinematogr­áfica más reñidas de muchos años, yo estaré más que feliz. ¿Me creerían si les digo que me llegaron muchos mensajes exigiendo que dejara de llamar a Marilyn Manson asesino “ahora que había muerto”? ¿Tengo que explicar la diferencia entre el occiso depredador y el cantante realmente llamado Brian Hugh Warner? Uff.

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ESPECIAL
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