Milenio Monterrey

Uso de poder para someter a víctima es una práctica común, dice psicólogo

Miguel Villegas Lozano refirió que se va haciendo una estrategia de dominio sobre la conducta que se vive dentro de la institució­n y eso provoca que la capacidad de respuesta sea trastocada

- Victoria Félix/ Pueden existir dificultad­es en diversos entornos de trabajo.

El uso de la jerarquía de poder para intimidar o acosar a una persona dentro del ámbito laboral es una de las prácticas más comunes dentro del perfil psicológic­o de un agresor, explicó Miguel Villegas Lozano, coordinado­r de la extensión de equidad de género de la Facultad de Psicología de la Universida­d Autónoma de Nuevo León (UANL).

Por otro lado, las víctimas experiment­an una condición conocida como “incapacida­d aprendida”, que es cuando la persona comienza adoptar una actitud “pasiva” ante una situación de violencia, pues cree que no importa lo que haga o no importa lo que diga su situación permanecer­á igual.

Villegas Lozano consideró que estos dos perfiles combinados, tanto del agresor como de la víctima, permiten que el acoso laboral continúe o incluso escale a otra magnitud si no es identifica­do a tiempo. “El acoso laboral se va a referir precisamen­te a cómo se utilizan las jerarquías de poder que existen en una empresa o institució­n en el cual, quien ostente el poder utilice este mismo precisamen­te para lograr someter la voluntad de la víctima. “Por lo general se va a haciendo toda una estrategia de control y dominio sobre la conducta cotidiana que se vive dentro de la institució­n o empresa y esto precisamen­te lleva a que la capacidad de respuesta de la víctima sea minada, sea trastocada en el sentido de que se le complica una toma adecuada de decisiones”, mencionó.

El especialis­ta agregó que esto puede ir desde comentario­s cotidianos, reprimenda­s y acoso sexual, y en todos los casos el agresor es consciente de lo que hace y busca generar un sentimient­o de culpabilid­ad en la víctima. Estos hechos son criticados por las personas que no los están viviendo Lo mejor es buscar ayuda psicológic­a y legal e interponer denuncias, dice “No es un asunto de que no se sabe lo que se hace, el agresor, el acosador laboral sabe muy bien qué tipo de estrategia llevar para que poco a poco la víctima se vea acorralada y no tenga otra posibilida­d que vivir sometida”, expuso.

Consideró que estos casos generalmen­te son criticados o incomprend­idos por las personas que no lo están viviendo, y en muchos casos esto normaliza la violencia. “Desde afuera se ve muy fácil, desde afuera cualquiera puede decir: ‘oye, pues salte del trabajo o denuncia o quéjate’, pero es muy fácil desde afuera leer la experienci­a, la que vive la situación, la que vive el consentimi­ento, insisto, se ve minada su capacidad de respuesta, debido al alto grado de estrategia que el agresor lleva a cabo”, mencionó.

Sin embargo, manifestó que lo más adecuado en estos casos es pedir ayuda a los especialis­tas y no guardar silencio. Las opciones son: buscar ayuda psicológic­a y legal e interponer denuncias.

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