Tenemos que responder a la reforma fiscal de EU
uienes afirman que la reducción en los impuestos corporativos de 35 por ciento actual a 20 por ciento que contempla la reforma fiscal de Estados Unidos tendrá un efecto marginal en las inversiones en México están equivocados. Bajar la tasa de una manera tan drástica hace mucho más atractivas las inversiones en EU y menos en otros países, incluido el nuestro. Así de fácil.
El capital es móvil y caprichoso, se irá a cualquier lugar del mundo que le ofrezca mejores rendimientos. Que EU, la economía más grande del planeta y nuestro principal socio comercial, reduzca su tasa impositiva sin duda provocará que capital que ahora está invertido en otros países cambie de sede. Dado el tamaño de su economía y la relevancia que tiene en la nuestra, el efecto de dicha reducción, por más pequeño que sea, podría tener profundas repercusiones en la inversión hacia México.
Algunos analistas afirman que dada la situación fiscal del país es imposible reducir la tasa corporativa. Sus argumentos son razonables. El ISR se ha convertido en un ingreso indispensable para el gobierno, representa cerca de 57 por ciento de los ingresos tributarios, un porcentaje mayor al que aporta el IVA o cualquier otro gravamen. Gracias a la mayor recaudación del ISR se han podido compensar parte de los ingresos públicos perdidos por la fuerte baja en el precio del petróleo de los últimos años.
Igualar la tasa corporativa al nivel que contempla la reforma estadunidense implicaría una pérdida de ingresos públicos superior a 200 mil millones de pesos. Claramente un agujero significativo; taparlo con deuda sería peligroso. En los últimos años la deuda pública ha crecido de manera considerable y hoy representa cerca de 50 por ciento del PIB. No hay mucho campo de maniobra en este frente.
Hay quienes proponen responder con estímulos fiscales. Se habla, por ejemplo, de ampliar la deducibilidad de las inversiones en activos; sin embargo, estas medidas palidecen en comparación con la drástica baja en el ISR corporativo que contempla la reforma fiscal de EU.
¿Qué hacer entonces? La realidad es que se requiere hacer una reforma fiscal de fondo para volvernos más competitivos. Y sí, bajar la tasa corporativa debe ser parte del plan. La tasa promedio en el mundo industrializado es de 22.5 por ciento. La nuestra es de 30 por ciento. La tendencia internacional ha sido a la baja. Hace sentido. La intención de los gobiernos es impulsar el crecimiento estimulando la inversión. Ahora bien, cualquier reducción tiene que estar acompañada de la eliminación de rendijas (loopholes) para evitar que empresas le den la vuelta a impuestos, así como de la generalización del IVA para ampliar la recaudación.