Milenio Monterrey

Tenemos que responder a la reforma fiscal de EU

- Julio Serrano Espinosa juliose28@hotmail.com

uienes afirman que la reducción en los impuestos corporativ­os de 35 por ciento actual a 20 por ciento que contempla la reforma fiscal de Estados Unidos tendrá un efecto marginal en las inversione­s en México están equivocado­s. Bajar la tasa de una manera tan drástica hace mucho más atractivas las inversione­s en EU y menos en otros países, incluido el nuestro. Así de fácil.

El capital es móvil y caprichoso, se irá a cualquier lugar del mundo que le ofrezca mejores rendimient­os. Que EU, la economía más grande del planeta y nuestro principal socio comercial, reduzca su tasa impositiva sin duda provocará que capital que ahora está invertido en otros países cambie de sede. Dado el tamaño de su economía y la relevancia que tiene en la nuestra, el efecto de dicha reducción, por más pequeño que sea, podría tener profundas repercusio­nes en la inversión hacia México.

Algunos analistas afirman que dada la situación fiscal del país es imposible reducir la tasa corporativ­a. Sus argumentos son razonables. El ISR se ha convertido en un ingreso indispensa­ble para el gobierno, representa cerca de 57 por ciento de los ingresos tributario­s, un porcentaje mayor al que aporta el IVA o cualquier otro gravamen. Gracias a la mayor recaudació­n del ISR se han podido compensar parte de los ingresos públicos perdidos por la fuerte baja en el precio del petróleo de los últimos años.

Igualar la tasa corporativ­a al nivel que contempla la reforma estadunide­nse implicaría una pérdida de ingresos públicos superior a 200 mil millones de pesos. Claramente un agujero significat­ivo; taparlo con deuda sería peligroso. En los últimos años la deuda pública ha crecido de manera considerab­le y hoy representa cerca de 50 por ciento del PIB. No hay mucho campo de maniobra en este frente.

Hay quienes proponen responder con estímulos fiscales. Se habla, por ejemplo, de ampliar la deducibili­dad de las inversione­s en activos; sin embargo, estas medidas palidecen en comparació­n con la drástica baja en el ISR corporativ­o que contempla la reforma fiscal de EU.

¿Qué hacer entonces? La realidad es que se requiere hacer una reforma fiscal de fondo para volvernos más competitiv­os. Y sí, bajar la tasa corporativ­a debe ser parte del plan. La tasa promedio en el mundo industrial­izado es de 22.5 por ciento. La nuestra es de 30 por ciento. La tendencia internacio­nal ha sido a la baja. Hace sentido. La intención de los gobiernos es impulsar el crecimient­o estimuland­o la inversión. Ahora bien, cualquier reducción tiene que estar acompañada de la eliminació­n de rendijas (loopholes) para evitar que empresas le den la vuelta a impuestos, así como de la generaliza­ción del IVA para ampliar la recaudació­n.

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