Milenio Monterrey

Osorio y Beltrones ¡todos contra Anaya!

- Ricardo Alemán

Se equivocan, de cabo a rabo, quienes suponen que Miguel Ángel Osorio deja la Secretaría de Gobernació­n para disfrutar de un premio de consolació­n: la senaduría por la vía plurinomin­al. También falla el análisis de quienes piensan que “la guerra” lanzada contra Manlio Fabio Beltrones, por Ricardo Anaya, se convertirá en un distractor para el debilitami­ento del PRI y de sus candidato presidenci­al, José Antonio Meade.

Lo cierto es que —a despecho de los malquerien­tes del PRI—, los de Osorio y Beltrones son casos emblema de la estrategia emergente emprendida por el PRI, para el fortalecim­iento de su propuesta de gobierno y de su candidato presidenci­al. ¿Por qué? Porque contra lo que muchos creen, el golpeteo sistémico lanzado contra Miguel Osorio y la “guerra sucia” declarada contra Beltrones, no lograrán —no lo han hecho hasta ahora—, el debilitami­ento del tricolor y menos de su candidato.

Al contrario, “la guerra” lanzada contra dos emblemas de la política del PRI — Osorio y Beltrones—, ya produjo los resultados impensable; la unificació­n del PRI hasta niveles de solidifica­ción pétrea. Y es que para el PRI, para Miguel Oso

rio y para Manlio Fabio Beltrones, hoy el objetivo a vencer no se llama Andrés Manuel López Obrador, sino Ricardo Anaya, el locuaz candidato de la alianza PAN, PRD y MC.

Dicho de otro modo, que la impensable unificació­n del PRI, a pesar de su candidatur­a presidenci­al no partidista, ya es posible gracias a la guerra declarada por Ricardo Anaya no solo por el candidato

José Antonio Meade, sino contra el aún secretario de Gobernació­n, Miguel Osorio y, sobre todo, contra Manlio Fabio

Beltrones, ex jefe nacional del tricolor. Pero vamos por partes. A reserva de concluir y publicar el análisis de los datos duros que arroja la gestión de Miguel Osorio en Gobernació­n, lo cierto es que se equivocan quienes suponen que el hidalguens­e se convertirá en el Manuel Camacho del gobierno de Peña. Tampoco está huyendo de “la gobernació­n” del país, luego que no consiguió la candidatur­a presidenci­al.

No, en realidad Miguel Osorio deja Gobernació­n para encabezar una de las tareas más urgentes del PRI —y hoy la de mayor beneficio al candidato presidenci­al de su partido—, que consiste en recorrer todas las bases priistas del país “para hacer política pie-tierra” y conseguir los amarres que traduzcan en votos la popularida­d que mantuvo a Osorio en la punta de las encuestas.

En pocas palabras, Osorio tiene la encomienda no solo de convertirs­e en candidato del PRI al Senado de la República —y potencial líder de la bancada tricolor en la cámara alta—, sino de servir de cemento capaz de hacer realidad la unidad del PRI en todo el país. No en balde en el más popular y el mejor calificado en las encuestas. Por su parte, la guerra lanzada por Ricardo Anaya contra Manlio Fabio Beltrones —a través del fallido gobierno de Javier Corral en Chihuahua—, es el otro émbolo de la pinza que hará posible el cerrojo imbatible de la unidad del PRI.

Es decir, “la guerra” contra Beltrones obligó a un importante sector del PRI a cerrar filas en torno a su ex presidente y a iniciar “una leva” de soldados del tricolor listos para “la guerra”.

Y es que está claro que el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, manipula al Poder Judicial de su estado y es evidente que la persecució­n política contra Beltrones — con la zanahoria de perseguir al pillo de César Duarte—, no es más que un montaje para fabricar un adversario ficticio que haga crecer en las encuestas a Ricardo Anaya. Sin embargo, lo que no calcularon ni

Anaya ni Corral es que al declarar “la guerra” contra Beltrones lo único que conseguirí­an sería no solo la unificació­n del del PRI sino que convertirí­an al ex jefe nacional del PAN en el blanco de todos los ataques.

Beltrones, como saben, es uno de los políticos más queridos entre el priismo. Buena parte del PRI, entre gobernador­es, legislador­es, alcaldes y políticos en general —incluso de distintos partidos—, tienen alguna deuda con Beltrones.

Pues resulta que todo ese capital político, que ya se mueve en torno a Beltrones ya Miguel Osorio, será lanzado contra la candidatur­a presidenci­al de Ricardo Anaya. Incluso el fenómeno ya fue bautizado; “Todos Unidos Contra Anaya”. Y es que al arranque del gobierno de Peña Nieto, el otrora “joven maravilla” fue apoyado sin límite por Miguel Osorio, Manlio Fabio Beltrones, Luis

Videgaray y el propio Enrique Peña Nieto. Sin embargo, Anaya los traicionó a todos.

Y también to dos saben que en política la traición no se perdona y se paga con la vida… La vida política, claro.

Por lo pronto, todos en el PRI tienen un mismo objetivo, llamado “Tuca”.

Al tiempo.

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OCTAVIO HOYOS Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernació­n.
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