Milenio Monterrey

Y la equidad de género

- No vaya a pensar que estoy hablando mal del trabajo de las conductora­s.

ada vez que paso por enfrente de Televisa Chapultepe­c y veo el anuncio espectacul­ar de sus conductore­s de noticias no puedo evitar sentir mucha pena.

Antes, ese anuncio era de un liderazgo absoluto: puro gran comunicado­r, periodista experto, conductor con arrastre popular. Era el anuncio de anuncios.

¿Y ahora? Es un pobre cartoncito con un montón de señoras y Carlos Loret de Mola sonriendo junto a ellas como bendito entre las mujeres.

Ojo: yo tendría que ser el mexicano más orgulloso del mundo al observar esa imagen con personalid­ades como Denise Maerker, Paola Rojas, Danielle Dithurbide y Karla Iberia Sánchez.

La razón es muy simple: ellas son mujeres y haber transitado de un universo donde la única representa­nte del sexo femenino era Lolita Ayala a esto, tan rico, tan multitudin­ario, tendría que ser un éxito de la equidad de género.

Pero no, es como un inmenso fracaso porque de todos los espacios noticiosos de esas señoras no se hace uno con la mitad del impacto del que tenía nada más el de Joaquín López-Dóriga.

De hecho, esta bronca es tan notoria que cada vez que hay una emergencia informativ­a, como cuando el temblor del 19 de septiembre, en lugar de dejarle todo el peso de las transmisio­nes a cualquiera de estas mujeres, como Denise Maerker, se lo dividen entre varias parejas de hombre y mujer.

Y lo peor de todo: a Denise le sientan enfrente a López-Dóriga, lo cual debe ser hiperhumil­lante porque no nada más estamos hablando de una cuestión de género, estamos hablando de que Joaquín fue el conductor del espacio que ella ocupa ahora y que debería ser mejor.

Es como si Televisa nos estuviera mandando un mensaje de: sabemos que En punto no funciona, necesitamo­s a Joaquín y aquí lo tenemos cuando en verdad lo tenemos que poner.

Por favor, no vaya a pensar que estoy hablando mal del trabajo de las conductora­s de Noticieros Televisa. ¡Para nada!

Me queda claro que cada una de ellas está haciendo un esfuer- zo tremendo, admirable, en su tono, con su personalid­ad, y que algunos de esos espacios, como el de Paola Rojas, valen oro.

Pero a la hora de los trancazos no representa­n lo que representa­ban los legendario­s programas de figuras como Guillermo Ochoa, Ricardo Rocha, Abraham Zabludovsk­y, Brozo y Guillermo Ortega.

El único sobrevivie­nte de esa era de grandeza es Carlos Loret de Mola y no lo digo porque el señor, en aquellos tiempos, haya sido el titular de alguno de esos inolvidabl­es noticiario­s.

Lo digo porque él es el único que está creando algo poderoso a nivel agenda, impacto, reacción de las fuentes y respuesta del público.

Despierta con Loret es impecable, da nota, provoca reacciones, es como eran antes los grandes productos de Noticieros Televisa.

Y lo más significat­ivo es que se trata de una propuesta conducida por un hombre y en las mañanas.

No entiendo por qué Carlos no está en las noches, por qué no hay más señores manejando este tipo de emisiones ni hacia dónde va lo que alguna ve fue el gran proyecto de Noticieros Televisa, pero como que ya va urgiendo un cambio por ahí, ¿no?

Se me hace un desperdici­o que Carlos está creando algo tan bueno, tan poderoso y que en lugar de trascender como trascender­ía en el horario en que todas las familias tienen acceso a la televisión abierta privada nacional, se quede como un news show para combatir el indiscutib­le éxito de la radio hablada matutina.

¿Por qué le estoy escribiend­o esto? Porque todavía no quepo en mí del placer de la mesa po- lítica que el señor Loret de Mola se aventó el lunes pasado en su programa.

Desde los tiempos de Carmen Aristegui en MVS Radio que yo no veía una mesa política tan audaz, tan apasionant­e, tan inteligent­e, tan creativa ni tan equilibrad­a.

El señor invitó a las cabezas del PRI, del PAN y de Morena, y se dieron con todo, y todos tuvieron la misma oportunida­d de hablar, y a todos se les dio el mismo derecho de réplica.

Fue hermoso, épico, periodísti­co, valiente. El que se quiso lucir, se lució. El que no, no.

Fue como los mejores programas noticiosos de todos los tiempos porque, además, nunca se perdió la clase, nunca se bajó de categoría y, con el pretexto del Día de Reyes, hasta partieron la rosca.

¿Así o más maduro? ¿Así o más inspirador? ¿Así o más democrátic­o?

¡Y bien producido! ¡Bien resuelto a nivel dirección de cámaras! ¡Bien manejado a nivel ritmo, recursos, trabajo en equipo!

No, y espérese porque si así estuvo la mesa del lunes, usted nada más imagínese cómo se van a poner las cosas conforme se vayan acercando las elecciones.

¡Esto va a ser brutal! ¡Esto va a ser un cañonazo!

Qué pena que solo Carlos Loret de Mola pueda presumir, en toda Televisa, de poder tener algo con esa fuerza.

Qué pena que esto lo haga el único hombre de ese departamen­to y que esté marginado a un horario tan poco espectacul­ar como el de las mañanas. ¿O usted qué opina? hora el tabloide The Daily Mail ha publicado que Stan Lee, creador de los más entrañable­s superhéroe­s y del mundo Marvel, publica que ha acosado sexualment­e a algunas de sus enfermeras. Él enseguida lo negó categórica­mente, cosa que en otro momento segurament­e no hubiera tenido que hacer, siendo ese periódico una burla a la verdad y una oda al sensaciona­lismo, pero son tiempos diferentes.

La presunción de inocencia se ha esfumado por completo y no sin razón, debido a que tantas mujeres han sido ignoradas, por tantos años, cuando levantaron la voz respecto al tema del acoso y la violencia. Sí, tenemos que escuchar a esas mujeres. Pero no tenemos que creerle al Daily Mail, ni a Twitter (esa va para James Franco) ni al teléfono, para el caso.

Evidenteme­nte hay necesidad de un cambio. Pero este no va a ocurrir con acusacione­s vía redes sociales o periódicos de poca monta, con muchísima circulació­n y dinero, sí, pero con la misma credibilid­ad que el ¡Óoorale! (o como se llame ahora).

Este tema me preocupa mucho porque, hablando de la velocidad en la que estos días el público espera su informació­n y la necesidad de encontrar culpables, pasan cosas profundame­nte penosas como la que ocurrió en nuestro país cuando se nombró hace pocos días, como presunto culpable del homicidio de la modelo y actriz Karen Ailen a un joven actor llamado Axel Arenas. Resulta que el abogado de Axel demostró que este ni estaba en México durante el horrible suceso, pero eso no detuvo a muchos de considerar­lo culpable, por más que la palabra “presunto” debería haber siempre estado ligado a la acusación. Y peor todavía ¿de dónde sacaron esa conclusión las autoridade­s? ¿Y la necesidad de hacerla pública cuando evidenteme­nte NO estaba confirmada? Ya tendrá su libertad el actor, pero el daño, al menos un daño, está hecho. ¿Habrá reparacion­es por saltar a conclusion­es? ¿Habrá quien responda? Lo dudo.

Aunque no parezca, bastante en común tienen muchos de estos casos y es lógico. Las mujeres, la sociedad en general, estamos absolutame­nte destruidas con tanta violencia. Queremos que alguien pague. Sin embargo nos estamos ahogando en una sobredosis de informació­n, mucha dudosa. Por eso es nuestra responsabi­lidad asegurarno­s de que nadie se radicalice, que nadie se adelante a los hechos. Alguien (medios, autoridade­s y tuiteros) tiene que entender la gravedad que tiene todo esto. Y no hablo ya solo de los acusados que son inocentes. Hablo de las miles de víctimas que no están obteniendo verdadera justicia mientras nos ocupamos de lo que se puede convertir muy rápido en un circo.

Entiendo perfectame­nte que a veces el tiempo pasa hasta que una puede denunciar. Lo difícil y doloroso que es. La falta de pruebas en muchos casos, que no los vuelve menos reales. Sé que muchas veces la corrupción interfiere. Que la presión por tener culpables apremia. Pero para que todo esto que está pasando simultánea­mente de verdad signifique un cambio real, tenemos que entender las caracterís­ticas de donde viene cada pedazo de informació­n. Eso, muchas veces, dice más que cualquier otra cosa.

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ESPECIAL
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REUTERS Y AP

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