5 cosas que no sabías de la Estatua de la Libertad
1. Está en Nueva York por casualidad
El monumento fue un regalo de Francia a EU para conmemorar el primer centenario de su independencia, pero pocos saben que Fréderic Auguste Bartholdi, creador de la estatua, originalmente buscaba representar a una mujer árabe para el canal de Suez en Egipto, pero el proyecto no tuvo éxito y se “recicló” para terminar siendo el icono de la Gran Manzana.
2. Su color original no es el verde
La estatua tiene una cubierta de cobre con grosor de menos de 3 milímetros que al momento de su inauguración, era de color marrón oscuro, pero tras los efectos de oxidación la dejaron de su color actual en tan solo dos décadas.
3. Las puntas de la cabeza no son una corona
En realidad representan los destellos de su halo. Miden casi tres metros de largo y son siete, una por cada continente del mundo. Actualmente puedes subir hasta lo más alto pero las entradas se venden aparte y hay que reservarlas con al menos tres meses de antelación.
4. Casi llegó a ser un faro
Después de su inauguración en 1886, el entonces presidente, Grover Cleveland, encargó a la comisión de faros del país que la luz de la antorcha guiará a los barcos que entraban al puerto. Después de décadas de pruebas se descartó la idea porque le faltaba potencia.
5. No es la única en Nueva York
Existe una réplica en el jardín de esculturas en el museo de Brooklyn. Mide solo 9 metros, cinco veces menos que su hermana mayor. Fue un encargo del ruso William H. Flattau en 1990 para coronar uno de sus almacenes en Manhattan, pero por razones arquitectónicas se tomó la decisión cambiarla de lugar en 2002.