Muralistas, inspiración para los dibujantes de cómic: Montoya
Para hacer la serie que presenta, el colaborador de la Colección MILENIO Arte visitó la morgue
Inspirada tanto por los murales de Siqueiros y Orozco, como por los villanos de Marvel, en la obra de Alejandro Montoya (Ciudad de México, 1959) siempre está presente la muerte.
En entrevista con MILENIO, el pintor cuenta: “La iconografía de la muerte en México está muy presente. Por otro lado, para mí, la fascinación de los cómics de Marvel de estas imágenes de representación de la figura humana dinámicas, estilizadas y fuertes, complementan y entran en contraste con las imágenes de Orozco y Siqueiros”.
Para el artista plástico, las obras de Orozco y Siqueiros han sido definitivamente inspiración para muchos, pero sobre todo “tengo la impresión de que quienes dibujan cómics conocen la obra de los muralistas mexicanos, ya que todos esos escorzos y volúmenes de músculos se hacen presentes en el mundo de Marvel”.
En su más reciente exposición, titulada No, que se presenta en el Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, toca el tema de la muerte desde una perspectiva mucho más cruda: niños desfigurados víctimas del crimen.
Durante su investigación, el también colaborador de la Colección MILENIO Arte estuvo en “contacto directo con la muerte”, pues los dibujos que realizó de estos infantes son retrato de cuerpos que se encontraban en la morgue. “No se me puede ocurrir algo más drástico que un niño asesinado, pero eso a la vez no cancela que a partir de esa imagen puedas tratar de elaborar una obra bella”.
Montoya explica que nunca le fue imposible acceder a la morgue; sin embargo, reconoce algunos inconvenientes: para su acercamiento tuvo que cumplir con una serie de procesos burocráticos, además de lo complicado que significa estar expuesto al tema de la muerte de esta manera: “Nunca me insensibilizó, sino al contrario: algunas veces tenía que salirme a agarrar aire y volver a entrar porque yo veía las cosas muy diferente a quienes trabajan allí. Dudo si regresaré a una morgue, ya concluí ese ciclo; lo que me aportó está en mi obra y queda la carga que adquirí para futuros proyectos. “Muchas obras tienen capas de contenido, y ésta en particular es un registro de algo que sucede en Ciudad de México, un lugar tan grande que es capaz de generar actos de demencia como matar a un niño. Evidentemente puede pasar en cualquier lugar, pero en las ciudades es hasta demográficamente más probable que ocurran”.
La muestra estará abierta en el Antiguo Palacio del Arzobispado, Moneda 4, Centro Histórico, hasta mediados de febrero.