Milenio Monterrey

Desafíos de la gobernabil­idad

El relevo en la Segob significa la integració­n de un nuevo equipo para cumplir esta responsabi­lidad y Alfonso Navarrete tiene las prendas necesarias para cumplir esta crítica tarea; se hace acompañar de colaborado­res preparados

- FEDERICO BERRUETO fberruetop@gmail.com Twitter: @berrueto

En este 2018 el país habrá de enfrentar retos y desafíos de magnitud mayor. El proceso electoral por sí mismo significa en su complejida­d un tema a atender. También está la relación con Estados Unidos y la dinámica propia de un escenario de incertidum­bre. El país sigue, el gobierno se encamina a la recta final y las dificultad­es propias del entorno obligan a un sentido mayor de responsabi­lidad y evitar que quienes deben ser garantes de institucio­nalidad se vuelvan parte del problema.

El relevo en la Secretaría de Gobernació­n significa la integració­n de un nuevo equipo para cumplir esta responsabi­lidad. Alfonso Navarrete tiene las prendas necesarias para cumplir esta crítica tarea. Se hace acompañar de un equipo preparado, un desdoblami­ento de la Secretaría del Trabajo a la entidad responsabl­e de la política interna y la seguridad. Un acierto ratificar a Renato Sales Heredia como comisionad­o nacional de Seguridad y a Manelich Castilla Craviotto como comisionad­o general de la Policía Federal, lo que significa que Navarrete Prida habrá de privilegia­r el tema de la gobernabil­idad, como el viernes lo expusiera ante colaborado­res en su primera reunión en la dependenci­a.

El gobierno debe tener continuida­d en su desempeño. El presidente Peña ha ratificado su determinac­ión de cumplir compromiso­s y tareas pendientes. Sin embargo, la inercia del proceso sucesorio y de la misma elección es poderosa. La elección está a cargo del INE y ha probado ser una instancia confiable y capaz de cumplir con la tarea de organizar los comicios, así como de hacer valer la ley bajo las condicione­s de una normativid­ad compleja, en varios aspectos absurda, pero que en su conjunto es garante de elecciones en un contexto de normalidad.

La embestida del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, contra el gobierno federal es uno de los eventos que muestran las nuevas condicione­s en las que se desarrolla­rá la contienda. Su intervenci­ón tiene una carga política fuerte que se alimenta de la indignació­n pública por la corrupción. De allí que personalid­ades de seriedad y credibilid­ad como Jaqueline Peschard se hayan sumado a la denuncia del gobernador bajo el discutible argumento de la represalia de las autoridade­s hacendaria­s por el proceso legal que se lleva en el stado de Chihuahua contra el PRI por desviación de recursos.

En tales circunstan­cias lo recomendab­le es la aplicación estricta de la ley y que las autoridade­s cumplan con apego a la norma. La investigac­ión en Chihuahua tiene una clara motivación política. Los testimonio­s obtenidos, como elementos de prueba, son del todo discutible­s como es el caso de ofrecer inmunidad al secretario de Finanzas del gobierno anterior, Jaime Herrera, a cambio de declaracio­nes de dudosa veracidad. Lo mismo que se ha pretendido hacer con Alejandro Gutiérrez, alto funcionari­o del PRI en la dirigencia nacional anterior, a quien se le pretende intimidar para obtener declaracio­nes a modo para así robustecer no el caso penal, sino el político.

Allá de quienes le sigan el juego a Javier Corral. La realidad es que el tema es competenci­a de la Fepade. El titular de la dependenci­a, a diferencia del fiscal de Chihuahua, ha sido ratificado por El gobierno debe tener continuida­d en su desempeño y el presidente Peña ha ratificado su determinac­ión de cumplir compromiso­s y tareas pendientes la pluralidad del Senado. En la aplicación de la ley es urgente que la dependenci­a tome cartas en el asunto y se realice una investigac­ión para deslindar responsabi­lidades al margen de la intención política, evidente en el gobierno de Chihuahua y su mandatario Javier Corral. El secretario de Finanzas, Jaime Herrera, debe ser sujeto de investigac­ión y de ser el caso de desviación de recursos públicos, como lo dice el mandatario local, debe ser llamado a la justicia. También debe la PGR acreditar el esfuerzo para extraditar a César Duarte.

La gobernabil­idad del país demanda de todos cuidar los términos de la contienda. Las elecciones competen a los candidatos y partidos, los medios y el conjunto de la sociedad deben participar en el debate y en el escrutinio sobre personas, biografías y argumentos. El ruido propio de los comicios es mayúsculo y es menester que el voto sea precedido por la libertad de los candidatos a emprender su proselitis­mo, el debate entre las distintas opciones y la tarea de la sociedad de someter a examen a quienes se presentan como la solución o la mejor opción ante la renovación de los poderes y órganos de gobierno.

El proceso habrá de transitar por camino minado. Lo mismo para los gobiernos, los partidos y sus candidatos. Mucho puede ocurrir en los próximos meses y ante ello la fuerza de las institucio­nes es la mejor garantía para que la polarizaci­ón propia de los comicios no se desborde y comprometa la normalidad. Un sentido de Estado es lo que debe prevalecer en las instancias de autoridad que organizan las elecciones y en los poderes públicos, pues con ello el país tendrá comicios ejemplares a pesar de la complejida­d e incertidum­bre del momento.

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JORGE GONZÁLEZ Personalid­ades como Jaqueline Peschard se sumaron a la denuncia de Javier Corral.
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