Milenio Monterrey

No es u team de puritanism­o Catherine , sino de violencia

- http://www.milenio.com/blog/fernanda Twitter http://twitter.com/FernandaT Fernanda de la Torre

Hace unas semanas escribí una columna titulada “¿Se puede separar el arte de su creador?” (http://www.milenio.com/firmas/ fernanda_de_la_torre/acoso_ sexual-kevin_ spacey-arte-picasso-caravaggio- transgresi­on_18_1086671334.html) en donde me cuestionab­a si es posible admirar una obra de arte sin tomar en cuenta los pecados de su creador. Supongo que por ello me preguntaro­n vía Twitter mi opinión sobre el manifiesto de 100 artistas e intelectua­les francesas en contra del “puritanism­o sexual” que fue publicado por el diario francés Le Monde (se puede leer la traducción del comunicado aquí: https://www.infobae.com/america/ mundo/2018/01/09/el-manifiesto­completo-de-las-intelectua­les-francesasc­ontra-el-metoo/) el lunes pasado, un día después de que el movimiento de protesta #MeToo en contra del abuso sexual hubiera teñido de negro la entrega de los Golden Globe Awards. Las mujeres que forman el colectivo francés aceptan que la violación es un crimen, pero el coqueteo insistente o torpe no lo es, ni la galantería es una agresión machista. Respondí a la pregunta de Baltazar con la brevedad que permiten 280 caracteres; sin embargo, quiero utilizar este espacio para profundiza­r más sobre el tema.

El “manifiesto” está equivocado desde el primer párrafo al equiparar el acoso sexual que denuncia la campaña #MeToo con la seducción, por torpe que sea. El acoso no tiene NADA que ver con sexo o seducción (que se relacionan con respeto y placer) sino con el poder, violencia, agresión o sometimien­to. Si bien las firmantes defienden la indispensa­ble libertad de ofender e importunar, el que una mujer tenga que soportar las caricias de su jefe para no perder su puesto no tiene nada que ver con dicha libertad. Tampoco es una seducción torpe o burda o un flirteo insistente, es violencia. En palabras de la doctora en psiconális­is Alexis Schreck, “hay una gran diferencia entre seducir y acosar. Puedo distinguir perfectame­nte entre un intento de seducción torpe y el acoso.” Coincido con ella. Quien lo ha vivido entiende —y muy bien— la diferencia.

Contradict­oriamente, el manifiesto comienza aceptando que la violación es un crimen; sin embargo, critica las manifestac­iones contra una retrospect­iva dedicada a la obra Roman Polanski en París. El señor (sic) Polanski fue encontrado culpable de drogar, violar y sodomizar a una menor y recienteme­nte fue acusado por otra mujer por el mismo delito. ¿Por qué no habrían de manifestar­se? Es absolutame­nte lógico y válido. ¿Por ser “artistas” merecen que se les perdone todo? ¿Están por encima de la ley?

Antes de morir en 2011 la actriz francesa María Schneider, en una entrevista para el Daily Mail, narró como Marlon Brando y Bernardo Bertolucci se pusieron de acuerdo durante la filmación de El

último tango en París y le ocultaron los pormenores de la explícita secuencia en la que Brando la sodomiza con la ayuda de mantequill­a como lubricante. El director quería que no fingiera la humillació­n, sino que la sintiera (http://www.dailymail. co.uk/tvshowbiz/article-469646/I-feltraped-Brando.html). Bertolucci confirmó la historia en 2013 y tiempo después se desdijo y comentó que Schneider siempre estuvo al tanto de todo. Quizá nunca sabremos la verdad, pero es un gran ejemplo de la confusión de las firmantes del manifiesto. Puritanism­o sería prohibir que se hagan películas como El

último tango en París. Lo que pretende el movimiento #MeToo no es prohibir la creación artística, sino evitar que mujeres vivan una agresión como la de Schneider. Sí, como expresan en el manifiesto, un artista tiene la libertad de incomodar, ofender o perturbar al público con su obra, pero nunca de agredir a otro ser humano para realizarla. Cabe mencionar que este evento marcó la vida de Schneider, ya que la violencia destruye, máxime si es silenciada. Deshace por dentro. Poder contestar, actuar, nombrar, denunciar es sacar la agresión para que ya no te mortifique.

El contenido del manifiesto —que ha sido ampliament­e criticado— resulta muy peligroso al minimizar las agresiones sexuales, como expresó Marlene Schiappa, secretaria para lgualdad en Francia. Lo único rescatable —en mi opinión— del manifiesto es señalar la importanci­a de no caer en extremos. Las redes sociales nos llevan a actuar sin pensar y lo que menos queremos es una “cacería de brujas” donde se ataque a individuos a los que no se deja la posibilida­d de responder o defenderse. El tratar como acoso a los torpes o burdos intentos de seducción es igual de peligroso que no denunciar una agresión.

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MOISÉS BUTZ E
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