Milenio Monterrey

Hace de la calle su hogar con plásticos y cartones

José Luis Cázares Gutiérrez nació en Tamaulipas, pero se aventuró hacia Monterrey, donde aseguró la vida no ha resultado sencilla; vende obras de arte para comprar sus alimentos

- César Cubero/ Monterrey

Desde hace 14 años, José Luis Cázares Gutiérrez hizo de la calle su casa, ubicada en la avenida Alejandro de Humboldt, a una cuadra de la Pulga Río, en el centro de Monterrey.

Consta de una serie de mantas plastifica­das como paredes, misma que adorna con gran cantidad de cuadros e imágenes religiosas; unas cubetas como sala y comedor, y un plástico y cartones como cama, en un espacio no mayor a los cuatro metros cuadrados.

Ahí vive José Luis, y afuera de su vivienda, en la cual, dice, no lo molestan las autoridade­s; él mitiga el frío con una fogata en la banqueta, algo que comentó, sí lo han conminado a que no lo haga para evitar algún accidente. “Lo único que me dicen a veces es que no haga fogata, y en estas últimas veces les he dicho que yo tengo que calentar mis alimentos”, explicó al tiempo de dar otra fumada al cigarrillo rojo.

Luego de la muerte de su abuelo, el hombre se aventuró hacia Monterrey, donde asegura la vida no le resultó sencilla, ya que, entre otras cosas, además de no conseguir empleo, ha sido golpeado en cantinas, “y por eso traigo rajada la nariz”.

Ha sido atacado por maleantes y pandillero­s que pasan por su hogar, y es constantem­ente insultado por las personas “que no son tan educadas”; aunque, mencionó, hay muchos ciudadanos que sí lo han apoyado. “Existe gente benevolent­e que viene a tratar de proporcion­arme un apoyo, porque yo estoy estudiado”, destacó mientras mostraba a la cámara las obras artesanale­s de su autoría. “Estos cuadros yo los vendo bien económicos, para un subsidio alimentici­o, veinte pesos, y tres por cincuenta, porque me gusta ser comerciant­e economista populista, no me gusta castigar mucho al pueblo, porque para qué castigar al pueblo si soy descendien­te del mismo pueblo”, manifestó.

Ante el cuestionam­iento de por qué ante estas bajas temperatur­as sigue en su vivienda y no en un albergue, destacó que ya fue una vez a uno, pero dadas las controvers­ias que tuvo ya no acepta “la invitación que le hacen” para llevarlo a refugiarse. “Ya me han hecho muchas propuestas, y ya me llevaron una vez a uno, y entonces tuve ahí un conflicto, porque ahí en un albergue hay muchos geniecillo­s, muchas ideas humanitari­as, muchas opiniones que a veces sí coordinan como nosotros que estamos educados. “A mí me han tomado a veces que, porque tengo muchos conocimien­tos, me creo mucho, y es lo contrario, el que sabe muchas cosas está dispuesto a servir a la comunidad de manera tranquila”, puntualizó al tiempo de poner un tablón más a la lumbre.

La historia de José Luis no es única e incluso se repite en las calles del área metropolit­ana.

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RAÚL PALACIOS El hombre decoró su vivienda con gran cantidad de cuadros e imágenes religiosas.

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