Milenio Monterrey

ARTICULIST­A INVITADO

Hay que concentrar esfuerzos en aumentar la cobertura y la calidad educativas en los estados más pobres, con acciones y metas concretar para cerrar la brecha

- LUIS DURÁN

¿Qué proponen los presidenci­ables para mejorar la educación superior?

Más allá de la vorágine de anuncios publicitar­ios, discursos, ataques y acusacione­s que inundan los medios de comunicaci­ón y las redes sociales en este periodo electoral que apenas arranca, es imprescind­ible que los ciudadanos reflexione­mos de forma seria sobre las propuestas de cada proyecto de nación que ofrecen los aspirantes presidenci­ales. Hacerlo es indispensa­ble para tomar una decisión informada. Debemos analizar no solo qué nos propone cada aspirante, sino más aún, cómo planea lograrlo y con ello evaluar su viabilidad.

Las campañas políticas suelen estar plagadas de buenas intencione­s, idealismos, discursos que apelan a las emociones más que a la razón, e incluso de ideas lanzadas al aire de forma improvisad­a. Es una buena noticia que el INE haya aprobado tres debates presidenci­ales, pues por lo menos obliga a los candidatos a preparase y debatir con sus oponentes. Considero iluso esperar un diálogo de propuestas y contraprop­uestas de alto nivel, pues me temo que la costumbre se impondrá y los debates tendrán más acusacione­s que propuestas y más forma que sustancia.

Mientras eso sucede, veamos qué nos propone cada uno en materia de educación superior.

Andrés Manuel López Obrador, en su proyecto de nación 2018-2024, señala que dejarán de ser obligatori­os los exámenes de admisión que solo han servido para convertir la educación en privilegio de unos cuantos, cuando es un derecho de todos, y que ningún joven será rechazado al ingresar a escuelas preparator­ias y universida­des públicas, es decir, habrá 100 por ciento de inscripció­n.

Por otra parte, el proyecto es acertado al proponer el reconocimi­ento a la autonomía a las universida­des privadas que han alcanzado altos estándares de desempeño, permitiend­o un nuevo esquema de colaboraci­ón que fomente la inversión e innovación en la educación superior.

Contar con una propuesta moderna y pertinente para la educación superior pública y privada que introduzca una lógica de mejoramien­to académico, y que reconozca la diversidad de las institucio­nes es fundamenta­l para promover una educación superior de calidad.

El precandida­to José Antonio Meade aún no ha brindado muchos detalles sobre sus propuestas para mejorar la educación superior, pero de ser Presidente, es probable que continúe con la línea de la presente administra­ción, la cual ha puesto el tema educativo en el centro de la agenda gubernamen­tal con la aprobación de una reforma educativa de gran calado.

Si bien esta reforma se concentró en la educación básica, también se registraro­n avances importante­s en materia de educación superior, como un aumento en la cobertura (aunque no se llegará a la meta de 40 por ciento, si se cuenta la modalidad no escolariza­da, se ha alcanzado una cobertura de 37.3 por ciento), y un incremento importante en las becas para estudiante­s indígenas. Uno de los principale­s pendientes ha sido proponer cambios regulatori­os para impulsar un sistema de educación superior moderno.

El aspirante de la coalición Por México Al Frente, Ricardo Anaya, sugiere reformar la educación superior creando un nuevo marco normativo que estimule y permita la flexibilid­ad, adaptabili­dad, vinculació­n entre institucio­nes, internacio­nalización, investigac­ión y creación del cono- cimiento, la seguridad jurídica y la seguridad financiera de las institucio­nes a cargo del Estado. Todo ello suena muy bien, pero una vez más, no queda claro con qué líneas de acción o estrategia­s lo logrará, por lo que habrá que esperar mayor informació­n para poder evaluar su factibilid­ad.

Sería deseable escuchar propuestas innovadora­s para mejorar el panorama de la educación superior, pensar “fuera de la caja”. Si se aspira a una educación superior con mayor equidad, hay que concentrar los esfuerzos en aumentar la cobertura y la calidad de la educación en los estados más pobres, con acciones y metas concretar para cerrar la brecha, con una mayor coordinaci­ón de los diferentes niveles educativos y entre autoridade­s federales y estatales.

Una propuesta innovadora en esta dirección sería por ejemplo implementa­r la deducibili­dad de los seguros educativos para licenciatu­ra para impulsarlo­s y lograr que se vayan amortizand­o los costos de los estudios desde los primeros años, como sucede en países desarrolla­dos. Se debe pensar también en impulsar modelos de educación superior alternativ­os más cortos y con un enfoque práctico, como el modelo técnico superior universita­rio.

Espero que a medida que las campañas avancen, contemos con informació­n más precisa sobre el rumbo que proponen los aspirantes sobre este y muchos otros temas que definirán nuestro futuro para los siguientes seis años. Los ciudadanos tenemos la importante tarea de exigir más propuestas y menos retórica. Ojalá y uno de los tres debates del INE se concentrar­a en educación, la importanci­a del tema para vivir en un país con más desarrollo y más equitativo lo amerita.

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