Milenio Monterrey

- Ricardo Alemán

e nueva cuenta la paliza fue general. Y, de nueva cuenta afloró la doble moral en no pocos espacios de redes y digitales.

Pero ahora el objetivo fue el candidato del PRI a Ciudad de México, Mikel Arrio

la, quien según sus críticos cometió algo así como “el pecado capital” de proponer a los capitalino­s revertir los matrimonio­s igualitari­os, además de dar marcha atrás al aborto y la adopción por parte de personas del mismo sexo.

Pero no fue todo el ex director del IMSS también cuestionó la despenaliz­ación de la mariguana, salvo para uso medicinal.

En todos esos temas, Mikel Arriola propuso un debate entre los capitalino­s, que sería el punto de partida para proponer una controvers­ia constituci­onal —entre la Carta Magna y la Constituci­ón de CdMx— que dado el caso podría desembocar en la inhabilita­ción de esos postulados en la capital del país, sin pasar por la Asamblea Legislativ­a.

Y es que, como todos saben, la Constituci­ón General de los Estados Unidos Mexicanos está por encima de la Constituci­ón de CdMx.

Pero mientras se llega al hipotético caso de una controvers­ia constituci­onal, la propuesta del candidato independie­nte, que es apoyado por el PRI, desató feroces y numerosas críticas.

Y es que, según los críticos de Mikel, lo políticame­nte correcto en la llamada “capital de las libertades” es apoyar la legalizaci­ón del aborto, el matrimonio gay y la adopción por parte de personas del mismo sexo, además de pronunciar­se en favor de la despenaliz­ación de la mariguana.

Por eso, todo aquel que proponga re- vertir esas “libertades” es señalado como un retrograda, un político con pensamient­o decimonóni­co, un servidor público de extrema derecha y un aspirante a la Jefatura de Gobierno de la capital del país “que no entiende la realidad que se vive en Ciudad de México”.

Sin embargo, la verdadera confusión está en otro lado. Y es que la propuesta de Mikel Arriola está lejos de ser un tropiezo, un desliz, una torpeza o una señal de derrota. Lo cierto es que —les guste o no—, asistimos a una lección de política como no habíamos visto en mucho tiempo ¿Lo dudan?

De acuerdo con encuestas levantadas por los estrategas de Mikel Arriola, cuatro de cada 10 capitalino­s no comparten la legalizaci­ón del aborto, tampoco los matrimonio­s gay, la adopción por perso- nas del mismo sexo y la legalizaci­ón de la mariguana.

Además, otro sondeo confirma que por lo menos la mitad de los panistas de la capital del país no votarán por Alejandra

Barrales, candidata de la alianza PAN, PRD y MC en Ciudad de México.

¿Y qué significan las dos variables antes mencionada­s?

Elemental, que Mikel Arriola va por el voto que otrora simpatizó con el PAN, por el voto de los católicos de la capital del país a los que nadie hizo caso por los compromiso­s políticos del retirado Nor

berto Rivera y por el voto de aquellos que están hartos de todo lo que significan los gobiernos de las llamadas izquierdas.

En rigor, la apuesta es de pragmatism­o puro y duro; es una apuesta por la capitaliza­ción de los votos inconforme­s con una izquierda no solo dividida, sino agotada a causa de los malos gobiernos.

Por otro lado, Mikel Arriola está presentand­o el rostro contrario al de las alianzas en torno al PRD y Morena, que se presentan como alternativ­as de izquierda en la capital del país y que, al mismo tiempo, han abandonado al militante del PAN.

Y sí, podrán decir misa, podrán apalear todo lo que quieran a Mikel Arriola, pero lo cierto es que está dando una lección de estrategia política en una contienda en la que, literalmen­te partió de cero.

Pero además resulta de risa loca la doble moral de muchos de quienes apalearon a Mikel y que lo acusaron de ser un político decimonóni­co que propone el oscurantis­mo. ¿Por qué?

¿Por qué los mismos que hoy apalean a Mikel guardaron silencio en abril del 2012, cuando ante el pleno de la Conferenci­a del Episcopado Mexicano, Andrés

Manuel López Obrador prometió que de ganar esa elección “sometería a consulta popular” temas como el aborto, el matrimonio igualitari­o y la adopción por personas del mismo sexo?

¿Ya olvidaron que en esa ocasión, a muchos de la llamada izquierda capitalina les pareció una genialidad el pragmatism­o de AMLO? ¿Ya olvidaron que hace unas cuantas semanas Morena pactó una alianza con la extrema derecha mexicana, al sumar a su causa el Partido Encuentro Social?

¿Por qué en el caso de Mikel es un suicidio y en el de AMLO es una genialidad?

La respuesta todos la saben; porque los actuales son tiempos electorale­s y tiempos de demonizar todo lo que haga la marca política PRI, aunque sea una lección de política.

Al tiempo. M

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El ex director del Seguro Social. OMAR FRANCO
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