Milenio Monterrey

- Alfredo C. Villeda www.twitter.com/acvilleda

na peculiar convocator­ia titulada “Procesión en honor a la vaquita marina”, citada para hoy a las 10 de la mañana en el Museo Tamayo, de donde los participan­tes caminarán al Museo de Antropolog­ía e Historia, llegó a mi correo electrónic­o con una serie de datos que creí oportuno rescatar y me propuse dedicar este espacio al tema.

Llevaba ya bajo el brazo mi libro recién adquirido TheStory

ofLifein25 Fossils, autoría de Donald Prothero y editado por Columbia University Press en 2015, para anteponer algunos argumentos a la lucha infructuos­a a favor del célebre cetáceo al borde de la extinción, por ser uno de quienes considera que esa especie fue elegida por la naturaleza para desaparece­r.

Leí en la convocator­ia los datos duros en materia de amenaza y el indispensa­ble referente de que ese fenómeno ocurre desde que hay vida en la Tierra, hace 3 mil 500 millones de años. Se dice también que son 475 las especies en peligro de extinción y 896 las amenazadas en México, y, en el caso de la vaquita marina, se atribuye definitiva­mente a la acción humana, pese a que algunos expertos han identifica­do que el proceso ya no tiene vuelta atrás, un asunto de malos genes, así se lograra salvar a los 30 ejemplares restantes.

Quería precisar, en oposición a este esfuerzo inútil ante lo inevitable, que como nos recuerda Prothero en el libro citado, si bien hay entre 5 y 15 millones de especies vivas en nuestro planeta, es definitivo que 99 por ciento de las que han vivido ya se extinguió, quizá mucho más.

Elucubraba qué dirá el artista plástico Patricio Robles Gil, personaje principal de este

performanc­e a favor de la vaquita marina, frente a la sólida posibilida­d de que la extinción del pequeño cetáceo sea solo un fenómeno natural, selección natural darwiniana, antes que un embate de la acción humana, y qué opinarán los asistentes a tan curiosa manifestac­ión culturalme­dioambient­al. ¿Será la suya una posición informada o simple exhibición de corrección política?

Total que manejaba de vuelta a mi oficina a MILENIO, cavilando sobre el texto de Prothero y la vaquita marina, cuando sobre la calle Villalongí­n, paralela a Sullivan, me sorprendió la alerta sísmica a bordo de mi auto. Frené en el primer semáforo y en segundos la calle estaba llena de gente que experiment­aba un temblor con magnitud 7.2, los postes de luz sacudidos con furia y los vidrios de algunas ventanas cayendo sobre las aceras.

Después del susto solo quedaba la paciencia, pues los cortes viales momentáneo­s crearon filas de autos en varias calles de la colonia Juárez. Apenas llegado al edificio de MILENIO, muchos compañeros seguían en la avenida Morelos y otros comenzaban a regresar después de la revisión de rigor a las instalacio­nes. No bien había retomado todo mundo sus funciones, una réplica nos disparó a todos al helipuerto, y otra vez los ayes y el sudor y la sufridera de saber qué con los parientes.

Y bueno, con tamaños sustos, hubo que ponerse a trabajar y concentrar­se en la cobertura televisiva y la planeación del diario, por lo que la jornada laboral se consumió el tema considerad­o para esta semana y quedó para mejor oportunida­d el de la mentada vaquita marina, acaso cuando ya se haya extinguido el último de los 30 ejemplares restantes, por cierto, en playas mexicanas.

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