Suman 60 quejas de reclusas durante 2017
Falta de atención médica, seguridad y asistencia jurídica son algunos de los casos de los reportes de las internas en los penales
El ambiente de hostilidad que se vive al interior de los penales de Nuevo León se ve reflejado en el aumento de las quejas, ya que del 2015 al 2017 las denuncias interpuestas por mujeres reclusas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) se triplicaron.
De acuerdo con la información proporcionada por la CEDH en el año 2015 se abrieron 20 expedientes por quejas y solicitudes de gestión; en el 2016 la cifra aumentó a 53 y finalmente al cierre del 2017 se contabilizaron 60 denuncias.
Las denuncias se concentraron principalmente contra autoridades del Centro Preventivo de Reinserción Social Topo Chico; del Centro de Reinserción Social Apodaca; y del Centro de Reinserción Social para Mujeres.
Desde el 2015 al 2017, las quejas y solicitudes de gestión interpuestas ante la CEDH han sido por los mismos motivos: falta de atención médica, seguridad y asistencia jurídica. Aunque se desconoce cuántas denuncias fueron atendidas y resueltas.
Para el año 2018, con cierre al mes de febrero, se han presentado dos quejas: una contra autoridades del Centro de Reinserción Social para Mujeres por falta de atención médica, y otra contra funcionarios del penal de Topo Chico por motivos de seguridad y asistencia jurídica.
El pasado 23 de febrero se registraron dos protestas en
En 2015, se informó, se abrieron 20 expedientes por quejas y solicitudes de gestión
En 2016, esta cifra sufrió un incremento considerable, al subir a 53 denuncias
el penal del Topo Chico y del Cereso de Apodaca, donde reos hombres y mujeres se manifestaron con lonas y pancartas en contra del jefe de seguridad, Genaro Sánchez, y la comisaria de los tres penales de Nuevo León, Rosa Félix.
Ambos funcionarios se separaron del cargo en días posteriores a la protesta, aunque el Gobierno del Estado aseguró que esto era por motivos personales.
Fue el pasado 13 de enero ocurrió otra movilización en el penal del Topo Chico, donde dos reos fueron asesinados en las celdas a cuatro días de haber ingresado al penal.
Estos hechos se suman a la lista de riñas y protestas que se han presentado en los últimos dos años al interior de los penales de Nuevo León, poniendo en evidencia el autogobierno de células criminales y la falta de seguridad para los reos.