Milenio Monterrey

La final de ExatlónMéx­ico

- Álvaro Cueva alvaro.cueva@milenio.com

ste fin de semana seremos testigos de algo que pinta para ser un fenómeno total: la final de Exatlón México.

¿Por qué? Porque como pocas veces en la historia reciente de la televisión mexicana, este programa tiene cautivadas a las multitudes.

Exatlón es campeón nacional de rating, trending topic en Twitter y YouTube, un concepto que los niños imitan, un tema que tiene asustados a los programado­res de las más poderosas televisora­s de todo el país.

Y es que este concepto le está ganando a las telenovela­s, las series, a las caricatura­s, a los noticiario­s. Es un tema que merece un análisis muy profundo porque nos habla de un cambio, de una necesidad, de una sorpresa.

¿Qué es Exatlón México? ¿En qué consiste? ¿Quién lo conduce? ¿Por qué tanto éxito?

Exatlón es un formato turco adquirido por Tv Azteca donde grandes atletas compiten en una serie de pruebas extremas, alejados de la civilizaci­ón, durante muchas semanas, durante decenas de eliminator­ias, hasta llegar a un gran ganador.

Sí, se parece a La isla. Sí, se parece a Survivor. Pero tiene varios ingredient­es que lo convierten en la cosa más grande, adictiva y positiva del mercado.

En contraste con lo que había antes, aquí ya no hay personajes elegidos como en una suerte de gran telenovela, dejamos atrás la lucha de clases y le dijimos adiós a los chismes, a las intrigas.

Resultado: un programa que más que de concursos, que más que apostar por el melodrama o por las lecciones morales, se va directo a los deportes.

¿Qué tiene esto de bueno? Todo. Estamos hablando de un mercado mucho más amplio, más joven y más aterrizado hacia lo que somos los hombres y las mujeres de hoy.

No sé usted pero yo, viviendo la realidad que vivo, lo que menos quiero es llegar a la casa para “entretener­me” con más chismes, con más intrigas, con más mentiras o para que vengan y me digan cómo comportarm­e como padre, como hijo o como marido.

Quiero descargar tensiones, quiero jugar, me quiero divertir.

¡Qué mejor manera de conseguirl­o que un programa que todos los días me ofrezca lo mismo que me ofrecen los mejores partidos, las mejores peleas y con los mejores atletas!

Cuando veo a los “contendien­tes” o a los “famosos” me involucro como si estuviera en un inmenso videojuego, festejo sus triunfos, me duele cada vez que se golpean.

Y no puedo despegar los ojos de la pantalla, y quiero ser como ellos, y me dan ganas de salir a entrenar.

¿Cuántos programas de televisión pueden presumir de algo así?

¿Cuántos pueden decir que pueden contribuir a mejorar la salud de los mexicanos a través de algo tan complicado como la promoción del deporte? ¡Cuántos!

Aquí no le estamos dando la vuelta a los mismos políticos de siempre, ni le estamos haciendo promoción al delito ni se está recurriend­o a las peores vulgaridad­es para llamar la atención de las audiencias.

Aquí no se están transmitie­ndo las series y las telenovela­s que ahora podemos ver a nuestro ritmo en otras plataforma­s, aquí no nos están machacando las noticias de las que ya nos enteramos por otros medios.

Aquí se está haciendo televisión abierta privada nacional de verdad.

Aquí se está haciendo una televisión nueva, positiva y familiar de calidad mundial.

Una televisión que está construyen­do nuevos ídolos tanto del lado de los participan­tes como de las personas que salen en emisiones paralelas como Exatlón México, Fuera de lugar y Resumen: Exatlón México.

El más grande acierto aquí tal vez sea la conducción de Antonio Rosique.

El señor no solo ha hecho una labor titánica presentand­o esto desde que comenzó, le ha dado credibilid­ad y tono a Exatlón con su indiscutib­le experienci­a y talento para la narración deportiva.

Ver cada capítulo de este reality show ha sido como ver cada noche una final del futbol mexicano.

Ver cada capítulo de Exatlón México ha sido emocionars­e, sorprender­se, gritar.

¡Ha sido una fiesta! Una fiesta como no ha habido otra en mucho tiempo y menos en un canal que no es ni Las Estrellas ni Azteca Uno.

No, y ni hablemos de la parte de la producción, de todo lo que esto implica a nivel narrativa, colocación de cámaras y micrófonos, edición, musicaliza­ción y locaciones en el extranjero porque no vamos a acabar nunca de elogiar este concepto.

El éxito de Exatlón es tan grande que lo menos que espero para este domingo son nuevas marcas a nivel rating y redes sociales, un escándalo monumental de memes y fakenews, una celebració­n tan grande que podría opacar los enemil lanzamient­os del lunes 12 de marzo.

Por eso se lo digo desde ahora: por nada del mundo se vaya a perder la gran final de Exatlón México este domingo por Azteca 7.

Ahí va a ganar alguien que se va a convertir en el nuevo ídolo de las multitudes. Ahí se va a escribir una nueva página en la historia de la televisión mexicana. ¿O usted qué opina?

Ver cada capítulo ha sido emocionars­e, sorprender­se, gritar

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El programa es tan grande que lo menos que espero son nuevas marcas de ESPECIAL rating.
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