La culpa la tiene la tele
a culpa la tiene la televisión. Me causó mucha gracia algo que me apuntó mi amiga la periodista Laura Pérez Cisneros sobre como varios artículos en periódicos como The Washington Times hacían alusión al hecho de que a pesar de haber tenido grandes críticas por los expertos en teatro y televisión, muchos grupos religiosos se descubrieron indignados con la representación en vivo por televisión de musical de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice sobre los últimos siete días de Jesucristo.
Esta ópera rock, que el mundo entero conoció hace 47 años (para que se den una idea del rato que ya lleva rolando por ahí), es narrada por Judas y sin la menor duda no es precisamente de la manera que el Nuevo Testamento narra los hechos. De entrada el personaje en conflicto que, el que para muchos de nosotros tiene las mejores canciones, y sin la menor duda el verdadero protagonista de la obra es Judas. Jamás lo justifica. Jamás nos dice que tenía razón. Pero si lo presenta como un ser humano con temores, dolor y sí, muchísima envidia. Un personaje mucho más complejo que “el simple traidor”. Y además todo al ritmo del rock, no me sorprende que en sus diferentes formas siempre ha perturbado a quienes son fieles a un dogma.
Otros se preocupan porque no aparece la resurrección. Puede ser un punto interesante, pero no siendo un material teológico o didáctico no veo porque los autores no podrían terminar la historia donde considerarán correcto.
Pero claro, años con esta discusión. Cuando se hizo el álbum conceptual y luego se estrenó en Broadway, Londres y de ahí la película, siempre se discutieron estas cosas. Al igual que la relación de Jesús con María Magdalena (aunque para ese tema hay varias obras y películas mucho más controvertidas).
No. Lo que hace que me gane la risa es el simple hecho de que aunque estemos hablando de un musical que tiene casi cincuenta años, millones de personas o tuiteros (que no es lo mismo pero es igual) se descubren ofendidos por algo hermoso y sí, digno de discusión, pero que siempre ha estado ahí. ¿Y por qué? Porque salió en tele abierta. Digamos lo que digamos, pero el impacto internacional de la misma está siendo muy menospreciado por los que gozamos decir cosas como “yo solo veo Netflix”.
Por cierto
Brandon Víctor-Dixon, quien interpretó magistralmente a Judas, también fue por mucho tiempo Aaron Burr en el musical
Hamilton en NY. Y precisamente fue él quien amable pero firmemente increpó al ahora vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, cuando fue a una función de la puesta en escena y trató de salir sin que el muy liberal público y elenco se diera cuenta.