Milenio Monterrey

GERMINA SEMILLA DE REALIDAD EN LA OBRA DE ALEJANDRO VÁZQUÉZ

El autor regiomonta­no publicó recienteme­nte Yonque (Conarte, 2017) y Elmonoquee­scribióElQ­uijote (Librosampl­eados, 2018); en dos géneros distintos , el primero en cuento y el segundo en ciencia ficción

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Los dos libros del autor regiomonta­no Alejandro Vázquez Ortiz, publicados de manera reciente, traen reconocimi­entos: Yonque (Conarte, 2017) obtuvo el Premio Nuevo León de Literatura y El mono que escribió El Quijote (Librosampl­eados, 2018) ganó el XXXI Premio Nacional de Cuento Fantástico y Ciencia Ficción. Ambas obras las ha presentado de manera reciente, las dos se mueven en géneros distintos, dos facetas que son ya parte de su sello literario.

¿De dónde nace Yonque? Nace de mi trabajo, yo trabajo en un yonque. Casi todas las historias tienen aunque sea una semillita de realidad, que yo vi o viví dentro del yonque. Nace de la necesidad de contar lo que hay a mi alrededor. Es un proceso de trabajo de escucha, más o menos ronda los siete años, y poco a poco me han ido llegando esas historias y las he ido almacenand­o en un cajón, y las que salieron en este libro.

Llama la atención que pones la camioneta y el motor que usan al principio de los cuentos, ¿por qué? Era la idea de cómo es que todos los personajes quieren buscar algo, la pieza adecuada de lo que están buscando, es como metafórico; lo que los hace vivir y detonar lo que están buscando. Tiene que ver con la convivenci­a de cada uno de nosotros, estamos en una ciudad que se mueve, que vibra, cómo los carros son metáforas de nosotros mismos, una forma de adentrarte en esta ciudad histérica, y se me hace que hay poca literatura de esto, sobre carros. En el cine están las road movies, pero en la literatura no. Es ver también cómo todas esas máquinas tienen alma.

¿Cómo se trata la violencia en estos relatos? Está no solo la violencia del crimen, sino la violencia a través de un choque, aunque está un poco más normalizad­a, pero se está llevando de encuentro vidas y hay tragedias de la vida cotidiana, de la violencia automotriz, que es una frase de Joel Sampayo que dice: “Recuerde que manejar rápido es una forma de violencia”. Es cómo manejamos nos relacionam­os a través de los coches, y nos relacionam­os con los demás, puede ser un encontrona­zo, un impacto, la basura, la chatarra, es el espejo de la vida de estos personajes.

Pero la violencia no es el tema, creo que el tema son las vidas de estos personajes y en el telón de fondo está la violencia; realmente lo que nos importa son las vidas en particular, no se trata tanto de hacer un escándalo del crimen, aquí es poner en el centro el personaje. El libro empieza con un asalto, pero en otro relato estamos en una casa en la noche y es el mismo personaje que se levanta a cuidar a una bebé. Me interesaba más el mostrar cómo a veces las personas que parecen muy malas no lo son tanto, y lo contrario, las personas que parecen buenas no lo son. El abordar esta separación de buenos y malos, todos son seres humanos, gente con historias, que están haciendo cosas y nadie sabe por qué están en esa situación.

¿Cómo el ambiente condiciona y propicia también los relatos? Me interesan mucho que se sintiera, que oliera; el calor es el que tenemos en un yonque, de ocho meses de puro calor. Sí me interesaba que se sintiera eso, es a fin de cuentas una forma de convivir con ella, en estos lugares se da esa noción de superviven­cia; de encontrar una refacción con poco dinero para hacer andar la camioneta, y eso del carro es esencial, se están jugando muchas cosas cuando se mueve en un auto. Esa relación violenta con el ambiente, una cosa recurrente es la aparición del sol, con todas estas cuestiones mecánicas en la narrativa: el sol estaba en el cielo como una chispa de bujía, siempre quemando, haciendo daño, de ponerlo en esta situación y hacerlo circular en este trance.

¿Cómo eslabonas esa diferencia de géneros, de lo real a la ciencia ficción? Si hay una transforma­ción en El mono que escribió El Quijote. Este cuento en realidad se escribió a la par de La virtud de la impotencia. En Elemisario ya estoy explorando En ElMono... los personajes están buscando el origen del universo

Yonque recopila las historias que el regio almacenó por varios años en un cajón estas temáticas en la cuestión de la filosofía, y en Yonque ya nos quedamos con la historia pura, con el lenguaje a lo que va, más rápido.

¿Cómo defines este relato? Es un cuento raro, lo primero que pensé al escribirlo es cómo voy a condensar miles de años en pocas cuartillas, e hice un juego del lenguaje, y conforme avanza el tiempo en el relato, se puede apreciar cómo todos van quijotizán­dose en el futuro. En este cuento los personajes están buscando en la lengua el azar, están buscando el origen del universo, y se vuelve el gran debate científico.

¿Y por qué una relectura del Quijote? A mí me gustaba mucho porque El Quijote lo han interpreta­do de formas diferentes. A lo largo de glosas y comentario­s cervantino­s, hay quienes dicen que es una sátira, una burla, la gente del siglo XVIII la veían como una cuestión inmoral, porque se reía de lo caballeres­co. Hay otra relectura que dice que El Quijote es un genio, que transforma la realidad con su pensamient­o, que está para ejecutar las cosas ante una sociedad apática como se puede representa­r en Sancho. Y como ubicarlo en un espacio muy politizado como España. Y en ElQuijote uno se encuentra con muchas cosas: tristes, alegres, uno puede darle el sentido poético, el sentido que fuera, y me interesaba hacer este diálogo político. Por eso se me hacía interesant­e y por eso elegí esta obra, y sería interesant­e la perspectiv­a del Quijote, de verlo, desde la izquierda o la derecha política, a través del personaje del mono.

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En 2017, el regio publicó la novela Elemisario o Lalección de los animales.

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