Los delirios populistas de AMLO
La distribución de la riqueza en México es lacerante, pero López Obrador propone regalar dinero y darle a ninis 3 mil 600 pesos al mes; si lo multiplicamos por los jóvenes que ni estudian ni trabajan, resultan 8 mil 280 mdp mensuales
“Es realmente seductor en términos electorales pensar que recibiremos dinero gratis”, afirma La producción de la riqueza tiene una lógica simple: no nace por generación espontánea
Pese al fracaso de la izquierda en Latinoamérica (que alcanzó su cenit con la Revolución Cubana que, lamentablemente, devino en dictadura), la avanzada populista ha tenido un ascenso considerable en las últimas décadas. El caso más visible y emblemático lo tenemos en Venezuela, con la llamada “revolución bolivariana” iniciada por el extinto Hugo Chávez y continuada por el actual presidente Nicolás Maduro, quien tiene al país en bancarrota.
Con la engañifa de distribuir equitativamente la riqueza, acabar con los privilegios de los ricos (esto es disolver la sociedad de clases) y desmonopolizar los medios de producción (regresándoselos al pueblo), los líderes populistas consiguen construir gobiernos que, en el fondo, tienen todas las características de la temible autocracia.
Es en este perfil en el que se enmarca el candidato presidencial y jefe único de Morena, Andrés Manuel López Obrador, ni más ni menos que el Rey de las Mentiras Piadosas, toda vez que se ha dedicado a prometer impunemente a la sociedad mexicana lo imposible.
Limitémonos a observar dos ejemplos emblemáticos. Dijo López Obrador hace unos días (www. economiahoy.mx/economia-eAmmexico/noticias/9058933/04/18/ AMLO-coincide-con-Trump-enigualar-salarios-con-Estados-Unidos. html) que de llegar a la Presidencia homologaría los salarios entre los trabajadores de México, Estados Unidos y Canadá, insistiendo en que “no se puede estar pagando a los trabajadores de las maquilas 800 pesos a la semana.
No es posible que un trabajador en México gane 10 veces menos que lo que gana un trabajador en Estados Unidos y Canadá”. Bien, analicemos: el salario mínimo de México es de 88.40 pesos diarios. Si una empresa paga dos salarios entonces paga 176.80 pesos por día. El salario mínimo en Estados Unidos oscila entre los 12.50 dólares por hora, de manera que por ocho horas de trabajo al día nos da un total de 100 dólares diarios, esto es mil 850 pesos por día, cantidad que los mexicanos empezarían a ganar de llegar AMLO al gobierno.
Suena muy bien, es cierto, pero ¿será esto posible y, sobre todo, viable? ¿Podrán las empresas pagar estos salarios sin llegar a la quiebra, lo que generaría mayor desempleo? Esta propuesta es muy atractiva, pero con un poco de juicio y sentido común nos daremos cuenta de que es una ocurrencia.
Otro ejemplo. Todos estamos de acuerdo con que la distribución de la riqueza en México es lacerante: pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco. Ante esto, López Obrador propone regalar dinero. Para empezar, promete darle a los jóvenes que ni estudian ni trabajan 3 mil 600 pesos mensuales. Si esto lo multiplicamos por la cantidad de jóvenes que no estudian ni trabajan (2.3 millones) nos da la desorbitada cifra de 8 mil 280 millones de pesos mensuales. Si a esto agregamos su promesa de apoyar en el mismo sentido a las madres solteras (4.5 millones), adultos mayores (9.5 millones) y a las personas pobres con discapacidad (7.1 millones), tendríamos un gasto mensual (sumando todas las cifras) de ¡44 mil 20 millones de pesos! Recibir dinero gratis resulta muy atractivo, pero: ¿usted cree en esta otra chuscada lopezobradorista? La generación de la riqueza tiene una lógica simple: no nace por generación espontánea, se crea, es creada por los que trabajan, generan empleos, construyen fábricas, sostienen negocios, etcétera, esto es quienes pagan impuestos al gobierno para que el gobierno lo distribuya en la sociedad a través de bienes y servicios. Es realmente seductor en términos electorales pensar que recibiremos dinero gratis, ¡todos lo quisiéramos!, pero aparte de ser inviable es una idea reduccionista que intenta obviar que el tesoro del gobierno no se construye con dinero que viene del cielo, sino con los impuestos que pagan los ciudadanos laboralmente productivos, incluidos aquellos jóvenes, madres solteras, personas de la tercera edad y discapacitados que hoy mismo trabajan y que, con la llegada de López Obrador, nada mejor les vendría que dejarlo de hacer, ¿se imagina lo que esto significaría?