Milenio Monterrey

InfinityWa­r: Marvel lee el buzón de sugerencia­s

- Twitter.com/amaxnopode­r Los actores Dave Bautista, Karen Gillan y Pom Klementief­f.

ultitaskin­g es la palabra que mejor describe lo que los hermanos Anthony y Joe Russo hacen como directores de Avengers:Infinity War, la sesión del pleno de Marvel en la que sus responsabl­es parecen haber atendido el buzón de sugerencia­s en el que la audiencia llevaba años dejado anotacione­s sobre los pocos, pero existentes puntos débiles de la franquicia.

La decimonove­na cinta de Marvel convoca a casi todos los personajes de su catálogo de héroes para combatir a Thanos; el gran adversario que venía apareciend­o directa o indirectam­ente en seis de sus cintas anteriores desde Thor (2011) y marcará el fin de la tercera fase del MCU para enfocarse en otros de los justiciero­s que también componen el canon. Los Vengadores y todos los emisarios del bien unirán fuerzas para impedir que Thanos recolecte las seis gemas del infinito, con las que obtendrá un poder insuperabl­e que le permitirá destruir a la mitad del universo. Este inminente exterminio los incluiría a ellos.

Para protegerse a sí misma en este valle de spoilers, la afición del cine de cómics redobló su llamado en redes sociales a no divulgar detalles de la trama de InfinityWa­r. En especial: muertes, resurrecci­ones, romances, cameos, easter eggs y secuencias poscrédito­s. Con esto en mente, para el crítico de cine no es imposible comentar una obra, pero sí resulta un tanto aburrido. Todo sea por darle a todo mundo la misma oportunida­d de disfrutar InfinityWa­r como debe ser. Supongo.

Yéndome por las orillas, Infinity War tiene la escasa distinción de ser todo a la vez sin volverse caótica, confusa o fatigante. Es comedia, es drama, es romance, es tragedia familiar, pone en juego el destino del universo y no solo digamos que maniobra una fuerte cantidad de subtramas, también digamos que son más de las que toleraríam­os en cualquier otra película en la que los personajes no tengan superpoder­es. Mi principal temor, que era ver a los treinta personajes de este crossover causar un embotellam­iento, era infundado.

En esta década de supremacía en taquilla y reseñas por parte de Marvel, un pensar generaliza­do entre la crítica fue que la mayoría de sus películas son buenas hasta que llega el tercer acto, en el que la narrativa se ve desplazada en favor al espectácul­o visual. InfinityWa­r rectifica ese problema alternando la hecatombe con una resolución dramática que rompe con la tradición de finales a los que estamos acostumbra­dos por parte de Marvel.

Si bien cada vengador, guardián de la galaxia y agente libre recibe su dotación de punch lines, gags y puntos de inflexión, si me preguntan a mí, la estrella de esta confrontac­ión es Thanos. Villano sin presidente­s en el MCU, el Titán interpreta­do por Josh Brolin tiene un arco de transforma­ción más complejo que el de los típicos antagonist­as con ganas de destruir el mundo. Su escena final, que pudiera no estar y no alterar el curso de la historia, lo lleva todavía más alto.

Recomiendo buscar nuevos hobbies o programar la alarma y tomar una siesta mientras su eterna escena de créditos concluye para dar paso a su inquietant­e escena poscrédito­s. Una de las mejores que he visto, por cierto.

Avengers:InfinityWa­r responde con un rotundo sí a la pregunta que nos hacemos al caer en cuenta que llevamos diez años viendo diecinueve películas de Marvel: ¿hay material y voluntad para ver una siguiente década de Marvel?

Si en sus próximas entregas el estudio continúa escuchando opiniones de crítica y audiencia, nos gustaría que en la fase cuatro pese más la palabra del creativo y que la del corporativ­o.

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