Milenio Monterrey

Cincuenta años de sonidos eclécticos

El célebre álbum doble de los Beatles cumple hoy medio siglo con una edición de seis discos y una propuesta que recluta nuevas generacion­es

- XAVIER QUIRARTE

Los autores intelectua­les: Harrison, McCartney, Starr y Lennon.

Afines de los ochenta, el locutor de la estación de radio Rock 101 solía anunciar: “Del Álbum Blanco, conjunción de todos los colores”, para lanzar una canción del disco que no se llama así. Sobre fondo blanco lleva el nombre del grupo en letras resaltadas, The Beatles. Muchos años había sido mi álbum favorito del grupo con el que pasé de la niñez a la adolescenc­ia y seguía vigente entonces como ahora.

Hace unos meses, en una entrevista en torno a su biografía sobre Paul McCartney, Philip Norman dijo que “en un mundo donde no hay demasiadas cosas para mostrarse feliz, los Beatles fueron una gran máquina de felicidad humana, tal vez la más grande en el siglo XX”.

Los Beatles prodigaron a mi generación felicidad humana, pero no solo eso. También nos llevaron a la reflexión y la introspecc­ión, a sentir pasión e ira, a imaginar otros mundos y a compartir con quienes escuchábam­os el álbum sentimient­os que saltan de una canción a otra en un álbum ecléctico y maravillos­o.

Comprar un disco doble en una época en la que un estudiante de secundaria clase media baja contaba unos cuantos pesos para una torta y un refresco, era prácticame­nte impensable. No solo era la música lo que uno pretendía: también la posibilida­d de poseer el cartel gigantesco con un collage de fotografía­s del grupo por un lado y todas las letras de las canciones en la otra, más cuatro retratos.

No recuerdo cómo logré comprarlo, pero fue maravillos­a la sensación de descelofan­earlo, término que muchos años después pondría en boga Lynn Fainchtein en su programa Descelofan­eando en Rock 101.

Me sentía parte de una cofradía y, por ende, había que compartir el hallazgo sonoro con los amigos más cercanos. Si ellos constituía­n una fauna ecléctica, incluyendo especies vegetales y seres del más allá y más acá, el llamado Álbum Blanco conjuntaba estilos varios, contratant­es, complement­arios.

Retablo de maravillas

En este álbum de maravillas se escucha desde el rock duro psicodélic­o (“Helter Skelter”) al blues y el rhythm and blues (“Year Blues”, “Revolution 1”), hasta el experiment­o sonoro (“Revolution 9”), pasando por la balada bobalicona (“Ob-La-Di, Ob-LaDa”), un homenaje al music hall (“Honey Pie”), una sátira política (“Piggies”), una invitación a la lascivia (“Why Don't We Do It in the Road”), una canción de cuna (“Good Night”), y hasta exhortacio­nes al pasón (“Long Long ”).

En Rey, Dama, Valet, la novela deVladímir­Nabokov,Martha,uno de los personajes, condensa sus frustracio­nes en un “mantel blanco,insufrible­menteblanc­o”.Nosotros no somos así. Muchas generacion­es debemos agradecer la existencia de un manto sonoro blanco, gozosament­e blanco, porque nos ha acompañado en momentos de soledad, tristeza, ira y júbilo. Algunas canciones suenan ya ridículas, pero a 50 años de su gestación el conjuntono­dejadesorp­render.Se constata que cuatro cabezas musicales pensaban mejor que una.

Variedad en equilibrio

Paul McCartney afirma que The Beatles, aunque tenía sus fallas como colección, se mantenía como álbum, que su mayor atractivo era la variedad de sus canciones. "Se mantuvo, aunque no fue agradable hacerlo. Pero, bueno, a veces esto le sirve a tu arte".

Ringo Starr, más práctico, con el envidiable sentido del humor que le caracteriz­aba, acertó al decir: “Hubo mucha informació­n en el álbum doble, pero estoy de acuerdo en que debíamos haberlo vendido como dos discos separados: El Álbum blanco y El Álbum más blanco”.

“No fue agradable hacerlo, pero a veces esto le sirve a tu arte”, P. McCartney

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LUIS MIGUEL MORALES

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