Tentación de “tener razón”
El sábado termina un largo y ríspido periodo de transición, hostil y tóxico en redes sociales. Ojalá esto amaine ahoraqueiniciaelsexenio,perodesgraciadamente siempreestálatentacióndearroganciadequienes llegan y de odio de quienes se oponen. Esta última genera el deseo maquiavélico de que fracasen los nuevos, para “tener razón”. Pero si reflexionamos e intentamos elevar nuestra inteligencia emocional, nos daremos cuenta de lo obvio: nos conviene a todos que al nuevo gobierno le vaya bien, por lo que, al menos de entrada, habría que tener una actitud abierta, de entendimiento y respeto, aunque hayamos votado en contra en julio.
Quienes fueran la resistencia por muchos años, serán gobierno. Tendrán que enfrentarse a las complejas problemáticas del país. Ojalá lo hagan con humildad y actitud democrática. Cambiarán estrategias y llevarán a cabo decisiones que quizá no nos gusten a muchos. Y desde luego tenemos tambiénlaresponsabilidad,desdenuestrasdistintastrincheras,deservigilantesyseñalarcondeterminación los errores, sobre todo cuando vulneren los incipientes pilares democráticos.
Pero eso no significa desear que las cosas vayan mal, ni estar con una actitud de búsqueda constantedelmásmínimoerrorparaagrandarloymediatizarlo, solo porque queremos “estar en lo correcto”. Hay que pensar que muchos de los políticos o ciudadanos, ya sean seguidores o críticos de AMLO, son personas buenas, sensatas, inteligentes,conbuenasintenciones,yconelmismoobjetivo de mejorar al país, pero con la creencia genuina dequesuestrategiaeslamejor. Esasensatezdebería ser suficiente para dejar que la historia y la realidad calificaran o descalificaran las ideas de cada quien, sin que tenga que ser personal.
Apunte spiritualis. Hay que aprender del científico de vocación que busca que reten sus teorías, y si resultan ser falsas, pasará a lo que sigue, feliz, sin ningún problema, sin dar maromas intelectuales, sin ponerse en pie de guerra.