No a la violencia
Desesperadamente necesitamos el muro”, dijo ayer Donald Trump al diario The Washington Post, después de la dramática imagen que recorrió el mundo de una madre migrante, que al huir de la nube de gas lacrimógeno, arrastra con las manos a sus hijas descalzas y en llanto.
Tomada en el canal fronterizo que cruza el límite entre Tijuana y San Ysidro, la fotografía se convirtió en símbolo del maltrato que recibió gente débil, inocente y auténticamente desesperada.
La imagen concitó mayor simpatía de la opinión pública de Estados Unidos en favor de los migrantes y echó a perder la estrategia de Trump de mostrar a la caravana como una turba de criminales.
En la caravana hay una inmensa mayoría de migrantes, hombres, mujeres y niños, que huye de la violencia y de la pobreza, pero también existe una sospechosa minoría de delincuentes agresivos, que recuerda el éxodo del Mariel, movimiento masivo de migrantes cubanos a Miami, entre los cuales fueron incorporados delincuentes excarcelados por el gobierno de Cuba.
A río revuelto, ganancia de pescadores. Revueltos criminales con mujeres y niños, la icónica imagen echó a perder el intento por proyectar como delincuentes a todos los migrantes.
El representante demócrata Adam Smith, futuro presidente del Comité de las Fuerzas Armadas, exigió al presidente Trump suspender la militarización de la frontera con México. Nuestro país debe rechazar la inamistosa medida.
Después del debilitamiento de autoridad en México por el cambio de administración, el próximo gobierno por fin pondrá orden al caos migratorio a partir del 1 de diciembre, bajo dos premisas fundamentales: otorgar trato humanitario y garantizar la protección al migrante, por un lado, y deportar a los que violen la ley, por el otro.
De los 8 mil 247 migrantes centroamericanos registrados en la caravana, 232 han sido deportados por actos violentos, agresiones y faltas administrativas cometidos en Tijuana.
Habrá coordinación entre las secretarías de Gobernación, Salud, Relaciones Exteriores y otras autoridades para implementar un programa de protección civil que atienda a los migrantes.
El grupo de protección civil trabajará con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y con la Organización Internacional para las Migraciones, así como con los gobiernos de Estados Unidos, Honduras, El Salvador y Nicaragua, principalmente.
Luego de los hechos ocurridos en Tijuana, Estados Unidos debe abstenerse de usar la violencia excesiva para controlar el flujo de migrantes y permitir que se aplique el debido proceso de los solicitantes de asilo. A su vez, México debe impedir que este tipo de provocaciones afecte el cruce normal de personas y mercancías en la frontera que debe transcurrir de manera ordenada.
México mantiene su compromiso por el respeto a los derechos humanos y la voluntad para alcanzar acuerdos regionales que contribuyan a solucionar las causas de la migración.
Y ni el muro ni las armas resolverán la causa de la migración.
El demócrata Adam Smith exigió a Trump suspender la militarización de su frontera sur