Milenio Monterrey

AMLO, Morena y el Poder Judicial

- ESTEBAN ILLADES @esteban_is Facebook: /illadesest­eban

Si uno lee con detenimien­to los dos discursos que dio el Presidente el sábado pasado, notará una gran ausencia: el Poder Judicial. A juzgar por las palabras de Andrés Manuel López Obrador, pareciera que en México no hay tres poderes, solo dos.

Sin embargo, claro que el gobierno tiene al Poder Judicial en la mira. En la cuarta transforma­ción tanto la Suprema Corte como el Consejo de la Judicatura, sus dos pilares, corren graves riesgos y el tema no ha trascendid­o como debería en la discusión pública.

¿Qué riesgos? La andanada de iniciativa­s de ley que busca subsumir al Poder Judicial al Ejecutivo y al Legislativ­o. No solo se trata de recortar sueldos –iniciativa retóricame­nte dirigida a los 11 ministros, pero que afecta mucho más a los de abajo–, sino de su autonomía orgánica.

Una iniciativa busca que los jueces roten cada seis años de jurisdicci­ón, como si fueran embajadore­s. Si algo da certeza a un juez es el conocimien­to del contexto donde opera, la situación del lugar y la materia que conoce. No es lo mismo tomar decisiones en Oaxaca que en Tijuana. No es lo mismo estar adscrito a un juzgado mixto que a uno penal. Los jueces no son todólogos; son expertos en su ámbito –acotado– y nada más.

Otra busca quitarles la protección por considerar­la opulencia. Pero no se toma en cuenta lo que implica juzgar en las ciudades más violentas del país. Tampoco se considera lo peligroso que es llevar el juicio de alguien vinculado con el crimen organizado. La creencia detrás de la reforma es que los jueces viven bajo protección porque les gusta.

Y la última: ayer se presentó la terna para sustituir al recién retirado ministro Cossío. Una integrante fue candidata por Morena al Senado en esta elección. Otra tiene una estrecha amistad con el Presidente. El tercero –favorito– estaba pensado como fiscal en el nuevo gobierno. Ninguno goza de autonomía respecto al Ejecutivo (sin contar que se había prometido una terna de solo mujeres).

Sin duda, la Corte y la Judicatura tienen sus problemas –algunos graves– y deben resolverlo­s –pronto–. Pero deben de hacerlo solos. Decía Montesquie­u, ideólogo de la separación de poderes, algo fundamenta­l: sin un Poder Judicial independie­nte no hay libertad.

En la 4T la Corte y la Judicatura corren graves riesgos

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