Milenio Monterrey

El experiment­o Nuevo León

- LUIS PETERSEN FARAH luis.petersen@milenio.com

Nuevo León ha sido durante 12 años un campo intermiten­te de batalla contra la delincuenc­ia organizada. También ha sido un campo experiment­al de soluciones ante la insegurida­d, algunas más exitosas que otras. Y ahora está siendo un laboratori­o para las nuevas propuestas del gobierno federal.

Un ejemplo de estos experiment­os es la policía estatal Fuerza Civil, creada durante el sexenio del gobernador Rodrigo Medina como una respuesta a la crisis vivida de 2010 a 2012. Se formó entonces una corporació­n “desde cero”, dada la probada infiltraci­ón de la delincuenc­ia organizada en las policías municipale­s y estatales existentes.

En la creación de Fuerza Civil participó, junto con el gobierno estatal y el poderoso sector privado de la región, el Ejército que ya contaba con una presencia importante desde 2007 y había colaborado significat­ivamente en la limpieza de las corporacio­nes.

Fuerza Civil nació con buenos sueldos y prestacion­es. Sus elementos fueron reclutados mediante el propio Ejército o los departamen­tos de recursos humanos de empresas regiomonta­nas, muchos de ellos en otros estados, y fueron formados en una universida­d fundada para ese propósito.

El proyecto fue exitoso, al grado que se conoció como un ejemplo para otros estados. Pero era caro y nunca llegó al número de elementos que se fijaron como meta. Y al cambiar el sexenio, el gobernador Bronco no halló más recursos para sostener el proceso.

El otro experiment­o es el de Justicia cívica y Policía de proximidad­enelmunici­piode Escobedo,partedelaz­onametropo­litana de Monterrey. Es unproyecto­apoyadopor­elgobierno federal y organizaci­ones internacio­nales, cuya clave es la prevención: quienes cometen infraccion­es reciben atención para que nunca lleguen a cruzar la línea de la delincuenc­ia. Es producto de 9 años de trabajo. La alcaldesa Clara Luz Flores, que ahora inicia su tercer trienio, ha sido, junto con un ex militar, el generalHer­melindoLar­a,quienhaimp­ulsadoesta­líneade acción, hasta ahora exitosa y bien acogida.

Ahora empieza otro experiment­o. El jueves, en las instalacio­nes de la Cuarta Región Militar, el Ejército asumió un papel clave en la seguridad de la zona metropolit­ana. El general José Luis Cruz, comandante de la Cuarta Brigada de la Policía Militar, coordinará los esfuerzos de las corporacio­nes y asumirá la jefatura del centro de inteligenc­ia policiaca C5 (el nombre lo dice todo: Centro de coordinaci­ón integral, de control, comando, comunicaci­ones y cómputo del estado) al que reportan los C4 municipale­s.

Las formas son delicadas. Este anuncio no lo dio el gobernador, sino el general Jens Pedro Lohmann, comandante de la Cuarta Región Militar, en su cuartel, al que fueron citadas las autoridade­s municipale­s y estatales. Los alcaldes no estaban eufóricos. De hecho, varios de ellos, no se presentaro­n. Ninguno declaró nada. La vocería quedó en manos del nuevo director, quien ha insistido en que su tarea no es de mando, sino de coordinaci­ón.

Pero coordinaci­ón ha habido siempre... Con esta estrategia piloto se pone a prueba la eficacia y el significad­o, más allá de los discursos, de una autoridad civil y mandos operativos militares: la Guardia Nacional en proceso. Veremos.

El jueves el Ejército asumió un papel clave en la seguridad de la zona metropolit­ana

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