La dictadura destruyó Siria
No resultará difícil encontrar textos sobre lo que ocurre en Siria, de un movimiento pacífico pasamos a una guerra civil. Teherán y Moscú están implicados y se transformaron en corresponsables. Los rusos tienen ahí su salida al mediterráneo, no la van a soltar tan fácil. Los americanos no
quieren otro Irak pero tampoco pueden pagar el costo de tener a Bashar. El apoyo a Assad por parte del gobierno chiita de Irán enfurece a la mayoría sunita de Damasco. El conflicto ya se hizo religioso”.
Maruan Soto Antaki escribió lo anterior en su novela Casa Damasco, publicada en junio de 2013. Era el principio apenas, de la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.
La postura ante ésta terrible destrucción de un país entero, define quién es quién.
La represión a manifestaciones pacíficas, realizada por la Dictadura dinástica de Bashar al-Ásad, que comenzó con su padre Hafez al-Ásad en 1970, hasta su muerte el de 10 junio de 2000, después se realizó un referendo con 94.6 por ciento de participación y 99.7 por ciento de votos a favor de su hijo, ambos integrantes del Partido Baath Árabe Socialista. En sus inicios era una especie de PRI, pero al estilo sirio, gobernó esos 30 años bajo “estado de emergencia”.
Hoy además de ser una guerra religiosa, es una versión a lo bestia de la guerra fría.
Todas las potencias están metidas: Rusia, Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Además de Irán, Turquía e Israel. Las fuerzas de “izquierda” respaldan a la dictadura de Bashar al-Ásad. Lo mismo los integrantes del Foro de Sao Paulo al que pertenece Morena que el líder laborista británico Jeremy Corbyn, el aspirante presidencial demócrata en Estados Unidos, Bernard Sanders, todas las fracciones de Podemos de España y, por supuesto, Nicolás Maduro y la Cuba castrista.
La destrucción de las ciudades más importantes es peor que las de las ciudades europeas en la Segunda Guerra Mundial. Damasco está en ruinas. Ni Berlín ni Stalingrado sufrieron tal devastación.
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), en Siria 3 de 4 personas han dejado su hogar.
Hay más de 11 millones de personas que huyeron de sus hogares; 83 por ciento de las personas vive por debajo del umbral de pobreza y millones están en verdaderos campos de concentración, después de haber huido en lanchas de caucho por el Mediterráneo, otros cruzado los Balcanes, muchos más hacinados en las Islas griegas y millones de niños huérfanos, mutilados o muertos. Dentro de la misma Siria hay 11.7 millones de personas necesitadas, 6.2 millones de desplazados internos y 2 millones de niños y niñas sin acceso a educación.
Los horrores de ésta guerra apocalíptica están registrados en miles de imágenes. Recomiendo la película Nacido en Siria, un gran reportaje del viacrucis de unos niños, basado en hechos reales, es estrujante.
Proclamarse antistalinista, conmoverse leyendo El señor que amaba a los perros, de Padura, y apoyar dictaduras como la Siria es esquizofrénico.
Ante ésta tragedia no caben medias tintas. Se condena esa guerra gestada por una dictadura que se autonombra socialista y que se convirtió en una infernal guerra religiosa y una siniestra réplica de la guerra fría o se es cómplice de un “modelo” de disputa que puede llevar a toda la humanidad a la debacle.