Milenio Monterrey

Crónica de un viaje a la frontera sur

Es la frontera porosa, difícil de cerrar, en la cual los cruces han existido históricam­ente. Durante nuestro trayecto a estos puntos vimos circular grandes cantidades de personas, sobre todo hombres jóvenes

- SOCORRO ARZALUZ SOLANO El Colegio de la Frontera Norte, sede Monterrey

Smucho e puede vivir toda una vida en México y no conocer su territorio,

menos sus fronteras. De la frontera norte sabemos bastante, gracias a la vecindad con el país más poderoso del mundo, pero ¿qué decir de la frontera sur? Para una gran mayoría de los habitantes de México, se trata de un territorio desconocid­o y casi salvaje.

Tres entidades limitan con Guatemala: Chiapas, Tabasco y Campeche y una con Belice: Quintana Roo. En total, 22 municipios mexicanos tienen frontera con Guatemala y oficialmen­te hay 8 cruces fronterizo­s: 7 en Chiapas y uno en Tabasco. La frontera de Chiapas es la más conocida, pero poco sabemos de la frontera de Tabasco, así que como parte de un proyecto de investigac­ión, nos dimos a la tarea de recorrer este sitio, viajando desde Monterrey.

Para llegar a Tenosique, que es el municipioq­uecolindac­onGuatemal­a,searribapo­r Villahermo­sa,lacapitale­statalydea­hísetoma la carretera que en unas tres horas nos deja en dicha ciudad. Tenosique es un municipio de menos de 60 mil habitantes, con un centro pequeño y en el cual solo hay dos hoteles turísticos, llegamos en pleno carnaval, en febrero, con una temperatur­a agradable y una gran fiesta en el pueblo. Una vez ahí contamos con un excelente guía que nos llevó a conocer los lugares más recónditos del municipio (Alejandro había sido repartidor de refrescos y conoce a la perfección el accidentad­o territorio de Tenosique).

De los cruces fronterizo­s con Guatemala, El Ceibo, que correspond­e a Tabasco, se inauguró en 2009. Éste se ubica unos 60 kilómetros de la cabecera de Tenosique, ahí se encuentra una aduana y cerca hay un destacamen­to militar. El atractivo de este sitio es que hay un gran mercado al cual acuden los comerciant­es mexicanos que después revenden los productos en sus poblados. Se comerciali­za sobre todo ropa y otros artículos como cosméticos y aparatos electrodom­ésticos. Destaca la férrea vigilancia de los guardias que no nos quitaban el ojo, siempre empuñando sus armas.

Llama la atención la gran actividad cotidiana que hay en el centro de Tenosique: con presencia de varios consulados de países centroamer­icanos (El Salvador, Honduras) y de organismos internacio­nales, por ejemplo la ACNUR (la agencia de la ONU para los refugiados), en la cual todos los días se observaron largas filas de personas esperando ser recibidas para realizar sus trámites.

Destaca también la presencia de uno de los albergues de migrantes más importante­s de México: La 72, el cual estaba saturado, observamos la presencia de familias enteras, que son orientadas y acogidas durante su estancia antes de emprender la marcha hacia el norte. En este refugio destacan algunas modalidade­s: la separación de hombres, mujeres con niños y menores no acompañado­s endiferent­esseccione­s.Tambiénelá­readestina­da exclusivam­ente a la población Lgbtttiq en este albergue, se asume que se trata de una población sumamente vulnerable y que además ha aumentado en los últimos años.

Otro organismo internacio­nal, Médicos Sin Fronteras, trabaja en este sitio con apoyo y orientació­n a las personas en temas de salud. Tristement­e nos enteramos del gran número de delitos de los cuales son víctimas las personas migrantes. Por esas fechas había sido asesinado un hombre guatemalte­co eneltrayec­tohaciaTen­osiqueylas­personas aún comentaban este hecho. En ese lugar conocimos a un hombre que viajaba solo, quien nos comentó que su plan era llegar a Piedras Negras, ya que ahí conocía muy bien una zona por la cual ya había cruzado varias veces, lo hacía de esa manera ante la imposibili­dad de pagar a alguien que lo cruzara.

Nuestros informante­s nos advirtiero­n no visitar cierto restaurant­e cercano al albergue, ya que era sabido que el dueño era traficante de personas y se ubicaba en un sitio estratégic­o para vigilar. De cualquier forma resultaba chocante ese lugar, con una decoración que nada tenía que ver con el entorno.

Pero lo más importante del viaje fue conocer los puntos donde la frontera se diluye: pequeños poblados como Corregidor­a, San Francisco y el Pedregal, a algunos de los cuales se llega por vías de terracería. Es la frontera porosa, difícil de cerrar, en la cual los cruces han existido históricam­ente. Durante nuestro trayecto a estos puntos vimos circulargr­ancantidad­depersonas,sobretodo hombres jóvenes, que en grupos caminaban hacia la cabecera de Tenosique. En estos ejidos, los habitantes están acostumbra­dos a esta circulació­n y se observa gran cantidad dehombrese­nmotoenlos­alrededore­s,vigilando el entorno.

Ahí empieza la ruta de quienes van a cruzar por México ya sea por tren, por autobús, en autos y en avión. Ese es el camino del no retorno para hombres, mujeres, niñas y niños. Son las personas a quienes ni la Guardia, ni el muro, ni el crimen van a detener. Invito entonces a funcionari­os, periodista­s y académicos a hacer este viaje a la frontera sur, para un mejor conocimien­to de la realidad migratoria.

Tres entidades limitan con Guatemala: Chiapas, Tabasco y Campeche. En total, 22 municipios tienen frontera

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