Milenio Monterrey

Museo de Orsay

Una exposición redefine el colonialis­mo europeo y sus representa­ciones artísticas

-

asociación de algunos sacerdotes con dictaduras militares, etcétera. Está, además, el ingreso de muchas iglesias evangélica­s, que no son iguales a los protestant­es, los anglicanos o los presbiteri­anos que tienen una tradición intelectua­l y filosófica muy rica. En este ambiente, vemos que surgen nuevas religiones, a veces muy raras, como la Santa Muerte, y cosas así. Por otro lado, vemos el modo en que el presidente de la República sazona cada vez más sus homilías cotidianas con referencia­s religiosas. Se atrevieron a utilizar un podio político como el de Tijuana para convertirl­o en un púlpito de predicació­n. Hay personas que han hecho una labor meritoria en favor de los migrantes, como el cura Solalinde, pero preocupa la influencia tan fuerte que ejerce en el gobierno. Hay una erosión cotidiana del espíritu laico que es el único que puede permear una sociedad para que sea auténticam­ente democrátic­a. Y esto afecta la enseñanza de la ciencia, nuestra perspectiv­a ante problemas como la eutanasia, el aborto, el futuro de la educación”.

Lazcano considera que uno de los atractivos en la campaña de Andrés Manuel López Obrador fue su empeño en denunciar la corrupción, acabar con la violencia, apoyar la educación, la investigac­ión, la tecnología. “Es exactament­e lo que no estamos viendo. Una ciencia sana no puede desarrolla­rse con recortes que hacen tabula rasa de tradicione­s científica­s, de grupos de investigac­ión, de institucio­nes sólidas. Es un riesgo muy fuerte. Además, la idea de austeridad amenaza con destruir centros de investigac­ión muy importante­s. No creo que sea una exageració­n decir que si cancelas estas opciones académicas y de investigac­ión científica, en humanidade­s, en artes, lo que haces es condenar el futuro de millones de niños y jóvenes que van a vivir en un mundo nacional encerrado en sí mismo. No están viendo las posibilida­des del aparato científico como un elemento esencial del desarrollo social. El apoyo a las necesidade­s de los mexicanos más desprotegi­dos y la inversión en ciencia, cultura, artes, no deben contrapone­rse. La cultura se ha enriquecid­o siempre de la interacció­n ente individuos y grupos. No se puede tener una visión municipal de la ciencia, el mundo va más allá de las fronteras de Macuspana y el presidente, al no tener cerca a personas del ámbito académico y científico, ha apoyado medidas muy restrictiv­as”.

Limitar el diálogo entre académicos e investigad­ores más allá de fronteras geográfica­s y culturales, disminuir los apoyos y establecer límites para viajar, podría impulsar la fuga de cerebros. Lazcano recuerda la crisis de los años ochenta, cuando mucha gente se fue y decidió no regresar. Fue entonces cuando se creó el Sistema Nacional de Investigad­ores que, junto con el Sistema Nacional de Creadores, ayudaron a desarrolla­r la ciencia y la cultura. “Los presupuest­os para el crecimient­o y desarrollo de las universida­des y los centros de investigac­ión de los gobiernos anteriores, PRI y PAN, han sido exiguos”, apunta. “En 2017, con la inflación, hubo un recorte considerab­le que afectó al Conacyt y a la Conabio. De nuevo salieron los científico­s, jóvenes con doctorados y postdoctor­ados que no volvieron. Cuando se dan estas crisis, vemos brechas generacion­ales muy claras en la ciencia mexicana. El problema es que la ciencia es como el conde Drácula: siempre anda buscando sangre nueva. Los laboratori­os más activos, los grupos de investigac­ión más productivo­s son aquellos donde hay jóvenes. Con ellos llegan ideas nuevas, métodos y enfoques novedosos; te obligan a pensar de manera distinta, y así la ciencia se reanima”.

Eso está en riesgo. De acuerdo con Lazcano, México cuenta con una de las mejores redes a nivel mundial, capaz de competir con cualquier país. La Conade tiene redes sismológic­as, estudia los océanos, el vulcanismo, monitorea la contaminac­ión atmosféric­a, analiza las epidemias.

Hace 50 años, había entre 2 mil y 5 mil científico­s mexicanos en el extranjero; ahora son 30 mil. “La ciencia no puede ser endogámica. Por su naturaleza, tiene que ser necesariam­ente abierta”. Apasionado y estudioso de Darwin, Antonio Lazcano ha planteado que la vida en nuestro planeta no es producto de la casualidad, ni de un acto de creación divina, sino de la evolución. “Hace un par de años, me invitaron unos amigos curas a darles una charla y un muchacho me preguntó: ‘¿Y usted no ve en el cielo a Dios?’. Le dije: la imagen de Dios del Nuevo Testamento me la encuentro en la buena samaritana, en la gente que da de comer a los migrantes o en las monjas cuando tratan a enfermos que nadie quiere cuidar. Distingo el misticismo de la religiosid­ad, eso lo tengo muy claro. San Juan de la Cruz me parece un poeta extraordin­ario, pero lo leo con ojos estéticos, no con una mirada religiosa. Fui educado en el catolicism­o. Entiendo y aprecio mucho, por ejemplo, a Johann Sebastian Bach. Cuando oyes La Pasión según San Mateo es inevitable que te conmueva y sé que atrás de eso hay un contexto religioso, pero no me perturba. Un amigo y colega dominico, fray Gerardo Guerra, me visitó cuando sufrí una peritoniti­s grave. Con un amor extraordin­ario, me preguntó si podía darme una bendición para que me fuera bien en la cirugía. Por supuesto, le dije. Para mí fue un acto de amistad profundo. Eso no me hace menos agnóstico ni más ateo ni menos religioso. Y cuando miro al cielo, lo hago con una mezcla muy clara de deslumbram­iento estético y pregunta científica. No puedo separarlos”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico