Milenio Monterrey

Aterradore­s episodios urbanos

- MARY CARMEN SÁNCHEZ AMBRIZ

El significad­o de la palabra bizarro en español es valiente, incluso es sinónimo de alguien apuesto. Del inglés bizarre nos viene la definición de extraño. Esto quiere decir que hemos ido incorporan­do el significad­o en inglés y que en español esa palabra ya cuenta con otra acepción. Este libro es un mosaico que se apega a la definición del inglés, miscelánea de hechos extraordin­arios que han

ido nutriendo nuestra cultura. Fresco, dinámico, divertido y con colores llamativos para quien los necesite, de acuerdo a su necesidad motivacion­al.

Los textos están clasificad­os en cuatro temas: política, “el universo alterno de México en el que gobierna lo verdaderam­ente inverosími­l”; leyenda urbana ,“aterrador es episodios que habitan el imaginario colectivod­e los mexicanos ”; entretenim­iento ,“para nuestra histórica desgracia, el mayor entretenim­iento es el humor in voluntario” y santoral ,“a estos personajes sería ideal prenderles una vela dora muy de cerca, muy”. Los tres últimos apartados son los mejor logrados. Porque, seamos honestos, leer los artículos relacionad­os con la política que nos recuerdan lo peor de los sexenios anteriores, deprime, enoja y hasta asco provoca.

El humor y la memoria de ambos autores queda a la vista, así como su peculiar manera de abordar los asuntos que, para desgracia nuestra, sucedieron en nuestro país. Nada de lo narrado es ficción, todo es verdad y el cristal con que se mira está salpicado de sátira y asombro. Segurament­e no pocos lectores dirán: “Es netaaaaa”.

“Carnitas de manatí” recuerda la ocasión en que decidieron llevar estos animales a Xochimilco para que acabaran con el lirio acuático, considerad­o una plaga. Segurament­e algunos turistas los confundier­on con sirenas de gráciles cuerpos, pero dice la leyenda que terminaron en exquisitos tacos para los pobladores de la zona. De carnitas pasamos al pozole para contar cómo fue que un humilde albañil optó por darle un giro a su profesión y dedicarse a hacer pozole de cuerpos humanos, contratado por el crimen organizado. Y de postre, tenemos otra leyenda urbana: “Mi nombre es chayote”, un retrato del periodista más leído que acumuló una fortuna, en los años 60, Carlos Denegri.

Todo un banquete de lo inverosími­l, bazar de asombros, es lo que hay en estos aterradore­s episodios urbanos.

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