Stranger Things 3. La más retro y la mejor temporada hasta ahora
Este fin de semana pasé todo el sábado pegado a la tv para ver Stranger Things 3 en una sola sentada. Con solo ocho capítulos, no fue una misión difícil. Por el contrario, la tercera temporada de la creación de los hermanos Duffer tiene un ritmo impecable, momentos de terror auténtico, grandes dosis de humor y sobre todo un profundo clavado a la nostalgia ochentera.
Hace rato veía en YouTube una crítica de Gaby Meza a la serie y creo que aunque siempre concuerdo contigo, tus opiniones al respecto de Stranger Things esta vez no son tan acertadas por un mero gap generacional, creo que nacimos en distintas épocas y vivimos en distintos lugares.
Te cuento: para quienes vivimos en esa época, el mall o centro comercial, es parte esencial de nuestras vidas. Sobre todo para los que crecimos en frontera y tuvimos oportunidad de pasar nuestras infancias en los malls de McAllen, Laredo o Brownsville. La recreación de este lugar es más que impecable. Yo crecí con Orange Julius, con The Gap, con Waldenbooks, mis discos los compraba en Sam Goody, y muchas veces me metí al cine a distintas salas pagando un solo boleto. El centro comercial era ese lugar mitad alfombrado, mitad piso de cerámica horroroso, en el que te sentías seguro con tus amigos, pero que al mismo tiempo ofrecía un sentido de amenaza implícita en el food court en donde se re
unían las pandillitas, los rebeldes, y también los criminales.
El que el monstruo invada este lugar preciado no es más que una brillante idea de llevar aquel temor cuando uno salta de la adolescencia a la juventud, de forma exagerada. Es una metáfora si quieren verlo así. Y el humor es impecable, los personajes de Winona Ryder y David Harbour existen meramente para eso.
Mi único pero hacia la tercera temporada es que Mike, Eleven, Dustin, Lucas, Will y Max ya no son niños. Y resulta un poco ridículo verlos vestidos como si tuvieran 10 años cuando ya son adolescentesyestoesloqueesperaríaver en la cuarta temporada.