De fiscal a investigado
Originalmente este artículo iba a tratar de otro tema, pero por la tarde en la redacción de noticieros nos sorprendió el sobresalto de una noticia; una orden de aprehensión contra el abogado Ernesto Canales Santos.
La historia del ex subprocurador anticorrupción es algo sin precedentes en el estado, por ir del cielo al suelo.
Nadie antes había pasado de ser el zar anticorrupción a enfrentar una orden de aprehensión girada por un juez de lo penal en la Ciudad de México como probable responsable del delito de administración fraudulenta.
La denuncia es el caso viejo y millonario que persigue a Canales desde marzo de 2012, cuando Paula Cusi, viuda de Emilio Azcárraga, lo acusó ante las autoridades capitalinas de haberse quedado con 6 millones de dólares producto del litigio que mantenía por el testamento del fundador de Televisa.
Ahora es prófugo de la justicia porque la orden, emitida el 24 de junio y dirigida a la procuradora Ernestina Godoy, incluye este fragmento: “Gire sus apreciables órdenes a quien corresponda a efecto de que elementos a su cargo se aboquen a la búsqueda, localización y aprehensión de Ernesto Canales Santos y César Gerardo Francisco García Méndez (su socio)…”.
Al ser detenidos serán internados en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente de la Ciudad de México.
Por eso el guión de esta historia parece escrito por sus perseguidos, que ahora podrían pasar a ser victimarios.
Muy lejos quedó el tiempo de la Operación Tornado, de aquellas conferencias punzantes en que Canales se llenaba la boca diciendo que iban a “cimbrar al estado”, que “Rodrigo Medina, Emilio Rangel, Rolando Zubirán, Rodolfo Gómez Acosta y otros iban directo a la cárcel”.
Ernesto no es un improvisado, sabe lo que hace y, aunque no goza de gran prestigio, más bien de fama, tiene relaciones para saber por anticipado lo que pasaría; por eso tal vez no pasó nada en el proceso de transición y abandonó los casos que llevaba con singular fiereza.
Así es como se da un capítulo más de esta historia fallida de “lucha contra la corrupción en Nuevo León”, mala suerte para todos los ciudadanos que creyeron que sería diferente. Todo quedó en retórica emocionante, en discursos estridentes, muy al estilo de aquellos gobiernos que al sentarse en la silla siguen en campaña, pero que con el tiempo van gastando su “capital político” ganado en las urnas.
No da gusto lo que ocurre con Canales, porque aunque son sus problemas y no los del estado, y aunque no provengan de su ejercicio como ex funcionario público, desaniman a quienes dedicaron horas de trabajo a esta lucha estéril.
Si es culpable o inocente, la justicia lo dirá, es cosa de particulares, es cosa que será juzgada.
Pero en lo que respecta a la historia de este gobierno, aún en funciones, aquella promesa de hacer historia, aquel Tornado se volvió un simple vientecillo; en todas sus letras: un fracaso.
Todo quedó en retórica emocionante, en discursos estridentes...